Haga todo en el nombre de Jesús. Colosenses 3:17 tiene un
carácter general: "Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho,
hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio
de él". Viva para la gloria del nombre de Cristo. Ore en su nombre. Sirva
en su nombre. Confíe en su nombre. Gloríese en su nombre. Lleve consigo el
nombre de Jesús y sea así triunfante dondequiera que vaya. Regocíjese en todo
lo que el nombre de Jesús añade a su oración. En el nombre de Jesús usted posee
una autoridad y un privilegio asombrosos. El usar dicho nombre incorpora la
dimensión de lo sobrenatural a su oración, y limpia el camino delante de usted
haciendo retroceder las tinieblas. Es la llave de los recursos del cielo.
¡Regocíjese en su nombre! ¡Vístase con él! [Aprenda a orar en la plena
autoridad del nombre de Jesús!" Reprenda
al diablo en el nombre de Cristo. Aun los ángeles reprenden a Satanás y a sus
huestes demoníacas en el nombre de Jesús. Recuérdele quién es Jesús; la
victoria que El obtuvo en la cruz y su resurrección; y que él (Satanás) está ya
derrotado. Refrésquele la memoria en cuanto a la identidad que usted tiene con
Jesús y la autoridad que le ha sido dada por medio del nombre de Cristo.
miércoles, 25 de abril de 2018
lunes, 23 de abril de 2018
Cómo usar el nombre de Jesús
Cómo usar el nombre de Jesús ¡Qué sagrado privilegio el suyo!
Usted no necesita ~alguna otra recomendación o introducción para Dios: vaya al
instante y directamente al trono divino. Levante su corazón y ~ir a su Padre-
no se sienta avergonzado de acercarse a Él. DIOS lo ha estado~ aguardando;
esperaba que usted le hablara en oración. Como hijo de Dios, su pecado y su
culpa han sido perdonados; ya no es usted un siervo, sino un amigo de Jesús: su.
Compañero de oración oficial. Usted se acerca al trono de gracia, no en su propio
nombre, sino en el de Cristo, representando sus intereses y con su autoridad.
Se le ha nombrado oficialmente intercesor. ¿Cómo debe usted usar ese nombre
omnipotente y maravilloso? Recuerde lo que representa el nombre de Jesús: su
persona, sus propósitos, su honor, su autoridad, todo cuanto Él es. Regocíjese
en lo precioso que es ese nombre. El nombre de Jesús representa toda la belleza
y hermosura del Señor. Recuerde toda su bondad; en especial su benevolencia
para con usted. Su nombre simboliza el amor constante y personal que Él tiene,
y que profesa asimismo a aquellos otros por los que usted ora. Mientras usted
hace eso último, utilice su precioso nombre en alabanza y en canción (Salmo
135:3). Exprese su amor usando el nombre de Jesús. Aquellos a quienes usted ama
se emocionan cuando lo oyen decir sus nombres. Jesús lo ama a usted más que
ningún otro; y por muchos millares que pronuncien su nombre, a Elle encanta
oírselo a usted de nuevo. Sin importar cuántas veces haya salido de sus labios
anteriormente, Cristo se regocija de continuo al oír que usted lo pronuncia con
amor. El confesar el nombre de Cristo constituye un verdadero sacrificio de
alabanza: "Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio
de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre" (Hebreos
13:15). Crea en ese nombre. Cuando usted ora, Jesús quiere que ejercite la fe
en su nombre (1 Juan 3:23). El nombre de Cristo crea expectativa; da firmeza a
su confianza; y lo llena a usted de gozo (Romanos 15:13; 1 Pedro 1:8). La fe en
el nombre de Jesús produce respuestas milagrosas (Hechos 3:16). Haga sus
peticiones de oración en ese nombre (Juan 14:1315; 15:6, 7; 16:26, 27).
