miércoles, 14 de marzo de 2018

LA MUJER SUNAMITA! UNA MUJER DE FE


LA MUJER SUNAMITA! UNA MUJER DE FE.
La Palabra de Dios nos dice que sin fe es imposible agradar a Dios (Hebreos 11:6)

Yo quiero ser un Hijo de Dios de Fe, todos los días de mi vida. Al leer la vida de La Mujer Sunamita, aprendemos el principio de CUIDAR CADA PALABRA QUE SALE DE NUESTROS LABIOS!  Aprendemos que debemos decir en medio de la adversidad.

2 Reyes 4:8-37

1. Ella era una mujer importante. A pesar de que tenía libertad financiera sabía que la bendición venia de parte de Dios. Por eso siempre busco tener un contacto con el profeta Eliseo. Ella vio cuán importante era tener al profeta a cada una de sus enseñanzas cerca de ella y de su familia. Fue tan importante para esta mujer que le hizo una habitación donde vivía, para poder hablar con él, y escuchar todo lo que Dios le hablaba.

 Ella le dijo a su marido: He aquí ahora yo entiendo que este que siempre pasa por nuestra casa, es varón santo de Dios. Yo te pido que hagamos un pequeño aposento y cuando el viniere a nosotros se quede en él. (2 Reyes 4:9-10)

2. Ella obtuvo respuesta a su oración, por ser cercana al Profeta de Dios y seguir sus enseñanzas obtuvo respuesta a su petición que ya había olvidado. Esta mujer ya había perdido la esperanza, había aceptado el ser una mujer sin fruto. Y ahí cuando ya no había casi esperanza, viene la oración de Eliseo. El anhelo más grande de su corazón, dar fruto… Dios respondió a esa oración, y al año siguiente ella tenía un hijo en sus brazos. (2 Reyes 4:17)

3. Ella enfrento la adversidad de la manera correcta. Su hijo un día tuvo un dolor de cabeza muy fuerte, el busco a su Padre y este lo envió a donde su madre. En ese momento esta mujer se da cuenta de la gravedad de este dolor. Y fue diligente en buscar al profeta. Ella no espero a ver qué pasaba con su hijo, fue pronta en buscar oración, en ir al monte de Dios. A pesar de que su esposo la quería detener.

Él le dijo: Para que vas a verle hoy? No es nueva luna, ni día de reposo. (2 Reyes 4:23)

4. Ella cuido cada palabra que salió de sus labios. En medio de su aflicción, su único hijo, por el cual había orado tanto tiempo, el tesoro de su corazón, estaba en peligro de muerte, el dolor, la  preocupación en su corazón era muy grande. Cuando su esposo le pregunta, para que vas a ir a ver al profeta hoy? Cual fue la respuesta de ella? … su única palabra fue PAZ.  Ella podría haberle dicho, pero es que no te importa tu hijo? muchas palabras negativas por la presión del momento. Mas esta mujer sunamita guardo cada palabra que salió de sus labios así que solo dijo PAZ.


Y cuando el varón de Dios la vio de lejos, dijo a su criado Giezi: He aquí la sunamita. Ve corriendo a recibirla y pregúntale: Te va bien a ti? Le va bien a tu marido y a tu hijo? Y ella dijo: BIEN. Ella podría contarle a Giezi todo lo enfermo que estaba su hijo, pero ella evito y lo único que dijo fue ESTAN BIEN! (2 Reyes 4:25-26)

5. Ella supo ir a la fuente correcta para ser motivada. Ella evito decir, confesar el problema que estaba viviendo a sus conocidos. Tomo la decisión de buscar en Dios una respuesta a su necesidad.

Dijo la madre del niño: vive Jehová y vive tu alma que no te dejare. (2 Reyes 4:30)  Ella le dijo lo mismo que Eliseo le dijo a su maestro Elías   vive Jehová y vive tu alma que no te dejare.

