jueves, 5 de diciembre de 2019

Cara a cara con Dios


Cara a cara con Dios

“Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido. Entonces Jacob le preguntó, y dijo: Declárame ahora tu nombre. Y el varón respondió: ¿Por qué me preguntas por mi nombre? Y lo bendijo allí. Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar, Peniel; porque dijo: Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma.”
Han pasado veinte años desde que Jacob huyó de su hogar en Beerseba donde su vida había sido amenazada por su hermano Esaú. Estos años habían sido años de adquisición: rebaños, hacienda, esposas, hijos. Aun así había algo que lo hacía sentir vacío. Jacob ahora está en su camino de regreso al hogar y se encuentra cara a cara con Dios.
Jacob cambió de carácter. Su nombre fue cambiado de “Jacob”, que quiere decir falso, tramposo, a “Israel”, que significa un príncipe con Dios. De ahora en adelante Jacob tendría que vivir a la altura de su nombre. Hasta ese momento había sido un hombre torcido, siempre tratando de arreglar las cosas en provecho propio.
A ti y a mí, Dios nos ha cambiado de nombre, nos ha llamado: “Hijo mío, hija mía eres tú” ¿vivimos a la altura de ese nombre?
Jacob experimenta un nuevo poder. Su nuevo nombre de Israel implica que él evidentemente Jacob recibió el poder de Dios. Cada nueva experiencia espiritual trae una comprensión mayor del poder de Dios en nuestra vida.
Jacob experimentó una nueva bendición: “Y lo bendijo allí”. A menudo de las crisis en nuestra vida surgen las bendiciones más grandes de parte de Dios.
Todo lo que Dios se propone y lleva a cabo en la vida de su pueblo está preparado para bendecirlo. Sus caminos pueden parecer extraños y difíciles de entender, pero su propósito es bendecirnos.
Jacob aprendió que los planes de Dios son mejores que los que el hombre forja por su propia cuenta. Aprendió que la providencia de Dios es lo que el hombre necesita, por eso dijo: “Vi a Dios cara a cara y fue librada mi alma”.
Cada vez que nos colocamos cara a cara con Dios tenemos la posibilidad de un cambio en nuestro carácter, un nuevo poder dentro de nosotros, una nueva bendición y una nueva experiencia en el aprendizaje. Oración.
Padre Amado, mi encuentro contigo es real y allí he mirado tu infinita misericordia, tu gran amor y gran perdón a mi pecado, he experimentado un cambio desde lo más profundo de mi ser, me has colmado de tu bendición. Gracias Señor por ese encuentro cara a cara contigo cada día. Te amo Señor. Amen. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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miércoles, 4 de diciembre de 2019

Jehová es la fortaleza de mi vida


Jehová es la fortaleza de mi vida

“Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme? Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos, para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron. Aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón; aunque contra mí se levante guerra, yo estaré confiado”, Salmo 27:1-3
En la Biblia encontramos dos formas de temor, el uno es el temor del Señor, el cual es beneficioso y debe ser avivado, pues es un temor reverencial a Dios, es un reconocimiento de todo lo que Él es. El temor del Señor conlleva muchas bendiciones. En Proverbios 19:23 dice, “El temor de Jehová es para vida, y con él vivirá lleno de reposo el hombre; no será visitado del mal”.
No obstante, el segundo tipo de temor mencionado en la Biblia es perjudicial y debe ser superado pues no es beneficioso en absoluto. Este es el “espíritu de cobardía” mencionado en 2 Timoteo 1:7 donde dice, “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder de amor y de dominio propio”. Es decir, que este miedo no viene de Dios, ni la voluntad de Él es que estemos afligidos y llenos de temores.
Cuenta la Biblia que el éxito de David en la guerra contra los filisteos provocó la envidia del rey Saúl, y mientras David tocaba el arpa, un espíritu maligno se apoderó de Saúl, e intentó clavarlo con la lanza, pero David la esquiva, de modo que la lanza quedó clavada en la pared y David tuvo que huir.
En estas circunstancias, ¿quién no siente miedo? David huye del palacio y de la ciudad. Sabe que el rey ha determinado quitarle de en medio y que no hay ningún lugar seguro en Jerusalén. Pero David lleva sus miedos al Señor, y proclama: «Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida».
Este Dios, que se llama Jehová, «yo soy el que soy», es el que te buscó, él que envió a su Hijo para llamarte, y te dio el perdón y la vida eterna, si has creído en Él.
Cuando sabes y conoces que Jesucristo te ama y dio su vida por ti, entonces sabrás que Él es la fortaleza de tu vida y no habrá enemigo que te pueda hacer frente. Oración.
Señor, a veces he tenido miedos profundos, temores reales y no reales que han sido tormento a mi existir, pero tú llegaste a mi corazón, fuiste mi luz y mi salvación, fuiste la fortaleza de mi vida, desechaste mis temores y hoy puedo proclamar a viva voz que aunque se levante guerra contra mí, yo estaré confiado, porque Jehová es la fortaleza de mi vida. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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martes, 3 de diciembre de 2019

