sábado, 23 de noviembre de 2019

Doblar rodillas ante Dios


Doblar rodillas ante Dios

“Y él se apartó de ellos a distancia como de un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró, diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Y se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle. Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra.”, Lucas 22:41-44
No hay una posición física más aceptable que otra para Dios, cuando oramos, pero sí una disposición y una actitud que le agrada cuando vamos a su presencia: que arrodillemos nuestro corazón, dejando todo orgullo, que vayamos con un corazón arrepentido, porque el Señor no desprecia a quien con sinceridad se humilla y se arrepiente (Salmo 51:17).
Esta humillación, no es el concepto humano de ofensa, sino el de ir con humildad ante Dios y reconocer nuestra necesidad de Él y nuestro pecado, porque Dios anhela que doblemos todo orgullo, que lo adoremos con pleno conocimiento de quién es Él, de su santidad, poder y su gran amor; por esto se revela a sí mismo a través de la Palabra de Dios, la cual nos va enseñando a reconocerlo en todos nuestros caminos, a no creernos sabios ni entendidos en nuestro propio entendimiento.
Entonces, arrodillarnos ante Dios se trata de reconocer que Él no mira lo que miramos nosotros sino que conoce nuestro corazón (1 Samuel 16:7) y mira nuestra actitud hacia el prójimo, si verdaderamente le hemos perdonado la ofensa (Mateo 6:14,15), si de verdad pedimos con fe (Santiago 1:6) y conforme a su voluntad (1 Juan 5:14), además, si lo que pedimos es sin egoísmo (Santiago 4:3), si igualmente tratamos a nuestra esposa con ternura y dignamente (1 Pedro 3:7), para que nuestra oración no sea estorbada y si reconocemos con humildad cuando fallamos ante Él (Lucas 18:9-14). Luego de este autoexamen, podemos contestar si nos estamos, verdaderamente, arrodillado ante Dios. Oración.
Señor, vengo ante ti con corazón contrito y humillado, reconociendo mi necesidad de ti, pero también te pido que me muestres todo aquello que no te agrada de mí y me des la fuerza para dejarlo. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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viernes, 22 de noviembre de 2019

Dios usa nuestras vidas


Dios usa nuestras vidas
«Acab dio a Jezabel la nueva de todo lo que Elías había hecho, y de cómo había matado a espada a todos los profetas. Entonces envió Jezabel a Elías un mensajero, diciendo: Así me hagan los dioses, y aun me añadan, si mañana a estas horas yo no he puesto tu persona como la de uno de ellos. Viendo, pues, el peligro, se levantó y se fue para salvar su vida, y vino a Beerseba, que está en Judá, y dejó allí a su criado. Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres»
Dios usó a Elías en el monte Carmelo para hacer descender fuego desde el cielo sobre los profetas de Baal. Y sin embargo se desplomó bajo las amenazas de Jezabel. Como fugitivo, huyendo de la reina, y deseando morirse. En el momento en que desvió su atención de Dios al enemigo, se vio desbordado. Entonces el Señor le volvió a hablar, aunque esta vez no lo hizo de forma espectacular, sino con “un silbo apacible y delicado”, llevándole a un lugar apartado para que descansara y pasara tiempo con Él. Cuando la nación volvió a ver a Elías después de este episodio, éste ya se había fortalecido espiritualmente.
Entonces, responde a la pregunta: “¿Has desviado tu atención, de Dios a “las cosas que tienes que hacer”? Si es así, necesitas tiempo a solas con Dios. Cuando Él te llame para que te apartes a descansar, hazlo inmediatamente
Hay dos peligros que le siguen a todo triunfo: Primero, pasar demasiado tiempo escuchando los elogios del mundo. Segundo, dar por hecho que tienes todo lo necesario para triunfar en tus propias fuerzas. Si haces una de esas dos cosas, te desconectas de Dios, la fuente de toda fortaleza. David exclamo: “El Señor es la fortaleza de mi vida, ¿de quién he de atemorizarme?”. Sólo puedes ser audaz y valeroso si tu fe está cimentada en Dios.
Además, Dios envió a Eliseo para que asistiera a Elías; Él también puede enviar a la persona adecuada para ayudarte a ti. Él sabe lo que necesitas para volver a levantarte y seguir adelante. Oración.
Padre Amado, te ruego que mis pensamientos sean cautivados por ti, que mi atención se centre en tu Palabra para que mi fe se fortalezca, y mi confianza esté cimentada en tu ley. Quiero servirte con toda firmeza, integridad y santidad. Te amo Señor. Amen. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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jueves, 21 de noviembre de 2019