Ella estuvo dispuesta a luchar por una respuesta. Se aferró de Dios de tal manera que sabía que obtendría el milagro. En su corazón estaba la fe que ella necesitaba para ver este milagro una realidad.

Así como esta mujer, cuidemos nuestras palabras en medio de situaciones difíciles. Seamos diligentes en buscar de Dios, y aferrémonos de su mano de tal manera que no la soltemos hasta ver respuesta a nuestra oración! Dios es un Dios de milagros! Él puede responder a tu más grande necesidad hoy!
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lunes, 12 de marzo de 2018

Enseñanzas de Jesús


Enseñanzas de Jesús.  Las mujeres tienen igualdad de autoridad en su Ministerio. Porque la obra la hace El Espíritu Santo que mora en cada Creyente  

Jesús enseño una manera de pensar sobre las mujeres que desafiaba Su mundo-y el nuestro-porque Él vivía con los valores del Cielo. Los valores son las cosas más básicas e intangibles en nuestra amanera de pensar, estas causan que tomemos decisiones. Yo creo que Jesús incluyo la idea de los valores en su manera de oración. (Mt 6:9-13), especialmente en el versículo 10, cuando Él dice, 10 “Venga tu reino. Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo. Yo creo que Él estaba pidiendo que los valores de Dios caracterizara nuestra manera de pensar y que al hacerlo que los valores del Cielo se practicaran en la Tierra. Estos valores eran desconocidos a nuestro mundo, por eso Jesús personificaba estos valores, y El los usaba en su vida diaria.

Cuando Pablo  nos habla sobre la igualdad racial y de género (Efesios 2:14; Gálatas 3:28-valorres expresados por Jesús-él dice que Jesús derribo las paredes de separación. Cuando seguimos a Jesús, nosotros también proclamaremos a las mujeres lo que Jesús ha hecho. Les diremos a todos que Jesús ya derribo las paredes de prejuicio y separación que han degradado a las mujeres.

Un día, Jesús cambio la vida de una mujer Samaritana. De acuerdo con Juan (4:4-42), Él la conoció en el pozo de Jacob. Tal vez lo más sorprendente de este encuentro fue que Él revelo por primera vez con claridad indiscutible quien era El-Yo soy (El Mesías), el que habla contigo. Verso 25-26. Imagínese!

La primera persona a la cual Jesús se rebeló a Él mismo como el Mesías fue una mujer! Y Jesús dijo que en la revelación de quien era Él, El construiría su iglesia (Mateo 16:18).

Esta mujer baja y Samaritana estaba asombrada de que Jesús pareciera saber todo sobre ella. De hecho el mensaje de “te conozco” fue lo que llamo su atención. “Y quiero que me conozcas. Aquí esta quien soy yo y quien eres tú” Ese es Jesús mostrando interés por un individuo y estableciendo una relación con ella.

Esta mujer estaba tan emocionada que ella corrió a su aldea y le conto a todos sobre El. No importo que ella fuese mujer. Ella había conocido a Jesús y las expectativas o reglas sociales se habían vuelto irrelevantes.

Lo que ella estaba siendo es lo que llamaríamos predicación o hablando en público. Ella estaba proclamando las Buenas Noticias! Jesús no le dijo que se quedara callada. En algunas ocasiones El si le dijo a personas que no dijeran sobre su identidad o lo que Él había hecho (ejemplo Mateo 12:16) pero en esta ocasión no fue así. Jesús no silencio a esta mujer –ni a ninguna otra mujer.

Esta mujer no fue a la aldea a ver si los ancianos le darían permiso de hablar. Su autoridad venia de la revelación de Jesús hacia ella de quien era Él. ¡Esto es más que suficiente! ¡Fue suficiente y es suficiente ahora!

A Jesús no parecía preocuparle que fuera una mujer la que estaría difundiendo las buenas noticias sobre Él. De hecho a pesar de que el testimonio de una mujer no se consideraba valido o aceptable, Él confió este testimonio más importante que  cualquier otro a ella. Él sabía que la revelación de quien era Él, al final triunfaría sobre leyes humanas. Triunfó antes y triunfará hoy-si simplemente confiamos y le obedecemos a Él.