Jesús dijo: Confiad en mí


Jesús dijo: Confiad en mí

“Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”, Juan 16:33
Hay momentos de la vida, donde todas las cosas nos salen mal y sólo vemos un callejón sin salida, entonces viene a nosotros la angustia y el desespero, y fácilmente olvidamos su Palabra. Jesús no nos prometió ausencia de problemas, por lo contrario, nos dijo, que tendríamos tribulaciones, pero en medio de ellas, Él nos prometió que tendríamos paz, y es esa paz que la razón no la puede entender, ni explicar, porque sólo proviene de la confianza en Jesucristo.
Desde tiempos antiguos Dios nos ha dicho: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia” (Isaías 41:10). Este verso revela que Dios está listo, atento, y presente en nuestras circunstancias, está para ayudarnos a todos aquellos que depositamos nuestra confianza en Él.
Es cierto, vivimos tiempos difíciles donde la influencia del mundo y de Satanás es a veces desenfrenada y dolorosa, pero recordemos la promesa que Dios hizo a los que toman el escudo de la fe y mantienen vivo el fuego de su Espíritu, para apagar todos los dardos de fuego del maligno. Estamos persuadidos de que la única fuente de aliento verdadero, es la Palabra de Dios. Una palabra suya es suficiente para llenarnos de nuevas fuerzas. Tu día puede estar siendo difícil, pero recuerda las cosas que Dios te ha dicho y que aún tiene por decirte.
Hermano, Dios te dice: “Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti. Porque yo Jehová, tu Dios, el Santo de Israel, soy tu Salvador”. (Isaías 43:2-3ª).  Oración.
Amado Padre, hoy me aferro a tu Palabra, la cual es aliento y fortaleza a mi vida. Grabo tus dichos en mi corazón, pues tú me sostienes con tu diestra victoriosa y me das tu paz, aún en medio de las aflicciones. Señor confío en ti, y no temeré mal alguno porque tú estás conmigo. Te amo Señor, amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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lunes, 2 de diciembre de 2019

Con Dios todo tiene sentido


Con Dios todo tiene sentido

«Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar; tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar; tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar; tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar; tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar; tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz. ¿Qué provecho tiene el que trabaja, de aquello en que se afana? Yo he visto el trabajo que Dios ha dado a los hijos de los hombres para que se ocupen en él. Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin».
A veces nos enfrascamos en la rutina diaria y pensamos que los días pasan sin sorpresas, sin nuevas expectativas, esto nos sucede cuando perdemos el norte y olvidamos que cada día para Dios tiene un propósito. Nos olvidamos de Dios, pero Él jamás se olvida de nosotros, aunque esté silencioso, está cuidándonos en silencio. Comprendamos que “todo tiene su tiempo”, este es el tiempo de plantar, edificar, abrazar, guardar, amar… Si alguna vez nos sentimos sin sentido, recordemos que nuestras vidas son de infinito valor para Dios y que su Presencia está siempre con nosotros cuidándonos. Descubramos en esa relación personal e íntima que tenemos con Dios cada día, cuál es su voluntad para nosotros, entonces sabremos que en las manos del Señor no hay vidas estériles, hay mucho que aprender y hacer. Cuando dejemos de pensar un poco en nosotros mismos y coloquemos nuestra mirada en los demás, entenderemos que cada día nos ofrece una oportunidad de servir y dar de lo que somos y tenemos. Es tiempo de amar, plantar, curar, edificar… no lo desperdiciemos. Oración.
Amado Jesús, ayúdame a encontrarle sentido a cada día de mi vida, entendiendo que separado de ti nada puedo hacer, gracias porque soy importante para ti y me has escogido para hacer tu voluntad en este mundo. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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domingo, 1 de diciembre de 2019

Dios nos seduce con cuerdas de amor


Dios nos seduce con cuerdas de amor
“Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en él, y él en Dio
s”, 1 Juan 4:16b
Cuando el hombre trata de definir a Dios, generalmente lo hace en términos humanos, concibiéndolo conforme a las pasiones egoístas de su corazón, pero cuando Juan proclama “Dios es amor”, está haciendo una declaración del carácter de Dios, pues es el más importante de sus atributos: el amor.
La Biblia nos muestra las más extraordinarias manifestaciones del amor de Dios por su pueblo, en Oseas 11:1-2 dijo: “Cuando Israel era niño, yo le amé, y de Egipto llamé a mi hijo. Cuanto más los llamé, tanto más se alejaron de mi presencia”. Aquí el profeta dulcemente muestra la mente y los pensamientos más profundos e íntimos del corazón de Dios. El profeta continúa diciendo: “Yo con todo eso enseñaba a andar al mismo Efraín, tomándole de los brazos; y no conoció que yo le cuidaba. Con cuerdas humanas los atraje, con cuerdas de amor; y puse delante de ellos la comida” (Oseas 11:3-4). Nos describe la imagen de un padre abnegado y amoroso que cuida a su hijo durante esos indefensos primeros años, tomándole de los brazos y ayudándole en sus primeros pasos. ¡Qué afecto, entrega, cuidado y cariño!
Esas manifestaciones de amor se sellaron en Juan 3:16 que dice: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, más tenga vida eterna”. El amor es entrega y Dios entregó en sacrificio a su Hijo Único para que nosotros, los que ponemos la fe en Él, estemos toda la eternidad en su presencia. Este es un amor asombroso, y somos nosotros quienes decidimos disfrutar de ese amor o rechazarlo, y aun así, Dios nos sigue llamando y todo lo que tenemos que hacer es aceptar su amor en la persona del Señor Jesucristo. Oración.
Amado Padre, cierro mis ojos y vuelvo al vientre de mi madre, convencido que tú diste el soplo de mi vida y esperas mi nacimiento para tomarme de la mano y enseñarme a caminar. Me has tomado en tus brazos y sobre tus hombros me has cuidado. Qué amor tan perfecto y sublime es el que tú das, gracias mi amado Dios. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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sábado, 30 de noviembre de 2019