El centro de nuestra vida es Cristo


El centro de nuestra vida es Cristo

“Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.”, Colosenses 1:16
Nuestra existencia toma verdadero rumbo y tiene verdadero sentido cuando Cristo es el centro de ella. Así como todo lo creado fue hecho por medio de Él y para Él, nuestra vida debe ser dispuesta para Él, en todas las áreas.
Por esto la escritura enseña en hebreos 12:2 que coloquemos nuestra atención y nos enfoquemos en Cristo, ya que Él inició y aún perfecciona nuestra fe; es una cuestión de enfoque cuando disponemos todo a su servicio: nuestra vida, trabajo, estudio, dones y talentos. Veremos entonces, si así hacemos, que nuestra vida toma un propósito e iniciamos a ver el fruto de justicia (Filipenses 1:11); y como dice el Salmo 1 versículo 3 “Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará”.
¿Quieres que tu vida en la tierra no pase desapercibida, que sea útil, próspera e impacte a millones de personas? Entonces que Cristo sea el centro de tu vida, disponiendo todo de ti para servirle y dar a conocer su nombre, y la verdad de su Palabra. Oración.
Padre, anhelo servirte y agradarte en todo, que Cristo sea el centro de mi vida y el sustento de mis decisiones, toma todo de mí para tu servicio, que mi vida sea ejemplo de amor para impactar la vida de otros. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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miércoles, 20 de noviembre de 2019

Que mi vida sea olor grato y agradable a Dios


Que mi vida sea olor grato y agradable a Dios
“Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.”, Efesios 5:2
“y hagáis ofrenda encendida a Jehová, holocausto, o sacrificio, por especial voto, o de vuestra voluntad, o para ofrecer en vuestras fiestas solemnes olor grato a Jehová, de vacas o de ovejas;”, Números 15:3
Como sombra de lo que había de venir, en el antiguo testamento, por medio de los sacerdotes, el pueblo de Israel ofrecía ofrendas a Dios, de lo mejor que tenían, y si lo hacían de acuerdo como Dios lo había enseñado (Éxodo 29:18), era recibida la ofrenda como olor grato y agradable a Dios, pero en caso contrario no era bien recibida la ofrenda si tenía algún defecto o había engaño en el corazón del que la ofrecía (Malaquías 1).
Cristo fue la ofrenda y sacrificio, con olor más agradable y especial, recibida por Dios, que nadie podrá igualar; más nosotros, luego de que recibimos a Cristo, estamos llamados a andar en amor y hacer que nuestra vida destile una fragancia pura y agradable a Dios.
Reflexionemos, por tanto, qué cosas no tienen aroma agradable a Dios: ¿Estamos haciendo algo que arroje un olor desagradable a Dios? ¿Nuestro tiempo es de calidad para con Dios? Lo que estamos haciendo en nuestro trabajo, relaciones, pensamientos y decisiones, ¿le agradará de nosotros, y será aceptado? (Malaquías 1:8).
Que nuestra vida sea en todo lo que pensamos, hacemos y decimos, agradable a Dios, haciendo todo con la verdad, el compromiso y calidad que Él merece. Esto será olor fragante y agradable a Dios. Oración.
Señor, que mi vida exprese el olor grato de Cristo, que todo lo que haga sea agradable a ti y suba a tus pies como la mejor ofrenda de obediencia y amor. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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martes, 19 de noviembre de 2019

La Palabra de la reconciliación


La Palabra de la reconciliación

“Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.”, 2 Corintios 5:18-19
Dios nos dio la tarea de llevar la Palabra de la reconciliación con Él, anunciando, que está en Cristo, reconciliando al mundo consigo mismo, sin tomar más en cuenta el pecado de la gente. Es el encargo más sublime y sagrado que requiere el mayor compromiso de parte de todo creyente, es nuestra tarea y profesión esencial, ¡anunciar la reconciliación con Dios por medio de Cristo!
En otro tiempo estábamos lejos de Dios y éramos enemigos de Él en nuestros pensamientos y acciones, sólo obedecíamos a nuestros sentidos; pero habiendo escuchado la buena noticia y creyéndola, Dios nos reconcilió consigo mismo mediante la muerte del cuerpo de Cristo en la cruz, y como resultado nos ha trasladado a su propia presencia, y ahora los creyentes somos santos, libres de culpa y podemos presentarnos delante de Él sin ninguna falta (Colosenses 1:21-22), sin pecado, no por nuestros méritos o esfuerzos religiosos, sino por lo que Dios hizo por medio de Cristo.
to es motivo de alegría, porque ha sido cambiado radicalmente el rumbo de nuestra vida temporal hacia una vida eterna. Si somos conscientes de lo que ha sucedido y sucederá en la vida de todo aquel que reciba verdaderamente el mensaje de reconciliación, deberíamos llenarnos de gozo y alabar a Dios, agradecerle por tan inmenso favor.
El ofendido no esperó a que el ofensor pidiera perdón, sino que envió a su hijo con un mensaje y un acto de reconciliación hecho en la cruz que hoy grita más fuerte que nunca: ¡Por favor reconciliémonos con Dios!  Oración.
Te alabo Señor por enviar a mi Reconciliador Jesucristo, por rescatarme de mi vana manera de vivir y darle propósito a mi vida. Cómo no estar agradecido contigo y darte toda la gloria, honra y alabanza. Amén. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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lunes, 18 de noviembre de 2019

