domingo, 25 de noviembre de 2018

Saulo


Saulo conocido como el Apóstol Pablo camino de damasco tuvo un encuentro con Jesucristo. Y su vida fue trasformada. Hechos c. 9. 1. Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo sacerdote,
2. y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que, si hallase algunos hombres o mujeres de este Camino, los trajese presos a Jerusalén.
3. Mas yendo por el camino, aconteció que, al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo;
4. y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?
5. Él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. A los primeros cristianos se les conocían por los del camino. Porque Cristo dijo Yo soy el camino la verdad y la vida nadie viene al Padre sino por Mi. Juan 14:6. Los registros del “antes y después” de las personas que han sido tocadas por Dios, son muchas no solo en la Biblia, sino en los testimonios que a diario escuchamos de cada persona que entrega su corazón a Cristo.
Los obstáculos son vencidos, las vitorias son logradas, los plebeyos son cambiados en reyes, los esclavos alcanzan liberación, los que no se conocen se vuelven héroes nacionales, los débiles se hacen fuertes, los pecadores se vuelven santos, los cobardes se hacen valientes, simples pescadores son trasformados en apóstoles, el hombre sin esperanza se levanta por convicción, los borrachos y viciosos son restaurados, los infieles se vuelven íntegros ,los violentos y envanecidos se vuelven tiernos y humildes, etc.
Por eso hay esperanza para aquel que está sumido en la desesperación, en la aflicción y está perdido en las tinieblas. Dios puede sacarlo de la más densa oscuridad, porque Él quiere y puede transformarlo en una nueva criatura. Para Él no hay nada difícil, ni imposible.
El testimonio de hoy es el del Saulo, un arrogante fariseo, intelectual y conocedor de la Ley de Dios, que fue el mayor oponente de la iglesia, persiguiendo a todos los seguidores de Cristo y que consintió la muerte de muchos. Este hombre que parecía poderoso y atemorizante a los ojos humanos, tuvo un encuentro personal con Cristo, donde su ego fue totalmente desnudado y dominado por Jesús resucitado. Ese hombre, se convirtió en el más grande defensor del evangelio de Jesucristo, fue cambiado en otra persona, Pablo el apóstol y más grande misionero de la iglesia primitiva. Esto nos muestra que Dios puede hacer de nosotros lo que Él quiere que seamos.
Dios nos llama a orar y a evangelizar para darle la oportunidad a aquellos que todavía no se han encontrado con Jesús. Oración
"Amado Jesús, te doy infinitas gracias por haberme rescatado de mi vana manera de vivir y darme una nueva oportunidad de vida, haciendo de mí esa persona que tú quieres que sea. Ayúdame a evangelizar, para ayudar a aquellos que todavía no te conocen. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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sábado, 24 de noviembre de 2018

Unidad y amor


Jesús quería ver unidad y armonía entre los miembros de la Iglesia, y lo mostró cuando oró pidiendo al Padre: “Y ya no estoy en el mundo; más éstos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros.” (Juan 17:11) “para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; Juan 17:21. Toda la Biblia contiene mensajes de armonía, pues la voluntad de Dios es que sus hijos vivan en acuerdo. La armonía debe empezar por uno mismo, renovando nuestra manera de pensar. Uno de los peores enemigos de la armonía son los pensamientos descontrolados, injustificados. Salomón lo pone muy claro: “Porque cuál es su pensamiento en su corazón tal es él” (Proverbios 23: 7. Si no hay armonía en nuestra mente, no podremos vivir en armonía con los demás. Si la armonía está dentro de uno mismo, ésta se proyecta en la congregación.
Por tanto, no permitamos que en nuestra comunidad se rompa la armonía por altercados que no tienen sentido, pues hay bendición para los que promueven la unidad.  La vida cristiana se vive en comunidad, y dice la Biblia: “no dejando de congregarnos,” hebreos 10: 25, pero no sólo es el hecho de estar juntos como hermanos, sino de tener una relación estrecha de armonía, unidad y amor.
La unidad es una acción del Espíritu Santo y la comunión es la acción de los creyentes. Por esto Pablo nos dice: “solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz;” Efesios 4:3, y Jesús dijo: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros”. Juan 13:35. Mirad cuán bueno y cuán delicioso es Habitar los hermanos juntos en armonía! […]; Porque allí envía Jehová bendición, Y vida eterna.” Sal 133:1, Oración
Padre Bueno, ayúdame a vivir en armonía junto a mis hermanos, amándolos como tú quieres que los ame, de manera incondicional. Gracias Señor, Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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viernes, 23 de noviembre de 2018

