lunes, 13 de julio de 2020

Solo tengo 5 panes y dos peces


Solo tengo 5 panes y dos peces

“Cuando alzó Jesús los ojos, y vio que había venido a él gran multitud, dijo a Felipe: ¿De dónde compraremos pan para que coman éstos? Pero esto decía para probarle; porque él sabía lo que había de hacer. Felipe le respondió: Doscientos denarios de pan no bastarían para que cada uno de ellos tomase un poco. Uno de sus discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro, le dijo: Aquí está un muchacho, que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos; mas ¿qué es esto para tantos? Entonces Jesús dijo: Haced recostar la gente. Y había mucha hierba en aquel lugar; y se recostaron como en número de cinco mil varones. Y tomó Jesús aquellos panes, y habiendo dado gracias, los repartió entre los discípulos, y los discípulos entre los que estaban recostados; asimismo de los peces, cuanto querían.” Juan 6:5-11
Y con solo esos 5 panes y dos peces, Jesús puede hacer que sobre y que abunde. ¿Cuáles son tus 5 panes y tus dos peces? ¿Qué tienes en tus manos? Tu carrera, tu profesión, tu negocio, o incluso no tienes nada, Él puede llenarlo y multiplicarlo todo, pero de seguro, algo tienes, al menos tu necesidad.
Se trata entonces de que dispongamos lo poco o mucho que tenemos para que, en las manos de Jesús, sea multiplicado y todos los que están a tu alrededor, tu familia, tu cónyuge, tus amigos, coman y se sacien. Por supuesto no se trata de alimento físico, sino de colocar al servicio de Cristo, todo lo que tienes y aun lo que te falta, para que Él o lo llene o lo encause para sus propósitos que son más grandes, más loables y verdaderos que los que nosotros podríamos tener y como consecuencia, estos se conviertan en verdadero alimento, verdadera bendición para los que te rodean.
La mejor disposición de nuestro corazón surge cuando nos despojamos de lo que tenemos y lo entregamos en manos de Jesús para que lo use para cumplir la buena, agradable y perfecta voluntad de Dios. Hermanos, tengamos el sentir que tuvo Cristo, que se despojó así mismo para morir por nosotros en la cruz, sin mirar cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros (Filipenses 2:4-11) y empecemos desde hoy a disponer de nuestros dones, talentos y trabajo, para que Dios sea glorificado por el conocimiento de Cristo que ellos permitirán. Oración.
«Solo tengo Señor, 5 panes y dos peces, lo que me has dado, eso mismo lo entrego en tus manos para que tú lo multipliques, lo uses de acuerdo con tu voluntad y sacies del conocimiento de tu Palabra que requiere el mundo entero. Todos estamos hambrientos y sedientos de tu Palabra; que lo poco que tengo sea para que muchos te conozcan. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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domingo, 12 de julio de 2020

SERVID DE CORAZÓN, CRISTO TE RECOMPENSARÁ


SERVID DE CORAZÓN, CRISTO TE RECOMPENSARÁ

“Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís”, Colosenses 3:23-24
Habitualmente nuestra vida se ha desarrollado frente a otras personas y siempre hemos actuado de acuerdo al criterio o al proceder de los demás; pues nacimos con un instinto de preocuparnos sobre lo que los demás piensan de nosotros y buscamos su aprobación; Pablo conocía esta debilidad y naturaleza humana por eso muy apropiadamente en varias de sus cartas repitió este mensaje: “no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios; sirviendo de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres”, (Efesios 6:6-7). Pablo nos exhorta a hacer la voluntad de Dios, de todo corazón y no servir únicamente porque nos están observando.
Tal vez no tengamos que rendir cuentas a alguien aquí en la tierra, pero el Señor Jesús ve cuán digno y honrado es nuestro trabajo donde quiera que lo hagamos, pues finalmente tendremos que responder ante Él y Él nos dará sus recompensas de acuerdo a lo que merezcamos. La Biblia dice: “He aquí que Jehová el Señor vendrá con poder, y su brazo señoreará; he aquí que su recompensa viene con él, y su paga delante de su rostro”, (Isaías 40:10).
La frase: “hacedlo de corazón, como para el Señor” es un mensaje liberador ya que, si hago todo de corazón para el Señor, todas las ambiciones de impresionar a los demás se irán y mi propósito será agradar a Dios.
Hermano nunca olvidemos que al Señor servimos, él nos ha dado oportunidades de trabajar, y nuestro trabajo es una prueba de amor hacia él si lo hacemos de corazón y él nos sorprenderá con sus gloriosas recompensas.  Oración.
"Amado Dios, en todo lo que hago a diario no busco los aplausos del mundo, sino el agradarte a ti, haciendo mis tareas de todo corazón, delante de tus ojos y para la gloria tuya. Te serviré Señor con todo mi amor, como tu siervo, pues tus recompensas y galardones grandes son. Gracias Señor. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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sábado, 11 de julio de 2020