Considere esto! Jesús no la restringió a compartir su experiencia solo con otras mujeres y niños de la Aldea. La palabra “hombres” en Juan 4:28 es la palabra Griega anthropoi, que  es incluyente para las mujeres, es decir se refiere a hombres y mujeres y es mejor traducida a “personas”. Así que ella le dijo a todos-hombres, mujeres, niños y niñas-sobre Jesús.

Esto es muy emocionante! Jesús no limito las funciones o autoridad de esta mujer de ninguna manera>! Ella fue enviada por El y Él no la restringió en ninguna manera! Que extraordinario a la luz de la actitud de la iglesia a lo largo de los siglos-y que continua hoy en día en muchos casos!

En su encuentro con esta mujer, Jesús quebró tres leyes. Primero, como Judío a Él no se le permitía hablar con un Samaritano. Pero Él lo hizo. (Que nos dice esto de Jesús?) También como hombre Él no podía hablar públicamente con una mujer. Y aun así lo hizo! Por eso es que en Juan 4:27 nos dice que sus discípulos se asombraron de que Él hablase con una mujer. Y finalmente, como maestro Jesús estaba prohibido de enseñarle teología a una mujer. Pero Él lo hizo. (¿Que nos dice todo esto acerca de Jesús? No es de extrañarse que sus discípulos se asombraran!)

Esencialmente Jesús llamo a esta mujer a la mima función que El llamo a Los Doce y  a las mujeres discípulos. ¡Ella debía de predicar sobre Él! Y a pesar del hecho de que ella fuese una mujer, Él no hizo de menos a la autoridad inherente a la asignación.

Muchos Samaritanos creyeron en Él por el testimonio de esta mujer. Sera posible que el “ministerio” de esta mujer en realidad preparo el camino para el gran Reavivamiento que hubo en Samaria (Actos 8:4-8)?

¿Estamos entendiendo el patrón que tenemos aquí? Lo encontramos a Él, lo llegamos a conocer a Él, y les decimos a otros sobre Él para que así también ellos puedan conocerlo. ¡No puede ser más simple que esto! ¡Y no debería de hacerse más complicado!.  Gálatas 3. 28. Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. 1 Corintios 11. 11. Pero en el Señor, ni el varón es sin la mujer, ni la mujer sin el varón;
12. porque así como la mujer procede del varón, también el varón nace de la mujer; pero todo procede de Dios.
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domingo, 11 de marzo de 2018

NO PAGAR DEUDAS ES PECADO.


NO PAGAR DEUDAS ES PECADO.      “El impío toma prestado y no paga” Salmo 37: 21.
La Biblia nos enseña a cubrir las deudas, a regresar lo prestado, debemos pagar nuestras deudas aunque no tengamos los recursos para hacerlo y si no tenemos el dinero, debemos pedir a Dios provisión para cubrir nuestras deudas.
Porque el no regresar a otro el dinero que le pedimos prestado es despojarlo del dinero que le pertenece, y eso es un robo.

Porque el robo es un pecado vemos en la Biblia la insistencia de cubrir las deudas.

“No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley.

 Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.

 El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor.” Romanos 13: 8 – 10.



No pagar deudas y morir sin cubrirlas, es morir en pecado e ir al infierno, aún y cuando hayas alguna vez creído en Jesús y nacido de nuevo, porque Jesús establece que otro requisito para entrar al cielo es mantenerse en obediencia a Dios.

(Romanos 13: 7 – 8).  Cristianos que contraen deudas y no las pagan, no le dan importancia a devolver el dinero que no es suyo y se lo quedan (lo cual es un robo). El no tener dinero no elimina el pecado, no cubre la deuda, si llega la muerte y se cierra el expediente con una deuda con un dinero no repuesto (con un robo), es un pecado no arrepentido.

Y cómo podría perdonar Dios a alguien que no se arrepiente de su pecado de robo, de no pagar una deuda?

