jueves, 4 de diciembre de 2014

Colosenses 2:11-12

Colosenses 2:11-12
Además en Él fueron circuncidados, no por mano humana sino con la circuncisión que consiste en despojarse del cuerpo pecaminoso. Esta circuncisión la efectuó Cristo. Ustedes la recibieron al ser sepultados con él en el bautismo. En Él también fueron resucitados mediante la fe en el poder de Dios, quien lo resucitó de entre los muertos.


Si ponemos otras palabras a los versículos de hoy, podemos decirlo de la siguiente manera: cuando recibieron a Cristo, Él se encargó de separar su cuerpo pecaminoso de ustedes y enterrarlo para que no estorbara más en su relación con Él, además, han sido resucitados pues su cuerpo que estaba muerto, fue sepultado mas su alma ha sido liberada de él.
Pablo nos está enseñando en estos versículos la transformación que sucede en nosotros al aceptar a Cristo. No eres ya la misma persona. La Palabra misma dice que “todas las cosas son hechas nuevas”. ¿Qué es lo nuevo? Que tu cuerpo, tus deseos carnales, tus ganas de imponer tu voluntad siempre, quedan separadas, cortadas, circuncidadas y no tienen más lugar en ti. Cristo corta esas cadenas que nos tenían atados al pecado, atados a nosotros mismos y ciegos ante el amor de Dios. Es tu propio cuerpo, tu orgullo, tus enojos, celos, amarguras, rencores y odios lo que te impide escuchar al Señor. Nos guste aceptarlo o no, somos pecadores. Merecemos estar sepultados junto con nuestro cuerpo pecaminoso. Si bien el cuerpo humano es increíble y digno de estudiarse y admirarse, debes saber que ese cuerpo es carnal y pecaminoso. No le des más vueltas. Tu cuerpo te lleva a pecar. Por esta razón, Dios nos demuestra su gran amor a través de Cristo y la salvación que recibimos a través de Él. Cristo nos permite tener una vida distinta a la anterior. Una vida con propósito. Una vida libre y sin esclavitud al pecado sin ataduras a tu cuerpo carnal. Poco a poco me he ido dado cuenta de la realidad de esta esclavitud. Lo veo en gente que no puede dejar de mentir, no pueden dejar de ser infieles, no pueden dejar de robar, no pueden o no quieren perdonar, no quieren compartir, no quieren reconocer sus errores, etc. ¿Te suena familiar? Tú y yo estamos metidos en todo esto. Nuestro cuerpo nos arrastra a estas cosas. Pero ahora sabemos que hay un camino distinto que se puede tomar llamado Cristo Jesús. Él se encarga de mostrarnos el daño que nos hace obedecer a nuestro cuerpo. Nos enseña lo que es vivir en su amor, en su perdón, en su gozo, en su gracia, en su misericordia y en su abundancia. Hay tantas caras tristes allá afuera porque no conocen a Jesús. Hoy tú tienes la oportunidad de vivir distinto al aceptarlo. Hoy tienes la oportunidad de sepultar ese cuerpo carnal que tanto daño te hace, tan pesado que solamente lo puedes arrastrar. Acepta a Jesús y corta esas cadenas y resucita a la vida en Él, a una vida abundante, a una vida plena. ¿La quieres?

Oración
Señor: perdona mis pecados. Entiendo que mi ser necesita ser restaurado por Cristo y te pido que así sea. Te pido que quites las cadenas que hay en mí y me permitas resucitar pues estaba muerto. Guíame para vivir en tu gozo, en tu amor, en tu camino. Dale sentido a mi vida y lléname de Ti, en el nombre de Jesús te lo pido
Amén

miércoles, 3 de diciembre de 2014

1ª Samuel 12:14

1ª Samuel 12:14
Si temiereis a Jehová y le sirviereis, y oyereis su voz, y no fuereis rebeldes a la palabra de Jehová, y si tanto vosotros como el rey que reina sobre vosotros servís a Jehová vuestro Dios, haréis bien.