En la casa del Señor


En la casa del Señor
“Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos.”, 2 Corintios 5:1
“Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados.”, Isaías 57:15
En el antiguo testamento, el templo era el lugar más sublime y respetado por el pueblo de Israel, toda su cultura, tradiciones y comercio giraban en torno a él. Los salmos muestran la necesidad de permanecer en la casa del Señor para contemplar su hermosura, para meditar (reflexionar en su Palabra) en su templo (Salmos 27:4), y de vivir para siempre en sus moradas (Salmos 23:6).
En el Nuevo Testamento, el que cree en Jesucristo se constituye en morada de Dios, su Espíritu viene a morar en el quebrantado y humilde de espíritu (lo que denota arrepentimiento) y nos da vida eterna.
Haciendo un paralelismo con el antiguo testamento, nuestro anhelo debe ser estar en la casa del Señor continuamente, es decir en su presencia como un estado permanente más que como un lugar físico.
Aunque hay un lugar donde nos reunimos para alabar al Señor y formarnos en su Palabra (Salmos 133:1), en el cual estamos llamados a congregarnos como hermanos en la fe de Cristo (Hebreos 10:25), el llamado de hoy es a estar conscientes que su presencia permanece en nosotros para guiarnos, para darnos la fuerza que debe quitar todo temor y toda inseguridad, así como a fortalecer nuestra relación con Dios, porque nos demuestra que es continua.
Si Él permanece en nosotros y nosotros en Él, en obediencia, somos bendecidos en todos nuestros asuntos (Juan 15:7), podemos entonces decir que ciertamente la bondad y el amor inagotable del Señor nos seguirán todos los días de nuestra vida, y en la casa del Señor viviremos por siempre (Salmos 23:6). Oración.
Señor, gracias por habitar en mi corazón, por darme vida eterna, guíame a estar consciente de tu presencia en mi vida y por lo tanto a tener una relación ininterrumpida contigo mi Dios, gracias por amarme tanto y permanecer en mí por la fe en Cristo. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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domingo, 17 de noviembre de 2019

Depresión y ansiedad


Depresión y ansiedad
“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.”, Filipenses 4:6-7
Los trastornos de ansiedad y la depresión son hoy en día catalogados como enfermedades en aumento, casi como epidemias, que inciden directamente en la salud física de quienes los padecen. Millones de personas sufren los efectos de estos trastornos que están catalogados y son estudiados por diversas organizaciones en el mundo, por la alta incidencia en la productividad y calidad de vida de las personas (DSM-5 Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales)
Las personas que sufren de depresión, por ejemplo, pueden expresar llanto en cualquier momento, nada les causa alegría, no quieren salir de casa, sólo desean estar durmiendo, no quieren hablar con nadie, lo que al final conduce a un mayor grado de depresión.
Por esto, necesitan ayuda pronta, como dice Proverbios 12:25 “La congoja en el corazón del hombre lo abate; más la buena palabra lo alegra.” Y esta buena palabra es sin duda, la Palabra de Dios, que no sólo alegra el corazón, sino que da una solución eficaz para sanar la depresión, la ansiedad y la angustia de la vida.
Cristo nos enseñó a confiar en Dios en estos momentos, explicándonos que de nada sirve preocuparse, o llenarse de ansiedad, pues Dios tiene cuidado de nosotros y nos provee para todas nuestras necesidades, incluso para las más comunes como el alimento y el vestido, así como lo hace con las aves del cielo, en mayor prioridad lo hace con nosotros. No nos afanemos, por tanto, por las cosas materiales, o por las cosas temporales de la vida, Dios sabe lo que necesitamos y está dispuesto a proveernos, pero nuestra prioridad debe ser el reino de Dios y su justicia, para que lo demás sea añadido (Mateo 6:25-34), es decir: tener una relación directa, continua con Dios, en obediencia y amor. Es lo más importante para nosotros y esto nos ayudará a controlar o sanar la depresión y la ansiedad.
Así mismo, cuando alguna dificultad nos quiere llevar a la ansiedad o a la depresión, debemos recordar que podemos llevar todo en oración a Dios, por medio de la fe en Cristo, y La Paz de Dios cuidará nuestra mente y corazón, entonces así experimentaremos esa paz que supera todo lo que podemos entender. Oración.
Señor, necesito de ti, que llenes mi vida, que tomes el control de mis pensamientos y que mi corazón lo llenes de tu paz, quita toda ansiedad pues por nada voy a estar deprimido al tenerte a ti Jesús; eres mi mayor consuelo, mi mayor alegría, gozo y paz para mi vida. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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