Dios no perdona a quién no admite su culpabilidad y no muestra remordimiento de su pecado y no muestra genuino arrepentimiento que incluye una demostración práctica de devolver el dinero que tomó prestado.



Si tiene deudas cúbralas, si no tiene dinero para hacerlo,  pídale ayuda a Dios para cubrirlas. El que el cristiano  no tenga dinero para cubrir deudas no elimina la obligación de cubrirlas.

Si como cristiano nacido de nuevo, pediste dinero prestado, tienes deudas de dinero y estás postergando el reponer lo que tomaste prestado, si ya se pasó el tiempo en que te comprometiste a regresar el dinero, estás en falta. Si ya pasó el tiempo en que prometiste reponer lo prestado, estás incurriendo ya en un robo, tomaste algo prestado y no lo regresaste.

Si mueres de repente, en esa condición, con tu pecado de robo, mueres sin arrepentimiento de pecado, sin admitir tu culpabilidad y Dios no te puede perdonar cuando mueres en pecado no arrepentido, no confesado y en el caso de las deudas monetarias, la evidencia de arrepentimiento genuino es que repongas el dinero que tomaste prestado, si te llega la muerte en tu pecado de robo por no pagar lo prestado, Dios no te puede perdonar y vas al infierno.

Aunque le digas en aquél día a Jesús, que hiciste cosas en su nombre, porque te puede decir que no todo el que le dice Señor entra al cielo sino el que obedece al Padre Celestial, y obedecer a Dios Padre es no robar al prójimo, amar al prójimo como a uno mismo y eso implica el regresar el dinero que le tomaste prestado. (Mateo 7: 21 -23).

Vemos la historia de cómo Eliseo ayudó a que la viuda cubriera las deudas que tenía con sus acreedores cuando Dios le multiplica el aceite a la viuda para venderlo y pagar sus deudas. (2 Reyes 4: 1 – 7).

Vemos otro caso en el que Eliseo mediante el poder de Dios ayudó a un muchacho que perdió un hacha que era prestada, la cabeza de hierro del hacha cayó al río y el muchacho se preocupó pues el hacha era prestada, Eliseo hizo flotar el hierro en el agua, para) que el muchacho pudiera luego regresar el hacha prestada. (2 Reyes 6: 1 – 7)

Cuando el cristiano pone su prioridad en Dios en confiar en él y en preocuparse por reponer lo prestado, por cubrir sus deudas, Dios tiene los medios para hacerlo.
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sábado, 10 de marzo de 2018

Elías subió al cielo en un torbellino». (2 Reyes 2:11)


«Aconteció que mientras ellos iban caminando y hablando, un carro de fuego, con caballos de fuego, los apartó a los dos, y Elías subió al cielo en un torbellino». (2 Reyes 2:11)

Elías contempló grandes milagros de Dios a lo largo de toda su vida. Pero el más extraordinario sucedió al final de su paso por este mundo, ya que el Señor lo arrebató en un carro de fuego donde ascendió a los cielos en un imponente torbellino. La reforma religiosa estaba prácticamente concluida, los nuevos reyes de Siria e Israel ungidos y Eliseo, su sucesor, llevaba ya en su compañía varios años. El momento de sellar su brillante ministerio había llegado, pero no como él había pedido en Horeb deseando la muerte, sino con toda la gloria que está prometida a los fieles hijos de Dios. Allí, en la soledad de la montaña, la presencia de Dios se manifestó al abatido profeta en el silbo apacible y delicado; esta vez junto al Jordán, a la vista de su siervo Eliseo, en llama de fuego y grande tempestad, anticipando como en una miniatura el glorioso regreso de Jesús a este mundo.