Muéstranos Señor el camino a seguir


Muéstranos Señor el camino a seguir
“Muéstrame, oh Señor, tus caminos; Enséñame tus sendas. Encamíname en tu verdad, y enséñame, Porque tú eres el Dios de mi salvación; En ti he esperado todo el día., Salmos 25:4-5
Para conocer el camino que debemos seguir, necesitamos la guía de Dios, por lo tanto, reflexionar en sus preceptos y considerar sus caminos escritos en la Biblia, es fundamental para transitar la vida por el camino correcto, como se explica en Salmos 119:15. Pero muchas veces nos desviamos, tomamos una ruta equivocada, porque navegamos sin mapa, sin GPS y sólo vamos tomando la dirección que nuestros sentidos o conveniencias personales nos digan, ¿no será mejor consultar a quien sabe y conoce el camino por el que debemos andar?
Si consideramos la vida como un viaje, en el que día a día debemos tomar un ruta, donde abordamos un barco para llegar a un destino, tendríamos más cuidado de saber no sólo cómo navegar sino qué dirección tomar, usando los instrumentos adecuados; en la práctica, Dios nos ha dado varias herramientas para que no nos perdamos: su Palabra, la oración, la alabanza, la comunión con nuestros hermanos y su Santo Espíritu que nos guía conforme a su verdad.
Tenemos todos los elementos, pero debemos ponerlos en acción por medio de la fe. Practicar un devocional diario y constante reúne estos elementos para que escuchemos a Dios antes de iniciar cualquier actividad, confiemos en Él, pongamos en práctica su Palabra y esperemos que Dios nos muestre el camino por donde debemos andar (Salmos 143:8).
Todos sus caminos son de bendición, llenos de misericordia y verdad para los que ponen en práctica su Palabra (Salmo 25:10). Dios no sólo está dispuesto a enseñarnos sino que también nos promete bienestar, protección, sacarnos de toda aflicción y muchas más recompensas (Salmo 25:13-17), por lo tanto, demostremos toda confianza y mantengamos una vida devocional que nos lleve a ser guiados por el camino correcto en cada viaje diario de la vida. Oración.
Señor, tú me das todas las herramientas para no desviarme del camino, ayúdame a mantenerme fiel y constante, creciendo en tu Palabra y colocando en acción todas las cosas que me has dado para crecer y recibir dirección. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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viernes, 29 de noviembre de 2019

No somos como el resto del mundo


No somos como el resto del mundo

 “Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo. Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad. Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste”.
Frecuentemente en la vida ocurren situaciones que piden una decisión de nuestra parte, y siempre tenemos muchas opciones, pero solo una forma correcta de proceder delante de Dios. Si voy tarde al trabajo y mi jefe me pregunta porque llegué tarde la única forma correcta de proceder es decir la verdad: me levanté tarde, lo correcto sería levantarse temprano, pero la mentira siempre está delante de nosotros.
En nuestra vida cotidiana se dan todas estas situaciones en las que deberíamos honrar al Señor. Si se da cuenta en el ejemplo anterior, la mentira resultó de algo que sabiendo previamente que no debo hacer, aun así, lo hice; el pecado siempre llama más pecado y Dios no se hace el ciego ante ellos como si lo hace el mundo. El Señor Jesús oró por nosotros que hemos creído en él, para que seamos guardados del mal.
Desde la próxima y cada decisión que tomemos sea grande o pequeña, hagamos exactamente lo que Dios dice, no lo veamos como nuestro Dios grande para unas, cosas, pero el que no interviene en otras, esto claro, requiere tener a Dios como una prioridad real en nuestra vida. Finalmente, si creemos que somos sus hijos, decidamos ya no vivir de cualquier manera sino a su manera. Santifiquémonos en su verdad; su palabra es verdad. Oración.
Señor, tú me escogiste para andar en tu camino, tú me viste primero y decidiste que yo iba a ser tu hijo e iba a ser salvo. Quiero corresponder, ya no quiero servir en tus filas y al mismo tiempo en las del mundo, que sea mi anhelo vivir por ti y para ti sin ningún reparo, santificado en tu verdad. Amen. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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