Asegúrese de que usted está unido a Jesús; ore por aquello que a Elle agrada y le
glorifica; reclame en su nombre la herencia que le pertenece; pida por amor a
su nombre. Utilice la autoridad del nombre de Jesús. El nombre de Jesús expresa
su autoridad soberana, recuerda la victoria que Él ya ha conseguido en el
Calvario, y sugiere la disponibilidad de las huestes angélicas que le están
sujetas. El nombre de Jesús respalda su plan y su programa; garantiza el
fracaso y la derrota de Satanás; y le ha sido dado a usted para que lo utilice
en oración. Sea firme reclamando su autoridad para resistir a Satanás y
contribuya a que prevalezca la voluntad de Cristo. Santifique su oración en ese
nombre. Cuando usted utiliza el nombre de Cristo al orar hay una influencia
santificadora: (a) el nombre de Jesús guarda la naturaleza y el motivo de su
petición: usted no puede orar de un modo egoísta o carnal; (b) el nombre exige
que la gloria sea para El; (e) espera de usted integridad y obediencia; (d)
demanda perseverancia en la oración. Usted sólo puede orar en el nombre de
Cristo por aquello que es verdaderamente importante.
domingo, 22 de abril de 2018
El significado de orar en el nombre de Jesús
Antes de orar en el nombre de Jesús usted debe tener
presentes varios conceptos importantes: Sólo puede hacerlo si usted está
"en Jesús". Cristo dijo: "Todo lo que pidiereis al Padre en mi
nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo
pidiereis en mi nombre yo lo haré, (Juan 14:13, 14). Pero en aquella misma conversación
con sus discípulos, poco antes de su muerte, les recordó: "Si permanecéis
en mí, y mis palabras permanecen en vosotros pedid todo lo queréis, y os será
hecho.... Separados de mí nada podéis hacer" (Juan 15:7, 5). En Juan 14 y
15, Jesús utilizó la expresión "en mí" siete veces. Estar "en
Jesús" significa: 1. Estar en unidad espiritual con El (15:4-7); 2. Estar
en la vid (15:4); 3. Estar en el amor de Jesús (15:9, 10). El amor es el tema
predominante de Juan 13-16. Este amor debe ser mutuo: si bien ha de recibirse,
también hay que responder a él. El nuevo mandamiento de Jesús es el amor
(13:34; 15:17). No se puede amar a Jesús a menos que se ame a sus otros hijos
(13:34). Amar a Jesús es obedecerle (14:15, 23). Si usted ama, permanecerá en
Jesús (15:10). 4-5. Tener a Jesús viviendo en el interior suyo (14:20; 15:4,
5). 6. Estar habitado por el Espíritu Santo (14:15-18). 7. Tener las palabras
de Cristo permaneciendo en la propia vida (15:7). Nuestra capacidad para oraren
el nombre de Jesús depende de esta relación denominada estar "en
Cristo". Orar en el nombre de Jesús supone conformarse a su naturaleza. El
ejemplo que se presenta en Juan 13 es Jesús en su papel de siervo, lavando los
pies a sus discípulos. A medida que uno va conociendo la verdad, debe actuar
según dicha verdad (13:1.7). Cuando usted hace la voluntad de Cristo con gozo,
y refleja su carácter, puede orar en el nombre de Jesús. Orar en el nombre de
Jesús significa hacerlo sirviendo a los intereses del Señor. Usted tiene que
desear de tal manera lo que Cristo desea que cada una de sus peticiones sea
hecha en el espíritu del Padrenuestro: "Hágase tu voluntad" (Mateo
6:10). Esa fue la actitud de Jesús cuando oró en Getsemaní. Usted debe pedir
activamente y con insistencia que la voluntad de Jesús prevalezca; orar en su
nombre es insistir en que su victoria total se haga manifiesta en el mundo.
Orar en el nombre de Jesús supone utilizar su nombre como referencia. Cristo es
la referencia que usted tiene al acercarse a Dios Padre en oración, y cuando
Satanás intenta detenerle u oponerse a usted utilice el nombre de Jesús para
alcanzar la victoria completa. Orar en el nombre de Jesús es reclamar la
victoria del Calvario para su necesidad. Puesto que Jesús derrotó abiertamente
a Satanás y a todas sus malignas huestes de demonios (Colosenses 2:15), el
diablo es un enemigo vencido; se trata de un usurpador. Satanás intenta
atemorizarlo e intimidarlo, pero ya ha perdido la última batalla; reclamen el nombre
de Jesús la actualización de la victoria que Cristo consiguió en la cruz. Orar
en el nombre de Jesús significa reconocer por completo el papel de Cristo como
ungido de Dios; ver en El o: su Profeta, Sacerdote y Rey. Como profeta Jesús es
su Consejero y guía; como Sacerdote, su intercesor. Cuando usted ora, Él dice
"Amén" a su oración (Apocalipsis 3:14). "Porque todas las
promesas de Dios son en él Sí, Y en él Amén.