La verosimilitud del hecho no ofrece lugar a dudas. Hubo un testigo que lo vio, Eliseo, y que al ser separado de Elías de tan extraordinaria manera, exclamó: «¡Padre mío, padre mío! ¡Carro de Israel y su caballería! Y nunca más lo vio» (2 Reyes 2: 12). Cincuenta hombres fuertes de los hijos de los profetas lo buscaron durante tres días por todas partes, pero fue en vano. No se volvió a ver a Elías; sin embargo, apareció siglos después en el monte de la Transfiguración junto a Moisés resucitado y a Jesús glorificado. Elías no había muerto, más bien, había sido purificado y revestido de inmortalidad por el fuego divino, arrebatado a los cielos para vivir eternamente, como Pablo dice que ocurrirá en la Segunda Venida: «Luego nosotros, los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor» (1 Tesalonicenses 4: 17).

Dios, que nunca deja las cosas sin acabar, concedió a Eliseo una doble porción del espíritu de Elías. «Cuando en su providencia el Señor ve conveniente retirar de su obra a aquellos a quienes dio sabiduría, sabe ayudar y fortalecer a sus sucesores, con tal que ellos esperen auxilio de él y anden en sus caminos.
Muy pronto tú y yo seremos trasladados como Elías al reino de los cielos.       Vive hoy con esa esperanza en tu corazón.
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viernes, 9 de marzo de 2018

Elías rogó: “Oh Jehová mi Dios,


LA VIUDA DE SAREPTA.  “HAS VENIDO [...] PARA DAR MUERTE A MI HIJO” Elías rogó: “Oh Jehová mi Dios,
Ahora bien, la fe de la viuda se puso a prueba de nuevo. “Después de estas cosas —continúa el relato— aconteció que el hijo de la mujer, el ama de la casa, enfermó, y su enfermedad llegó a ser tan grave que no quedó aliento en él.” Tratando de buscar una razón para lo ocurrido, la afligida madre le dijo a Elías: “¿Qué tengo yo que ver contigo, oh hombre del Dios verdadero? Has venido a mí para que se recuerde mi error y para dar muerte a mi hijo” (1 Rey. 17:17, 18). ¿Qué motivó esas amargas palabras?

¿Recordó quizá la viuda algún pecado que le pesaba en la conciencia? ¿Pensó que Dios la estaba castigando con la pérdida de su hijo, y que Elías era el mensajero de la muerte? La Biblia no entra en detalles, pero sí queda claro que la viuda no estaba acusando a Dios de ser injusto.

A Elías lo debió sacudir la triste muerte del hijo de la viuda, y también la idea de que su propia presencia la hubiera causado. Después de llevar el flácido cuerpo del niño a la cámara del techo, Elías rogó: “Oh Jehová mi Dios, ¿también sobre la viuda con quien estoy residiendo como forastero tienes que traer perjuicio, dando muerte a su hijo?”. El profeta no podía soportar que Dios quedara desacreditado por permitir que aquella amable y hospitalaria mujer sufriera aún más. Por eso suplicó: “Oh Jehová mi Dios, por favor, haz que el alma de este niño vuelva dentro de él” (1 Rey. 17:20, 21).

“MIRA, TU HIJO ESTÁ VIVO”
Jehová lo estaba escuchando. La viuda había alimentado al profeta, había ejercido fe. Al parecer, Dios permitió que la enfermedad del niño siguiera su curso porque sabía que lo resucitaría. Aquella resurrección —la primera de la que habla la Biblia— serviría para dar esperanza a generaciones futuras. Tras la súplica de Elías, Jehová le devolvió la vida al niño. Imaginemos la emoción de la viuda cuando Elías dijo: “Mira, tu hijo está vivo”. Ella le contestó: “Ahora, de veras, sí sé que eres un hombre de Dios, y que la palabra de Jehová en tu boca es verdadera” (1 Rey. 17:22-24).