Amor. Gracia. Misericordia.
Recuerdo algunos comentarios de personas diciendo que el Dios del antiguo testamento es un dios iracundo y de destrucción. ¡Qué alejados de la realidad! Si bien, encontramos guerras y destrucciones, siempre están acompañadas de una increíble capa de amor, gracia y misericordia. En este pasaje volvemos a ver estas características de Dios. Recuerda que los israelitas habían pedido un rey haciendo a un lado a Jehová. A pesar de ello, Dios no se llena de coraje hacia ellos ni busca vengarse porque pidieron un rey humano. Él deja instrucciones para que nosotros, a pesar de nuestra rebeldía, podamos encontrar el camino hacia Él.
Este es el Dios de la biblia. El que nos busca. El que nos ama. El que quiere que nos reconciliemos con Él. El que tiene planes increíbles para nosotros. El que quiere llevar nuestras cargas. El que quiere darnos paz. ¿No se te hace chiquito el corazón al comprender lo que es Dios y cómo se preocupa por ti y por mí?
Por otro lado, es importante entender que es Él y solo Él quien trazó la línea y los parámetros a seguir para tener comunión. No se trata de inventar buenas acciones ni de tomar unos cuantos versículos sino de estudiar su palabra fielmente para acercarnos como Él lo pide. Y ¿qué nos pide? Que le temamos, le sirvamos, oigamos su voz y la obedezcamos. Entonces haremos bien.
¿Temer a Dios? Sí. Ahora queremos tener la idea de Dios como un compañero, como un confidente o como nuestro asesor. No lo es. Es el Señor. Es el Creador. Es el Rey de reyes. Si a una persona que no conoces le hablas de usted. Si a una persona destacada se le dirige con cierto respeto. ¿Cuánto más le debemos mostrar a Jehová? Antes de Cristo los sacerdotes morían al instante por no haber sido purificados correctamente y entrar a la presencia de Dios en el lugar santísimo. Dios no es un juego. Dios no se toma a la ligera.
Servicio. Entregar nuestra vida a los demás. Entregar nuestro tiempo y esfuerzo a la obra de Dios. Escuchar. Podemos atender a varias predicaciones. Nos podrán dar muchos consejos, pero si no escuchamos, realmente nada está entrando a nuestra cabeza y nada cambiará en nuestra vida. Debemos escuchar para saber qué dirección muestra Dios para nuestras vidas. Rebeldía. ¿Te tengo que explicar? Cada vez que haces lo que tú quieres por encima de lo que Dios te dice que hagas…
Dios no quiere que pasemos un mal rato. No quiere verte sufrir ni estar agobiado. Él te ama y por ello te dice qué hacer para que tu vida sea diferente, para que sea plena. Él quiere mostrarte su amor, gracia y misericordia. A ti te corresponde temer, servir y no ser rebelde.

Oración
Señor: gracias por tu amor y misericordia. Perdona mis pecados y ayúdame a entender cómo vivir en temor, servicio y obediencia a Ti. En Cristo Jesús
Amén

martes, 2 de diciembre de 2014

Proverbios 18:13

Proverbios 18:13
Es necio y vergonzoso responder antes de escuchar.