CONSAGRACIÓN


Estas cosas hablo Jesús, y levantando los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti; como le has dado potestad sobre toda carne, para que dé vida eterna a todos los que le diste. Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese. Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese. He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; tuyos eran, y me los diste, y han guardado tu palabra”, Juan 17:1-6.  El anhelo más profundo que llenaba de gozo el corazón de Jesús era saber que volvía a encontrarse con su Padre, su misión había concluido. Tres años habían transcurrido y con su ejemplo estableció la más alta norma de vida que sirve para enmarcar el destino de un verdadero hijo de Dios.
Esta oración es muy sombría, siendo ubicada inmediatamente antes de su arresto y crucifixión. Sin embargo, recién Jesús había afirmado: “¡yo he vencido al mundo!”, “Te he glorificado, he acabado la obra”, sintetizándose así los tres grandes propósitos por los cuales vale la pena vivir: Glorificar a Dios, llevar a cabo la obra que encarga a cada uno como misión histórica en este mundo y un futuro lleno de esperanza para los que han tenido la experiencia de conocerlo sabiendo que Él es la vida eterna.
Era necesario que viniese de la eternidad al tiempo para manifestar el nombre a los hombres. El Maestro había cumplido con su labor, ahora era menester poner a prueba su lección; estaba seguro que sus discípulos no le fallarían. Al estar cerca de ellos, conformó su carácter al de un padre y se relacionó con ellos, pero tenía que partir, entonces debían comenzar a valerse por sí mismos y depender de su comunión con el Padre. Jesús mira hacia adelante, a la cruz, con la plena esperanza de victoria y el reencuentro con su Padre. Este es el fin de su ministerio terrenal pero la continuación de su ministerio en el cielo.
Si observamos la oración de Jesús en el capítulo de Juan 17, Él levanta sus ojos al cielo, mirando confiadamente hacia su Padre, mostrando una actitud de negación y entrega total. Pide por su glorificación, por los once discípulos y por todos los que habrían de creer por el ministerio de estos.
Esta oración de consagración debe servirnos de ejemplo si queremos tener una genuina relación con nuestro Padre Eterno, debemos glorificarlo siempre con nuestras vidas. Jesús lo glorificó en la cruz ofreciéndole perfecta obediencia, mostrando su amor perfecto. Glorificar al Padre es darlo a conocer. Conocer a Dios no sólo es saber cómo es, sino también estar en íntima relación de amistad con Él por medio de Jesucristo y compartir su mensaje de amor a otros.   Oración.
Amado Jesús, gracias por tu obra redentora con la cual me salvaste y me regalaste la vida eterna, quiero glorificar al Padre siguiendo tu ejemplo de obediencia, haciendo lo grato ante tus ojos y dándote a conocer a otros. Amén.     Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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jueves, 22 de noviembre de 2018

El Verbo


En el principio era
el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella. Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan. Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él. No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz. Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo. En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció”. Juan 1:1-10. El milagro más grande del mundo fue la encarnación del eterno Hijo de Dios. Este pasaje empieza diciendo “en el principio”, esta palabra que se usó en el libro del Génesis, cuando la creación fue hecha, la repite nuevamente el apóstol Juan, señalando un nuevo comienzo, una nueva creación. Y eso es exactamente lo que sucede en nuestras vidas cuando Jesús llega a nuestro corazón, somos nuevas criaturas, tenemos un nuevo comienzo, un borrón y cuenta nueva. Porque Jesús es Vida, y viene a darnos otra oportunidad. Si le hemos pedido a Cristo, que nos haga nuevas personas, recordemos que ese nuevo comienzo, sólo está a disposición de los que le creen.
El Verbo existía antes del comienzo de la creación, todas las cosas fueron hechas por Él, incluyendo al ser humano, pero éste entró en conflicto con su Creador y se separó de su presencia, sumergiéndose así, en las tinieblas.
Ese Verbo que era con Dios, que es Dios, que ama incondicionalmente, se compadece del ser humano caído y toma sobre sí su naturaleza, haciéndose hombre, proveyendo de ésta manera el medio para la reconciliación a través de su muerte. Jesús es la Vida y es la Luz de los hombres, esa Luz verdadera, que resplandece en medio de este mundo tenebroso y lleno de pecado. Jesús se vistió de carne, se identificó con la humanidad, para cumplir con el plan de salvación. Vivió como un hombre, sin dejar de ser Dios.
A muchos nos alumbró la luz de Cristo y ahora somos reflejo de Él. Sin embargo, como en tiempos de Juan, su propio pueblo lo rechazó y no lo recibió. Hoy podemos decir, que el mundo sigue rechazándolo y desconociéndolo. La misión y la esencia del Verbo encarnado es llevar vida y luz a través de sus hijos, aquellos que hemos creído en Él. Seamos testimonio como Juan, preparando el camino del Salvador, con el mensaje del arrepentimiento. Oración
Señor, hoy te pido para que los ojos de muchas personas sean abiertos, contemplen tu luz y tengan un nuevo comienzo, toca la vida de los que están en tinieblas para que lleguen a la salvación por medio de la fe en Jesucristo, crean y te reciban en sus corazones. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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miércoles, 21 de noviembre de 2018