El relato no dice nada más sobre esta viuda. Pero en vista de que Jesús hizo referencia a la buena actitud que ella demostró, podemos concluir que sirvió a Jehová hasta el fin de sus días (Luc. 4:25, 26). Su historia demuestra que Dios bendice a los que tratan bien a sus siervos (Mat. 25:34-40). También prueba que da lo necesario a quienes le son fieles, incluso en circunstancias extremadamente difíciles (Mat. 6:25-34). Además, nos muestra que Jehová quiere y puede resucitar a los muertos (Hech. 24:15). Sin duda, tenemos buenas razones para acordarnos de la viuda de Sarepta.
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jueves, 8 de marzo de 2018

ELÍAS Y LA VIUDA DE SAREPTA DE SIDÓN


ELÍAS Y LA VIUDA DE SAREPTA DE SIDÓN
“Vino luego a él palabra de Jehová, diciendo: Levántate, vete a Sarepta de Sidón, y mora allí; he aquí yo he dado orden allí a una mujer viuda que te sustente. Entonces él se levantó y se fue a Sarepta. Y cuando llegó a la puerta de la ciudad, he aquí una mujer viuda que estaba allí recogiendo leña; y él la llamó, y le dijo: Te ruego que me traigas un poco de agua en un vaso, para que beba”, 1 Rey. 17:8.

Es necesario conocer las palabras de Dios y sus promesas, pues son fieles porque él lo es, Dios envía a Elías a Sarepta de Sidón, y allí encuentra como Dios se lo dijo a una viuda. Dios cumple sus promesas, por su naturaleza santa, él no miente, no queda mal, no engaña, ni crea falsas expectativas, puedes confiar plenamente en él.

Dios tiene planeado un gran milagro, pero requiere la obediencia de Elías y la acción obediente de la viuda, ambos oyen a Dios, ambos deben obedecer a Dios: Elías debe ir a Sarepta de Sidón y la viuda debe alimentarlo.




Ante las dificultades pueden aparecer los temores, 1 rey. 17:12 (“Y ella respondió: Vive Jehová tu Dios, que no tengo pan cocido; solamente un puñado de harina tengo en la tinaja, y un poco de aceite en una vasija; y ahora recogía dos leños, para entrar y prepararlo para mí y para mi hijo, para que lo comamos, y nos dejemos morir”). El temor trae frustración y alejamiento de Dios, veamos:

1)   Ella esperaba lo peor, la muerte de ella y de su hijo.
2)   Estaba enfocada en lo poco que tenía.
3)   El temor nos roba la fuerza, el entusiasmo y la confianza.
4)   El temor nos aleja del poder de Dios.
5)   La fe es la certeza de que Dios hará, el miedo es la certeza de la catástrofe que vendrá.

Dios quiere reemplazar el temor por la fe en Jesucristo, 1 Rey. 17:13-14 (“Elías le dijo: No tengas temor; ve, haz como has dicho; pero hazme a mí primero de ello una pequeña torta… Porque Jehová Dios de Israel ha dicho así: La harina de la tinaja no escaseará, ni el aceite de la vasija disminuirá,  hasta el día en que Jehová haga llover sobre la faz de la tierra”). Una frase muy usada por Dios la cita aquí Elías: “No tengas temor”. La fe implica avanzar en la Palabra de Dios aunque a veces suene ilógico.


Es interesante que el lugar era Sarepta de Sidón, la palabra Sidón significa: caza, pesca, venado o carne de venado, es decir era un lugar de abundante fauna y flora, pero ahora por la sequía no había nada, a veces así pasa en nuestra vida. Y entramos en un proceso de Dios, de hecho el nombre Sarepta significa: taller del orfebre, entonces es el lugar y tiempo donde Dios moldea nuestro carácter, como el orfebre moldea el oro para darle la forma que él quiere. 

La fe en Dios siempre triunfará, 1 rey. 17:15 (“Entonces ella fue e hizo como le dijo Elías; y comió él, y ella, y su casa, muchos días. Y la harina de la tinaja no escaseó,  ni el aceite de la vasija menguó, conforme a la palabra que Jehová había dicho por Elías.”).

A pesar de todo, ella actuó en fe. Recordemos que: era una mujer viuda, estaban en medio de una sequía terrible, un puñado de harina y un poco de aceite era lo último que tenía y el vrs. 15 dice: “ella fue e hizo como le dijo Elías”. Y Dios cumplió su promesa, ellos fueron testigos de un milagro.