Parece refrán de nuestros abuelos pero está escrito en la biblia. Santiago posteriormente daría mucha mayor dirección con respecto a nuestra lengua pero resulta muy interesante que sin importar la época, nuestras respuestas siempre pueden causar conflicto.
Es fácil escribir sobre cómo debemos ser pacientes y controlar nuestros impulsos antes de responder a cualquier pregunta o incluso a una agresión. Pero cuando te encuentras en el momento preciso todo es distinto. Se te olvida que estabas buscando ser una mejor persona. Por algún lado queda un pequeño recuerdo de que queremos ser distintos y buscamos controlar nuestras respuestas. ¿Sabes algo? Es normal. No te sientas mal si después de leer esto respondes antes de escuchar. No se da en un instante. El cambio que Dios busca en nosotros va más allá de un instante. Es un cambio en mentalidad. En actitud. Busca crear hábitos que surjan de manera natural. Hoy vas a responder antes de escuchar. Mañana responderás un poco después y conforme pase el tiempo, si entregas a Dios tu boca y transformas tu actitud, te darás cuenta que ahora eres una persona que escucha. Recuerda: cuesta trabajo, tiempo y esfuerzo.
Por otro lado, me parece que este tipo de actitudes no solo las tenemos hacia los hombres sino también hacia Dios. Cuando comenzamos a leer algún mandamiento que no nos gusta, cuando escuchamos una predicación que sabemos nos está mostrando nuestro pecado, en lugar de recibir la información y “escuchar”, nos ponemos a la defensiva y comenzamos a justificarnos “responder” sin dejar que Dios nos hable.
Lo que Dios nos enseña tiene un propósito. Es fácil aceptarlo cuando estamos de acuerdo con lo que pasa, pero ¡qué difícil se vuelve cuando las cosas no nos gustan! Ya no queremos escuchar a Dios y sí queremos responder con nuestras quejas y actitudes que demuestran nuestro rechazo.
Imagina a un niño haciendo un berrinche. Sus papás lo están corrigiendo. Le están enseñando. Le están “hablando” y él necesita “escuchar”. La actitud del niño con su berrinche es la forma en que “responde” sin “escuchar”. Esto, dice la biblia es vergonzoso.
Ahora, medita sobre tus reacciones con la gente y ante Dios. ¿No estás haciendo “berrinches” cuando las cosas no son como tú quieres? Es vergonzoso responder sin escuchar primero. Ten calma. Paciencia. No des “patadas de ahogado”. Primero escucha a la gente. Escucha a Dios. Medita. Reflexiona. Después contesta.

Oración
Señor: me es difícil frenar mi lengua y mis impulsos. Te pido que me transformes para que pueda aprender a escuchar y posteriormente responder. Te pido que perdones mis pecados y me guíes en tu camino. Te lo pido en el nombre de Jesús
Amén

lunes, 1 de diciembre de 2014

Hechos 6 1 3

Hechos 6:1-3
En aquellos días, al aumentar el número de los discípulos, se quejaron los judíos de habla griega contra los de habla aramea de que sus viudas eran desatendidas en la distribución diaria de los alimentos. Así que los doce reunieron a toda la comunidad de discípulos y les dijeron: No está bien que nosotros los apóstoles descuidemos el ministerio de la palabra de Dios para servir las mesas.