sábado, 21 de abril de 2018
INCREIBLE AUTORIDAD
INCREIBLE AUTORIDAD
Poco antes de su muerte y su resurrección mediadoras, durante
la última semana de su vida, Jesús dio a sus discípulos algunas instrucciones
especiales acerca de la oración que se cuentan entre sus enseñanzas más
importantes. Uno de sus énfasis primordiales fue que, de allí en adelante, los
discípulos habían de presentar las peticiones que tuvieran en su nombre. Ningún
líder ha otorgado nunca una autoridad tan asombrosa a sus seguidores. Pero,
para poder utilizar dicha autoridad para la gloria de Jesús y el avance de su
reino, necesitamos conocer las respuestas a tres preguntas: ¿Qué implica el
nombre en el pensamiento judío? ¿Qué significa orar en el nombre de Cristo?
¿Cómo podemos utilizar el nombre de Jesús de un modo más efectivo cuando
oramos?
El significado del nombre para los judíos
En los tiempos de Cristo, el nombre implicaba tres cosas: La
persona misma. Alabar el nombre de Jesús es alabarlo a Él; amar su nombre es
amar a Cristo mismo; deshonrarlo es insultar al propio Señor. Todo lo que
sabemos acerca de la persona. Cuando Moisés sintió el anhelo de estar más cerca
de Jehová, pidió verla gloria divina, a lo que Dios respondió que un ser humano
no podía sobrevivir a tal encuentro con El, ya que su gloria sería mayor que lo
que el cuerpo físico es capaz de resistir. Sin embargo, el Señor le prometió
una revelación parcial de su Persona; metió a Moisés en la hendidura de la
roca, lo cubrió con su mano, y pasó delante de él quitando sólo por un momento
la mano de modo que Moisés pudiera ver la gloria que quedaba tras ‘su paso.
Mientras lo hacía, proclamó su nombre: "¡Jehová! ¡Jehová! fuerte,
misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad;
que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el
pecado, y que de ningún modo tendrá por inocente al malvado" (Exodo 34:6,
7). Conocer a Dios era conocer todo lo que representaba su nombre; comprender
dicho nombre significaba verlo a Él. Tenemos que anhelar la intimidad en oración
con nuestro Padre celestial y aun cuando física mente no lo podemos ver podemos
sentir su presencia en nuestro Interior.
viernes, 20 de abril de 2018
La vida Cristiana se trata de Bendecir y no Maldecir
La vida Cristiana se trata de Bendecir y no Maldecir. Decir
al entrar en toda casa: 'Que la paz de Dios more en este lugar'; pedir, después
de escuchar una, predica que Dios bendiga su verdad y a su mensajero. Quiero,
al ver a una persona hermosa, bendecir al Señor por sus criaturas y orar por la
belleza del alma de tal persona, a fin de que Dios la enriquezca con gracias
interiores y pueda haber una correspondencia entre lo externo y lo interno; y
al contemplar a un individuo deforme, pedir que Dios le dé la integridad del
alma, y con el tiempo le conceda la belleza de la resurrección." Abraham
recibió la promesa de que Dios lo bendeciría y sería bendición (Génesis 12:2);
y tal tendría que ser también la experiencia de cada cristiano: cuanto más nos
bendice Dios a nosotros tanto más deberíamos bendecir nosotros a los demás. La
oración es el camino seguro a la bendición, y el mejor medio de ser bendición
para otros; constituye el don de poder divino para bendecir a los demás. [Llene
sus días de oraciones de bendición y afiáncese en el tremendo poder que Dios le
ha dado!