El profeta Joel


Mas esto es lo dicho por el profeta Joel: Y en los postreros días, dice Dios, Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; Vuestros jóvenes verán visiones, Y vuestros ancianos soñarán sueños; Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán Hechos 2:16-18
Las palabras de Joel nos hablan del Espíritu Santo Prometido y de la Palabra de Dios y hay una maravillosa unidad entre ambos. Cuando predicamos o enseñamos la Palabra de Dios abrimos la puerta para que el Espíritu Santo haga su tarea. Dice que Él nos guiará a toda la verdad. Él es el maestro por excelencia. Y no solo eso fue el que inspiró a los hombres que escribieron la Biblia. Pedro lo afirma en 2 Pedro 1:21 “porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo”.
Los tiempos mesiánicos anunciados por Joel, llegaron cuando el Espíritu Santo en Pentecostés fue enviado a la iglesia y esta fue la consumación del ministerio de Cristo. Por la humanidad de Jesús es como Dios nos da su Espíritu y para ello era necesario que esa humanidad entrara en la gloria del Padre, con la ascensión.
El Mesías entronizado cumple su promesa de no dejarnos solos, sino de enviar al Consolador. Juan 16:7 “Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré”.
Los cielos se abrieron en el bautismo de Jesús y ahora se han abierto en el Pentecostés, para que su Espíritu descienda sobre los creyentes y venga a morar en ellos, judíos y gentiles de todos los tiempos, que han depositado su fe en Jesús.
Ahora más que nunca en estos tiempos finales, la señal más evidente es el derramamiento del Espíritu Santo en la iglesia de Cristo, capacitándola, santificándola, para su Segunda Venida. Sólo Él puede ayudarnos a vivir una vida cristiana victoriosa, permitiendo que a través de su Presencia, tengamos la plenitud y el señorío de Cristo en nosotros y así poder ver cumplida su promesa cuando dijo: “no os dejaré huérfanos; vendré a vosotros”.
Estas son las buenas nuevas; ya no esperamos al Espíritu Santo; el Espíritu Santo nos espera a nosotros. Ya no vivimos en la era de la promesa; vivimos en los días del cumplimiento. Lo más glorioso es saber que el Consolador está presente hoy en día con todo su poder, en cada verdadero creyente. Es el único que puede cambiar y transformar realmente nuestras vidas y usarnos para llevar su Palabra a todo lugar. Oración.
"Amado Jesús gracias porque cumpliste tu promesa, no la rompiste, ni la olvidaste. Ascendiste al cielo y no me dejaste solo, enviaste a ese gran Ayudador, al gran Consolador, para llenar mi vida de tu poder, para vivir en victoria, dependiendo de tu presencia. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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martes, 20 de noviembre de 2018

La hierba se seca


Porque: Toda carne es como hierba y toda la gloria del hombre como flor de la hierba; la hierba se seca y la flor se cae" 1 Pedro.1.24.
No pensemos que en nosotros hay algo de valor que podamos ofrecer a Dios para ser salvos. Toda la gloria de la humanidad es como la flor frágil del campo. En otras palabras, los seres humanos somos como esa hierba fresca, verde y atractiva, pero endeble, que contemplamos a veces y que, en otras épocas del año se seca y muere. 1 Pedro. 1. 25.
"Mas la palabra del Señor permanece para siempre. Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada."
Estimado oyente, por encima de todo, necesitamos la predicación y la enseñanza de la Palabra de Dios. No queremos minimizar el lugar de la música, de los métodos, ni de la organización. Pero, absolutamente, no hay sustitutos para la Palabra de Dios. Recordemos que, en un mundo en el cual todo es transitorio y perecedero, la palabra del Señor permanece para siempre. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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lunes, 19 de noviembre de 2018

Amor fraternal


Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro", 1 Pedro 1:22. Si obedecemos el mensaje del evangelio, nuestro corazón ha sido lleno del más puro amor, el amor de Dios, el cual no es egoísta, al contrario, se extiende hacia otros y no es un amor que aparenta preocupación pero no hace nada al respecto para ayudar en la situación de otro. El amor de Dios es activo, capaz de emprender acciones con tal de ayudar en el bienestar del prójimo y sobre todo de aquel que piensa diferente, de aquel que contradice, ofende o que persigue.
Esto tiene un efecto práctico, tal como el Señor Jesús nos enseñó, debemos practicar este amor no fingido, con nuestro “enemigo”, es decir con aquellas personas que están en el mundo y no hacen la voluntad de Dios, por no conocer realmente a Jesús.
Fácil es hacer cosas buenas por aquellos que nos aman, pero por aquellos con quienes tenemos contradicciones no; tal como Cristo nos mostró en la cruz, murió por todos nosotros que éramos enemigos de Dios, por culpa del pecado.
Tomemos ahora este amor de Cristo incrustado en nuestro corazón, por eso vayamos a contarles a otros acerca de este gran amor con que Dios nos amó aun cuando estábamos muertos en nuestros delitos y pecados. Mostremos este amor no fingido a los que no conocen el verdadero amor, este es el primer paso para cumplir el mandamiento de amarnos mucho unos a otros, con todo nuestro corazón y con todas nuestras fuerzas.  Oración.
"Gracias Señor por el gran amor que me diste a pesar de mis acciones. Quiero desde hoy hacer tu voluntad, expresando el gran amor que Cristo me dio en la cruz.        Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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