Cuando leo este versículo recuerdo que los personajes de la biblia no son perfectos sino por el contrario como tú y como yo, tienen muchos errores. Los discípulos estaban tan enfocados en predicar de la palabra de Dios que habían olvidado dar seguimiento al cuidado de las viudas. Es normal que nos equivoquemos. No nacimos sabiéndolo todo. Por más que intentemos servir a Dios en todo lo que hagamos, vendrán días en los que simplemente nos tengan que decir: te faltó hacer esto o aquello; no estás haciendo bien esta tarea; la gente no está conforme con tu decisión tal o cual; entre muchos otros ejemplos. El enemigo buscará desanimarte y hacerte sentir que no estás haciendo bien las cosas. Tratará de hacerte sentir poco útil. También buscará hacer surgir tu ego y orgullo haciéndote pensar que los demás no saben lo que dicen. Cuidado. Es fácil seguir el camino contrario y difícil el que nos transforma el corazón.
Los discípulos al oír la situación que existía, no se indignaron por lo que les estaban pidiendo, pero tampoco se pusieron a pedir perdón como si hubieran cometido un pecado. Tomaron las cosas como debían ser haciendo los ajustes necesarios para arreglar el problema. Se reunieron y comunicaron que entendían la necesidad que no estaba siendo atendida, pero explicaron que ellos no podían estar sirviendo a las mesas pues desatenderían el compartir a Jesús.
Podemos aprender algunos principios de estos versículos:
1. A pesar de que existía un problema, la congregación no comenzó a conspirar contra los líderes ni había rumores sobre la necesidad que existía y que estaba siendo desatendida. No dejemos que nuestras congregaciones se llenen de gente murmurando. Busquemos tener comunicación y puertas abiertas para escuchar y resolver los problemas que surjan.
2. No permitamos que nuestro orgullo interfiera con lo que la gente percibe sino con corazón humilde escuchemos y busquemos una solución.
3. No queramos resolver absolutamente todo y tener parte en todas las cosas que suceden. Los discípulos entendieron que si servían a las viudas, tendrían menos tiempo para hablar del evangelio y eso no era una buena solución.
4. No dejes que el enemigo te haga sentir menos cuando hay problemas. Es normal que te equivoques. Reconoce el error, dale solución y sigue adelante.
Aunque estos ejemplos están enfocados a la congregación, creo que son aplicables a nuestra vida diaria. No dejemos que los chismes invadan nuestras conversaciones. No permitamos que nuestro orgullo nos haga sentir superiores y por último, no pensemos que podemos tomar cartas en todo lo que sucede a nuestro alrededor sino entendamos que debemos ceder el control a Dios y que otra persona hará tal o cual tarea. El mundo no se cae si tú y yo no estamos al control. Solamente dejaría de funcionar si nuestro Dios no estuviera al pendiente. No te preocupes. Lo está.

Oración
Padre Santo: hoy entiendo que mi orgullo es un estorbo en nuestra relación. Ayúdame a doblar mi rodilla y darte el control de mi vida y de todo lo que quiero que sea a mi manera. Te pido por tu iglesia y cada uno de los que te seguimos para que podamos ser humildes, serviciales y que no dejemos que los rumores nos destruyan. Te pido que aprendamos a expresar aquello que consideramos que debiera ser cambiado y a la vez que nuestros líderes tengan la sabiduría para reconocer las necesidades. En el nombre de Cristo Jesús te lo pido.
Amén

domingo, 30 de noviembre de 2014

Hechos 19:28-31

Hechos 19:28-31


Al oír esto, se enfurecieron y comenzaron a gritar: ¡Grande es Artemisa de los efesios!  En seguida toda la ciudad se alborotó.  La turba en masa se precipitó en el teatro, arrastrando a Gayo y a Aristarco, compañeros de viaje de Pablo, que eran de Macedonia.  Pablo quiso presentarse ante la multitud, pero los discípulos no se lo permitieron.  Incluso algunas autoridades de la provincia, que eran amigos de Pablo, le enviaron un recado, rogándole que no se arriesgara a entrar en el teatro.