La ley y la gracia. Parte 2


La ley y la gracia. Parte 2

“anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.” Colosenses 2:14-15
La esencia de la gracia es proveer, pero la de la ley es demandar. Con la gracia Dios proveyó de justicia para que el hombre la recibiera, por medio de la fe en su hijo Jesucristo, quien murió para satisfacer la justicia de Dios y pagar la deuda que la ley demandaba ante nuestros pecados.
Entonces, ¿ahora no cumplimos la ley? Claro que si, la ley del amor, pues el que ama a su hermano no le hace daño, el que ama a Dios le obedece. Ese gran amor fue puesto en nuestro corazón por el Espíritu Santo, el Señor mismo, nos dio un nuevo corazón y con tinta de su sangre preciosa, escribió en nuestros corazones sus leyes para que las cumpliéramos no por esfuerzo humano sino por el poder de su gracia, como dice la escritura ante el cumplimiento de esta promesa: “Este es el pacto que haré con ellos, después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, Y en sus mentes las escribiré, ” (Hebreos 10:16).
Entender esta gracia, este don de Dios, nos lleva hacia la libertad del pecado, pues el dejar lo malo y hacer lo bueno, no es posible sin Cristo, debemos volver por lo tanto a Cristo y aceptar el regalo de su justicia, ¡esta es la buena noticia!  Oración.
«Mi Dios y mi Salvador, cuán agradecido estoy, si tu moriste en la cruz, yo morí también a mi pecado, si tú resucitaste, yo también resucité y ahora tengo vida eterna por fe en tu nombre, precioso regalo, don maravilloso que anhelo compartir en amor, con mi prójimo. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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viernes, 10 de julio de 2020

La ley y la gracia. Parte 1


La ley y la gracia. Parte 1

“No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo.” Gálatas 2:21
“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.” Efesios 2:8-9
La ley de Dios nos revela lo que es pecado, y lo que es a la verdad santa, el mandamiento santo, justo y bueno. Pero como seres humanos en nuestra propia naturaleza pecaminosa, no podemos cumplir la ley, (Romanos 7:7-24); y si no la podemos cumplir, entonces somos condenados por esta ley que es para nuestro bien. El pecado que mora en nosotros se aprovecha del mandamiento y nos hace deudores de ella, como explica el apóstol Santiago de manera contundente: “Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos.” (Santiago 2:10).
Así que, como no podíamos cumplir esta ley debido a nuestra naturaleza de pecado, pues en la práctica, no hacemos el bien que queremos hacer sino el mal que no queremos, entonces el Señor Jesucristo tomó toda la deuda que teníamos por no cumplir la ley y la pagó en la cruz del calvario, “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.” (2 Corintios 5:21).
Y este conocimiento, ¿a qué nos lleva? ¿Cuál es el efecto práctico de esta verdad, si la aceptamos en nuestra vida? Pues a que vivamos ahora, por fe en aquel que nos amó y se dio así mismo por nosotros, porque dice la escritura “Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.” (Romanos 1:17).
Este es el resultado de la gracia de Dios, nuestra salvación por medio de la fe en Cristo Jesús y una vida nueva que podemos aceptar, y empezar hoy mismo.  Oración.
«Padre, cuando mis pecados desmoronaban mi ser, tú me rescataste de mi vana manera de vivir y me diste vida en Cristo, tu gracia me capacita para seguir adelante, obedeciendo tu Palabra por amor a tu nombre. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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jueves, 9 de julio de 2020

El arrepentimiento verdadero Parte 2


El arrepentimiento verdadero Parte 2

“y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.” Lucas 24:46-47
No hay arrepentimiento sin la Cruz, sin Cristo, lo que muchas veces pasamos por alto cuando leemos las escrituras, es que es “en su nombre”, lo cual quiere decir que no se está condenando al pecador, sino que se le está invitando a la cruz a morir a su vieja naturaleza de pecado y a resucitar juntamente con Cristo.
Dios nos muestra su gran amor en Cristo, en que, siendo aún pecadores Cristo murió por nosotros (Romanos 5:8). Y esta noticia nos conmueve, nos lleva de rodillas ante Él, por esto son las buenas nuevas: “que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.” (2 Corintios 5:19)
Arrepentimiento sin gracia es remordimiento, es religión, porque es tratar de apartarse del pecado en nuestra propia fuerza. Solo por la gracia de Cristo, se nos da un corazón y un espíritu nuevo. Dios coloca a su Santo Espíritu en nosotros para darnos amor, poder y dominio propio, para que no sirvamos a los deseos de la carne, para que el pecado no tenga ningún poder en nuestra vida y tengamos la capacidad de poner en práctica sus preceptos (Ezequiel 36:26-28) y como consecuencia, podamos cumplir la ley del amor: que nos amemos los unos a los otros, como Cristo nos amó. (1 Juan 4:7) Oración.
«Mi Padre amado, me rindo ante tu majestad, ante tu gran amor que mostraste por medio de Cristo en la cruz, quiero hoy acercarme no por mis propias obras de justicia, sino en la fe de Cristo, y adorarte, descansar en tu gran amor que me renueva, me restaura y me da la fuerza para seguir el camino a pesar de todas las dificultades. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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miércoles, 8 de julio de 2020