La sequía duró tres años y medio, y en la casa de la viuda, Elías estuvo dos años aprox. Cada mañana cuando ella llegaba a la cocina, allí estaba el aceite y la harina, allí estaba Dios cuidando de su siervo Elías, cuidando de la viuda y de su hijo. No importa si hay sequía, si la economía mundial se balancea de un lado a otro, miremos a Cristo, nuestro proveedor, él es quien nos sustenta, caminemos en su palabra, en sus principios, dale a Dios el lugar que le corresponde, y él actuará a tu favor, como lo hizo con Elías y la viuda de sarepta de Sidón.

Reflexión final: Dios protege a sus hijos, los bendice cada día, envía la provisión sobre sus familias, cumple sus promesas, Dios tiene cuidado de sus hijos, y él espera que sus hijos tengan cuidado de Su Palabra.
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miércoles, 7 de marzo de 2018

Hebreos 2:1-4.


Hebreos 2:1-4. EL DESVÍO ES INFINITAMENTE PELIGROSO
El desvío es infinitamente peligroso. ¡Oh, si pudiera despertarles para que estuvieran alegremente vigilantes, al vivir la vida cristiana, al mirar a Jesús, y al considerar a Jesús, y al escuchar a Jesús! Su yugo es fácil y su carga es ligera, tan fácil como escuchar, y tan ligera como mirar. Pero si descuidamos esta salvación tan grande, y nos deslizamos hacia el amor por otras cosas, entonces no escaparemos. Pereceremos. La marca característica del verdadero hijo de Dios es que no se desvía mucho tiempo. Si usted está desviado en esta mañana, una de las características de esperanza, de que ha nacido de nuevo, es que siente remordimientos a causa de lo que hemos hablado, siente un deseo cada vez más fuerte en su corazón de volver sus ojos hacia Jesús, y considerarle, y escucharle en los días y meses y años que vienen. Y una de las señales de que no ha nacido de nuevo es que escucha lo que digo y no siente deseos de cuidarse del desvío.

El argumento en el versículo 2 sobre por qué no escaparemos si nos desviamos y descuidamos nuestra gran salvación es que: "la palabra hablada por medio de ángeles resultó ser inmutable, y toda transgresión y desobediencia recibió una justa retribución". En otras palabras, en el Antiguo Testamento, Dios no había hablado todavía directamente mediante su Hijo en la Tierra. Habló mediante intermediarios y mensajeros. Hebreos dice que los ángeles estuvieron involucrados en la revelación de la Palabra de Dios. Sin embargo, la firmeza de esta Palabra mediada era tan grande que todo descuido y rechazo fue castigable con una justa retribución.

Ahora llegó alguien mucho mayor. Dios no nos habló mediante ángeles, sino directamente, sin mediador, a través del Hijo. Dios mismo se levantó desde el cielo en Jesús y habló una gran salvación con sus labios y su vida y su muerte. Ahora, dice este escritor, si descuidamos esta gran Palabra, somos mucho más culpables que el pueblo del Antiguo Testamento que desobedeció la Palabra de Dios dada mediante ángeles, y por tanto no escaparemos.

Así, como siempre ocurre en la Biblia, y en este libro, Dios nos da, por su gracia, incentivos positivos y negativos para que aceptemos nuestra gran salvación y para que escuchemos al gran Salvador. Negativamente, dice que pereceremos si nos desviamos de la Palabra de Dios y descuidamos nuestra gran salvación. Positivamente, dice que esta Palabra es tal que, ¿cómo pudiera haber alguien que no quisiera escucharla y meditar en ella y vivir en esta Palabra: Jesús, el Creador de todas las cosas, el que sostiene todas las cosas desde la diestra de la majestad, y el purificador de todos nuestros pecados? ¿Cómo pudiera usted no querer prestar atención a esta Palabra y considerarle y poner sus ojos sobre él?
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