Imagina por un momento lo que sintieron Gayo y Aristarco.  Para que puedas ponerlos en el contexto correcto, piensa en una multitud como en un estadio de fútbol.  Piensa en aquellos partidos en los que una gran masa de seguidores de un equipo, comienza a molestar a uno o dos que por alguna razón se sentaron en el lado incorrecto del estadio.  A veces los empujan y en ocasiones hasta los golpean cuando las cosas se salen de control.  Nos dice la biblia que la ciudad entera se alborotó y dentro de este movimiento, estos dos hombres son arrastrados.  Probablemente fueron empujados y maltratados.  Además, el panorama seguramente no era muy alentador.  Al enterarse de esto, Pablo quiere salir inmediatamente para calmar la situación y probablemente defender a sus hermanos.  Ahora, ¿Hubiera sido una buena decisión? ¡Por supuesto que no!  Es muy probable que lo único que hubiera ocasionado es mayor alboroto y por consecuencia que él fuera también maltratado y hasta asesinado.  No creo exagerar al decir que pudo haber muerto.  ¿Cuántos mueren en encuentros de multitudes porque la gente se dejó llevar?  Esto nos debe enseñar que no siempre tomamos decisiones correctas y que debemos escuchar el consejo de quien nos rodea.  Pablo pudo haber pensado que Dios estaba con él, que lo cuidaría y que todo era posible confiando en Él.  Si bien es cierto esa premisa, no quiere decir que la voluntad de Dios era que Pablo se enfrentara a esa multitud.  Un ejemplo similar lo vemos cuando Jesús es tentado en el desierto.  El hecho de que Dios tenga el poder de hacer algo, no significa que esa sea su voluntad.  ¡Cuidado!  Mucha gente se frustra porque piden y piden porque se haga esto y aquello sin pensar si es o no la voluntad del Señor.
Pablo recibe consejo pidiendo que no salga.  “No hagas nada Pablo”, “Por favor no vayas a la multitud”, “La multitud se alborotará más si sales y será peor el resultado”.  Imagina a Pablo con su gran deseo de salir.  Con la determinación y gran valentía que siempre tuvo, en ese instante, escuchó a sus hermanos y comprendió que era una mala decisión el salir al teatro.  ¿Cómo corregir nuestros pasos si no escuchamos consejo de nadie?  ¿Cómo evitar tomar decisiones incorrectas como la que Pablo estaba tomando si no consultamos a nuestros líderes espirituales?  ¿Acaso crees que no necesitas que te corrijan?  Pablo, siendo un hombre entregado al Señor, estuvo a punto de cometer un grave error.  ¿Crees que tú no puedes cometer grandes errores por no escuchar consejo?  Algunos son orgullosos y creen que no necesitan de nadie más.  Otros son tímidos y no se atreven a hablar de su vida pues no quieren volverse “vulnerables”.  Y otros cuantos, los peores a mi parecer, son los que no quieren hablar porque prefieren mantener una imagen de que todo está bien y que son grandes seguidores de Jesús.  Cualquiera de estas tres categorías necesita cambiar.  No sé en dónde estás parado.  Tal vez en la timidez o tal vez en la hipocresía.  Lo que te puedo decir es que a Dios no lo engañas y que solamente te estás engañando a ti mismo.  ¿Para qué seguir por ese camino?  Dobla tu corazón y permite que el Señor transforme tu vida.  ¡Pide consejo!  ¡Escucha a tu prójimo!  ¡Deja que te muestren tus errores!  Nadie te va a juzgar.  Nadie te va a criticar.  Lo único que vas a lograr es mejorar tu comunión con Dios y con la iglesia pues tomarás mejores decisiones.  Pablo, un gran hombre del Señor lo hizo, ¿Por qué no hacerlo también nosotros?
Oración
Señor: te pido que examines mi corazón.  Ayúdame a entender en dónde estoy parado y por qué me cuesta trabajo abrirme con mis hermanos y pedir consejo.  Entiendo que he tomado malas decisiones y que puedo tomar aún peores por no escuchar a mis líderes ni querer pedir consejo.  Yo te pido me transformes y quites todo lo que estorba de mí para que sea renovado.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén 

sábado, 29 de noviembre de 2014

Hechos 21:18-19

Hechos 21:18-19


Al día siguiente Pablo fue con nosotros a ver a Jacobo, y todos los ancianos estaban presentes.  Después de saludarlos, Pablo les relató detalladamente lo que Dios había hecho entre los gentiles por medio de su ministerio.