TENIENDO LA MENTE DE CRISTO


TENIENDO LA MENTE DE CRISTO

“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”, Filipenses 4:8
Es sorprendente la manera sutil y casi imperceptible como el mundo actual, con los medios de comunicación y las redes sociales, nos adoctrinan hacia una manera de pensar trivial y llena de impurezas, llevándonos a pensamientos, sentimientos y actitudes deshonrosas; como creyentes no podemos desenfocarnos del verdadero propósito para el cual Dios nos creó.
La Biblia muestra que nuestro corazón es engañoso y es malo, por tanto fácilmente podemos ser arrastrados a la corriente del mundo, si no ponemos un guardián en nuestro cerebro y nuestro corazón que deseche lo inmoral y deshonroso. Pablo se preocupa de que nuestros pensamientos deben estar enfocados de manera sana y segura, ya lo había expresado: renueven su mente, no se acomoden a la corriente de este mundo, pues para Dios es importante que sus hijos vivan en la plenitud de su voluntad agradable y perfecta, por eso Él nos dio el privilegio de una mente capaz de encaminar todo pensamiento hacia esta plenitud.
Pablo define en este verso la mente de Cristo, pues Cristo es la Verdad, la honestidad, el único Justo, puro, amable, misericordioso, compasivo y Él es aquel a quien debemos alabar y adorar. Ahora la Biblia nos dice: “Más nosotros tenemos la mente de Cristo” (1 Corintios 2:16b) es decir que todo aquel que ha confesado que Jesús es su Señor y Salvador poseen su mente, esto significa que deberíamos pensar como él piensa, amar como él ama, valorar como él lo hace y ser transformados a la manera de Jesús.
Por tanto “Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos” (Isaías 55:7), o sea nuestros pensamientos deben estar enfocados en aquello que aporta a una vida abundante; no podemos tener la mente de Cristo si no nos educamos en tener una mente pura y una vida de oración.  Oración.
"Amado Dios, ayúdame a renovar cada día mis pensamientos, para que mi mente se enfoque en todo lo verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre. Quiero hacer tu voluntad y glorificar tu nombre a la luz de tu Palabra. Te amo Señor. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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martes, 7 de julio de 2020

El arrepentimiento verdadero Parte 1


El arrepentimiento verdadero Parte 1

“Se acercaban a Jesús todos los publicanos y pecadores para oírlo, y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo este recibe a los pecadores y come con ellos. Entonces él les refirió esta parábola, diciendo: «¿Qué hombre de vosotros, si tiene cien ovejas y se le pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto y va tras la que se perdió, hasta encontrarla? Cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros gozoso, y al llegar a casa reúne a sus amigos y vecinos, y les dice: “Gozaos conmigo, porque he encontrado mi oveja que se había perdido.” Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento.” Lucas 15:1-7
El buen pastor es Jesús. Cuando estábamos perdidos y esclavos del pecado, Él dio su vida por nosotros, para hacernos libres por medio de la fe en Él. (Romanos 5:8)
Vemos en este pasaje cómo se arrepintió la oveja. El buen pastor la buscó, la encontró, la cargó en sus hombros, la llevó a casa, hizo una celebración y la oveja descansó en Él. Esto lo reitera en su Palabra cuando dice: “Venid a mí, todos los que estáis cansados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28)
El arrepentimiento verdadero es arrepentimiento hacia Dios, a volver a Él por medio de la fe en Cristo (Hechos 20:21), pues los que se acercaban a Él, eran pecadores y publicanos que le escuchaban y sus vidas eran transformadas por la fe en Él y en la Palabra que les predicaba. “Metanoia”, la Palabra griega para arrepentimiento, alude a un cambio de dirección radical, a un cambio de la forma de pensar y este cambio de mentalidad viene cuando escuchamos a Cristo y aceptamos su Palabra. ¿Hacia donde vamos a cambiar de dirección en nuestra vida sino conocemos el camino, si nadie predica del camino verdadero, que es Jesús, o si nadie envía a los que tienen esta buena noticia? (Romanos 10:14).
Así que, al escuchar la buena noticia de salvación por medio de la fe en Cristo, del perdón de pecados, vayamos a Jesús, descansemos en Él, en su gracia, no ignoremos ni tengamos por poco las riquezas de su bondad, paciencia y magnanimidad, ignorando que la bondad de Dios nos guía al arrepentimiento (Romanos 2:4).  Oración.
«Gracias mi Pastor celestial Jesucristo, porque viniste a buscarme y cuando aún yo era pecador, moriste en la cruz por mis pecados y resucitaste para darme vida eterna y vida en abundancia, en tu gracia quiero descansar, refugiarme en tus brazos de amor y anunciar a otros la buena noticia de Salvación por medio de la fe en tu nombre. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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