jueves, 19 de abril de 2018
Facultad de bendecir
Facultad de bendecir
El Dios de la Biblia es un Dios que bendice: su Palabra está llena de múltiples promesas de que El hará, y podemos tener la certeza de que, excepto en casos en los cuales debe disciplinar o castigar, siempre es su voluntad bendecir a la gente, y en especial a sus hijos que le obedecen. "[Jesús] anduvo haciendo bienes" (Hechos 10:38), e igual que El nosotros hemos de pasar por la vida bendiciendo a todo el que podamos. A nosotros sus discípulos debe conocérsenos por nuestras buenas obras de bendición para otros (Mateo 5:16; Efesios 2:10). Hemos de ser "ricos en buenas obras" (l Timoteo 6:18), "enteramente preparado[s] para toda buena obra" (2 Timoteo 3:17). La mejor manera en que los cristianos podemos ser mediadores de bendición es orando. Tenemos la oportunidad de pedir por aquellos con quienes nos es imposible entrar en contacto en ninguna otra forma. Desde los líderes de nuestra nación y de nuestra iglesia, hasta los pobres, los necesitados y los que sufren, todos pueden ser bendecidos por nuestra oración. Para nuestra familia y amigos más próximos, a quienes vemos a menudo, y para aquellos a quienes sólo tratamos una vez o de los que únicamente oímos hablar, tenemos la posibilidad de ser bendición como agentes de Dios. La petición que tantas veces oímos de: "Ore por mí" supone en realidad una súplica de bendición y ayuda. Siendo cristiano, usted debería pasar por la vida bendiciendo a los demás. Usted tiene la posibilidad de llevar adónde va ríos de bendición, de renovación y de aliento con sólo saltear sus días de una incesante oración por otros. Según se lo permitieran el tiempo y la oportunidad, usted debería bendecir en toda forma posible a tantos como pudiera (Gálatas 6:10). Su presencia tendría que traer bendición siempre; pero esto será más cierto si está pidiendo fielmente a Dios que bendiga a todos aquellos que le rodean. Usted puede encontrar oportunidades de llenar sus días de oraciones de bendición si es cuidadoso. He decidido orar más y orar siempre; orar en todo lugar donde la quietud invite a hacerlo -en casa, en el camino, en la calle-; y no dejar vía o pasaje alguno en esta ciudad que no pueda dar testimonio que no me he olvidado de Dios.... Cuando diviso cualquier iglesia en mi camino, me propongo aprovechar para pedir que el Señor sea adorado allí en espíritu y que las almas sean salvas en ese lugar. Pretendo pedir diariamente por los enfermos que conozco especial mente para que conozcan a Cristo y Su Palabra.
El Dios de la Biblia es un Dios que bendice: su Palabra está llena de múltiples promesas de que El hará, y podemos tener la certeza de que, excepto en casos en los cuales debe disciplinar o castigar, siempre es su voluntad bendecir a la gente, y en especial a sus hijos que le obedecen. "[Jesús] anduvo haciendo bienes" (Hechos 10:38), e igual que El nosotros hemos de pasar por la vida bendiciendo a todo el que podamos. A nosotros sus discípulos debe conocérsenos por nuestras buenas obras de bendición para otros (Mateo 5:16; Efesios 2:10). Hemos de ser "ricos en buenas obras" (l Timoteo 6:18), "enteramente preparado[s] para toda buena obra" (2 Timoteo 3:17). La mejor manera en que los cristianos podemos ser mediadores de bendición es orando. Tenemos la oportunidad de pedir por aquellos con quienes nos es imposible entrar en contacto en ninguna otra forma. Desde los líderes de nuestra nación y de nuestra iglesia, hasta los pobres, los necesitados y los que sufren, todos pueden ser bendecidos por nuestra oración. Para nuestra familia y amigos más próximos, a quienes vemos a menudo, y para aquellos a quienes sólo tratamos una vez o de los que únicamente oímos hablar, tenemos la posibilidad de ser bendición como agentes de Dios. La petición que tantas veces oímos de: "Ore por mí" supone en realidad una súplica de bendición y ayuda. Siendo cristiano, usted debería pasar por la vida bendiciendo a los demás. Usted tiene la posibilidad de llevar adónde va ríos de bendición, de renovación y de aliento con sólo saltear sus días de una incesante oración por otros. Según se lo permitieran el tiempo y la oportunidad, usted debería bendecir en toda forma posible a tantos como pudiera (Gálatas 6:10). Su presencia tendría que traer bendición siempre; pero esto será más cierto si está pidiendo fielmente a Dios que bendiga a todos aquellos que le rodean. Usted puede encontrar oportunidades de llenar sus días de oraciones de bendición si es cuidadoso. He decidido orar más y orar siempre; orar en todo lugar donde la quietud invite a hacerlo -en casa, en el camino, en la calle-; y no dejar vía o pasaje alguno en esta ciudad que no pueda dar testimonio que no me he olvidado de Dios.... Cuando diviso cualquier iglesia en mi camino, me propongo aprovechar para pedir que el Señor sea adorado allí en espíritu y que las almas sean salvas en ese lugar. Pretendo pedir diariamente por los enfermos que conozco especial mente para que conozcan a Cristo y Su Palabra.