Comunicación.  ¡Hay tantos libros que escriben sobre este tema!  Hay seminarios y oradores que se dedican exclusivamente a la comunicación.  Puede ser en el sector empresarial, de pareja o motivacional, pero finalmente lo que buscan es enseñarnos a comunicar algo.  Todos sabemos hablar pero no todos sabemos comunicarnos.  ¿Lo entendiste bien?  Te lo repito.  Todos sabemos hablar pero no todos sabemos comunicarnos.  La comunicación se realiza cuando la contraparte recibe y comprende lo que le están informando.  Irónicamente, esto no pasa tan seguido como pensaríamos.  Me da mucha risa el libro (que nunca he leído) llamado las mujeres son de Venus y los hombres de Marte haciendo alusión a que simplemente pareciera que no podemos comunicarnos y entendernos.
Nos dice el pasaje de hoy que Pablo relató detalladamente lo que había vivido en su ministerio y lo que Dios estaba haciendo.  Cada una de las cosas que vivió la compartió.  Con detalle.  De manera minuciosa.  Que no se le escapara nada para poder llevar el mensaje en su plenitud.   En otras palabras para poder comunicar lo que Dios, el Señor, estaba haciendo.
¿Qué tiene que ver esto conmigo?  Tres puntos principalmente.  El primero.  Debemos aprender a comunicarnos.  Debemos aprender a detallar las cosas y no dejar lugar para posibles mal entendidos.  Es importante buscar que la otra persona realmente reciba la noticia que le estamos dando y ser sensibles para percatarnos si no está siendo de esta manera.  Esto se aplica con cualquier persona.  Puede ser tu jefe, compañero de trabajo, tus hijos o tu pareja.  ¡Debes aprender a comunicarte!
El segundo tiene que ver con la iglesia del Señor.  Es de suma importancia el estar bien comunicados.  No inventando, no hablando mal los unos de los otros y no creando chismes.  La lengua, nos dice Santiago, es pequeña pero sumamente peligrosa.  El tercero lo llamo, evitando ser el “llanero solitario”.  ¿Qué es esto?  Bien.  El llanero solitario es aquél que no comparte absolutamente nada de lo que el Señor está haciendo en su vida.  Por miedo, pena, orgullo o alguna otra razón que considera suficiente para guardarse todo.  Si bien, tu vida es privada y es tu vida, debes saber que puedes servir de ejemplo y testimonio para los demás.  El testimonio no viene solamente de los que han transformado su vida y parece que todo está bien.  Los testimonios más impactantes son de aquellos que abren su corazón a los demás y  comparten su lucha constante con lo que quieren dejar atrás por perseguir ahora el camino del Señor.  Abre tu vida a los demás.  No tengas miedo.  No seas orgulloso.  Todos tenemos “cola que nos pisen”.  Por eso acudimos al Señor.  Necesitamos ser perdonados y limpiados de todas nuestras faltas.  Habla detalladamente de tu vida.  Comunica con los demás lo que Dios está haciendo.  Comunica con tu pastor o con tu hermano lo que te sucede.  No te imaginas el impacto que puede causar este acto tan sencillo.Pablo comunicó a los ancianos lo que el Señor estaba haciendo y todos se maravillaron y alabaron a Dios.  Aprendamos a comunicar lo que nos sucede.  Aprendamos que el impacto que causamos puede servir para dar gloria a Dios cuando abrimos nuestro corazón  compartimos nuestras batallas con los demás.
Oración
Señor: Gracias por tus bendiciones.  Gracias por tu misericordia y amor infinito.  Te pido perdón por mis pecados.  Te pido que me enseñes a comunicarme con los demás.  Que aprenda a hablar de lo que haces en mi vida y que el miedo, orgullo o timidez no me frenen.  Te pido que aprenda a controlar mi lengua y entienda que así como puede causar gran bendición también puede ser sumamente destructiva.  Gracias Señor por tu dirección.  No permitas que me aparte de ti.  Te lo pido en Cristo Jesús.  Amén.

jueves, 27 de noviembre de 2014

Hechos 27:9-12

Hechos 27:9-12


Se había perdido mucho tiempo, y era peligrosa la navegación por haber pasado ya la fiesta del ayuno.  Así que Pablo les advirtió: señores, veo que nuestro viaje va a ser desastroso y que va a causar mucho perjuicio tanto para el barco y su carga como para nuestra propia vida.  Pero el centurión, en vez de hacerle caso, siguió el consejo del timonel y del dueño del barco.  Como el puerto no era adecuado para invernar, la mayoría decidió que debíamos seguir adelante, con la esperanza de llegar a Fenice, puerto de Creta que da al suroeste y al noroeste, y pasar allí el invierno.


En la teoría, escuchar o dar un consejo, suena sumamente sencillo.  Son bien intencionados y deberían ser dados fácilmente así como escuchados.  Pero por alguna razón, cuando llegamos a la parte práctica, las cosas no son así.  A la gente le cuesta trabajo escuchar un consejo o por el contrario, les cuesta trabajo darlo.  ¿Por qué?  Porque entran distintas áreas de nuestra vida que tenemos que trabajar.  Piensa por un momento en el centurión que no hizo caso al consejo de Pablo.  Un hombre militar que está acostumbrado a dar órdenes y llevar a cabo cualquier tarea que le hayan encomendado.  Él sabe que puede sobrevivir cualquier tipo de circunstancia y una tempestad o un mal clima en general no serán motivo para frenarlo de cumplir con su labor de llevar a Pablo a Roma.  ¿Te parece si lo catalogamos como soberbia o necedad?  Estas dos características nos impiden recibir una opinión que pudiera ayudarnos a tomar mejores decisiones.  Lo que Pablo estaba anunciando era de sentido común.  Sus palabras son contrarrestadas por el dueño del barco y el timonel.  ¡Obviamente!  No iban a decir: sí, bajen pues corren peligro y lo mejor será permanecer en tierra.  ¡Por supuesto que no!  No iban a dejar de ganar más dinero por llevarlos a Roma y tampoco iban a quedarse con la carga que traían.  Piensa que un barco mientras más viajes haga, más dinero gana.  ¿Qué le interesa al dueño?  Pues que haga la mayor cantidad de viajes.  ¿Cómo es posible que el centurión se dejó convencer y no pudo ver más allá de las intenciones del dueño del barco contra las intenciones de Pablo?  Le faltó sencillez en su corazón para poder discernir mejor.
Ahora, tú puedes estar pensando que a ti no te pasaría.  ¡Error!  Somos sumamente propensos a caer en situaciones similares.  ¿Te han hecho daño, lastimado, engañado o algún otro mal?  ¿Qué haces cuando al contar tu historia te dicen que tu deber es perdonar a pesar de que hayas sido inocente en lo sucedido?  ¡Pero si yo no hice nada!  Pensarás.  ¿Por qué debo perdonar si ni siquiera les interesa pedirme perdón?  ¿Te das cuenta que cuando nos afecta personalmente se vuelve difícil recibir consejos?  Debemos trabajar constantemente el mantener un corazón sencillo, unos oídos listos para escuchar y una lengua muy lenta para argumentar.
Por otro lado, es muy importante aprender a dar consejos.  Muchas personas prefieren quedarse calladas por no meterse en posibles problemas o discusiones.  Esto no está bien.  Si sabes que Dios en su palabra dice algo y tu hermano está haciendo lo contrario o simplemente no sabe qué hacer, es tu deber, en amor y gracia, decirle lo que nuestro Señor pide y quiere.
Pon atención a tus reacciones al dar o recibir consejos.  Date cuenta si estás cayendo en acciones como las del centurión o si estás siendo egoísta al no dar consejos por evitar una discusión.  Pide a Dios que te muestre cómo dar y recibir consejo.
Oración
Señor: primero quiero agradecerte por tu amor y misericordia.  Quiero pedirte que perdones mis pecados y me guíes por tu camino.  Te pido mi Señor que aprenda no solo a recibir sino a dar consejos de manera adecuada.  No permitas que mi orgullo, necedad o egoísmo me detengan.  Te pido que mi vida sea para servirte y me transformes para que seas Tú quien reine en mí.  En Cristo Jesús.  Amén.