martes, 17 de abril de 2018
El poder para mover montañas
El poder para mover montañas
En la Biblia a veces se habla de las montañas en sentido
figurado: como símbolo de fuerza y estabilidad; pero también es frecuente que
éstas representen dificultades, problemas e impedimentos. Así que, si hemos de
preparar el camino del Señor lo torcido debe enderezarse y los montes
allanarse; entonces se revelará la gloria divina (Isaías 40:3-5; Lucas 3:4-6).
Cuando el poderoso Espíritu de Dios actúa, montañas de otro modo inamovibles
resultan como nada delante de la fuerza del Señor (Zacarías 4:6, 7). El Espíritu
Santo, que es el único capaz de realizar esto, puede convertir los montes más
insuperables en caminos y calzadas para un rápido avance (Isaías 49:11). Jesús
utilizó esta ilustración del Antiguo Testamento en varias de sus enseñanzas.
Cuando los discípulos no pudieron echar. Fuer. al demonio del niño atormentado,
el Señor les dijo que SI tuvieran una fe tan pequeña como un grano de mostaza
podrían ordenar a "este monte" (símbolo de cualquier situación o
problema insuperable) y el mismo se movería. "Y nada os será imposible,
(Mateo 17:20), dijo luego; añadiendo de inmediato que aquella clase de
exhibición espectacular sería consecuencia de la oración y el ayuno (v. 21). En
otra ocasión, cuando los discípulos se asombraron del poder de Jesús para secar
la higuera estéril, Elles repitió que ellos no sólo podían hacer lo mismo, sino
que incluso tenían en su mano el ordenar a los montes que se echaran en el mar,
porque "todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis"
(Mateo 21:21, 22). Marcos refiere el mismo incidente y cita estas palabras de
Jesús: "Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo
recibiréis, y os vendrá" (Marcos 11:24).
Dios espera que sus hijos se enfrenten a montañas de dificultad y las
muevan (vea capítulo 13), no que sean detenidos por ellas. Deben aceptarlas
como un desafío: ya sea para convertirlas en caminos para la mayor gloria de
Dios; o para echarlas en el mar, quitándolas completamente de la vista como si
nunca hubieran existido. Jesús nos asegura que esto es del todo posible cuando
sus hijos se enfrentan a los montes creyendo; pero también nos recuerda que
hacerlo puede requerir una oración y un ayuno prolongados. El Espíritu Santo
hará el milagro; éste no se realizará por nuestra fuerza o nuestro poder (Zacarías
4:6). En la actualidad hay cientos de montes que estorban el avance de las
misiones y de la Iglesia de Cristo porque estamos confiando casi por completo
en nuestra propia sabiduría, nuestra propia habilidad y nuestro propio
esfuerzo. ¡Hemos hecho casi todo menos entregarnos de veras a la oración y al
ayuno! La oración tiene un gran poder para mover montañas, debido a que el
Espíritu Santo está dispuesto tanto a estimular nuestra intercesión como a
quitar de en medio los montes que nos estorban. La oración posee la fuerza
necesaria para transformar las montañas en calzadas.
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