sábado, 6 de abril de 2013


La batalla con la incredulidad       “Eliseo le respondió: —¡Escucha el mensaje del Señor! Esto dice el Señor: “Mañana, a esta hora, en los mercados de Samaria, tres kilos de harina selecta costarán apenas una pieza de plata y seis kilos de grano de cebada costarán apenas una pieza de plata”. El funcionario que atendía al rey le dijo al hombre de Dios: —¡Eso sería imposible aunque el Señor abriera las ventanas del cielo! Pero Eliseo le respondió: — ¡Lo verás con tus propios ojos, pero no podrás comer nada de eso!”

2 Reyes 7:1-2 Nueva Traducción Viviente (NTV)

El escenario era crudo. El rey de Aram mandó sitiar la ciudad más importante del reino de Israel, Samaria. Dentro de la ciudad ya no había alimento, tanto que las personas comenzaron a comerse a los suyos; esto último como consecuencia del pecado del pueblo de DIOS. No obstante en Su misericordia el SEÑOR envió a Eliseo para dar un mensaje de aliento y anunciarles la salvación ante sus enemigos. A ello el funcionario del rey respondió:  —¡Eso sería imposible aunque el Señor abriera las ventanas del cielo! Seguramente este hombre tenía endurecido el corazón por las dificultades que había vivido, y su propia boca le condenó. Al día siguiente el SEÑOR ahuyentó de manera sobrenatural a los enemigos de Su pueblo, les dio botín y trajo de nuevo alimento. Y como lo afirmó Eliseo, el funcionario observó dicho evento pero murió aplastado por la multitud (2 Reyes 7:19).

Si tú has nacido de nuevo por la sangre de Jesús, la manera en que debes vivir es por fe. Esto implicará que en ocasiones no recibirás lo que anhelas en el momento que quieres, significa que tendrás que mantenerte fiel a DIOS aunque no veas lo que esperas; y que deberás creer cuando sea difícil hacerlo.

Si tú has permitido que las situaciones que has vivido endurezcan tu corazón para creer lo que DIOS ha dicho para tu vida, debes arrepentirte y permitir que Él te limpie. No sea que te ocurra lo que al funcionario del rey, tan cerca de recibir lo que anhelaba pero condenado por su propia boca.

Cuando te sea difícil creer, pídele a DIOS que aumente tu fe y así te será hecho.

No pierdas bendiciones por falta de creer.

viernes, 5 de abril de 2013

No amenace


No amenace

Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.

Lucas 23:34

Jesús "no amenazaba" a pesar de un increíble sufrimiento (1 P. 2:23). Lo escupieron, le tiraron de la barba, le pusieron en la cabeza una corona de espinas y atravesaron con clavos su carne para asegurar su cuerpo a una cruz. En cualquier otra persona, semejante tratamiento injusto habría provocado sentimientos de venganza, pero no en Cristo. Él era el Hijo de Dios, Creador y Sustentador del universo, santo e inmaculado, con el poder de enviar a quienes lo atormentaban al fuego eterno.

Pero Jesús nunca amenazó a sus verdugos con juicio inminente; más bien los perdonó. Cristo murió por los pecadores, incluso por quienes lo perseguían. Sabía que la gloria de la salvación podía alcanzarse solamente por la senda del sufrimiento, de modo que aceptó su sufrimiento sin amargura, sin enojo y sin espíritu de venganza. Que pueda reaccionar usted de igual modo ante su propio sufrimiento.    Vindicados

Señor, no les tomes en cuenta este pecado.

Hechos 7:60

Vivimos en una época en la que el cristianismo se ha vuelto cada vez más impopular con la sociedad secular. La defensa de la verdad de las Escrituras y del mensaje del evangelio pudiera pronto volverse intolerable. Eso resultará en el trato injusto de los cristianos.

La posibilidad de semejante trato debe llevarnos a pasajes como 1 Pedro 2:21-25. Allí aprendemos que, al igual que nuestro Señor, debemos andar por la senda del sufrimiento para alcanzar la gloria de recompensa y exaltación en el futuro. Esa comprensión de seguro llevó a Esteban a poner su mirada en Jesucristo en gloria y a pedirle a Dios que perdonara a quienes lo asesinaban (Hch. 7:54-60). Se encomendó a Dios, sabiendo que Él lo vindicaría. Si usted hace lo mismo, Dios también lo vindicará.      Nuestro sustituto

Llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados.

1 Pedro 2:24

La muerte expiatoria de Jesucristo es una verdad fundamental de la fe cristiana. La redención, la justificación, la reconciliación, la eliminación del pecado y la propiciación son todos resultados de la obra expiatoria de Cristo.

El apóstol Pablo también destacó esa obra cuando dijo que Dios "al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él" (2 Co. 5:21), y que "Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición" (Gá. 3:13).

Algunos sostienen que es inmoral enseñar que Dios tomó forma humana y llevó los pecados de hombres y mujeres en su lugar. Dicen que es injusto transferir el castigo del pecado de un culpable a un inocente. Pero eso no es lo que sucedió. Cristo tomó voluntariamente nuestro pecado y llevó su castigo. Si no hubiera estado dispuesto a tomar nuestro pecado y aceptar su castigo, como pecadores nosotros hubiéramos llevado el castigo del pecado en el infierno para siempre. La obra de Cristo en la cruz no fue injusta; ¡fue el amor de Dios puesto en práctica!

jueves, 4 de abril de 2013

Usa el poder de DIOS en ti


Usa el poder de DIOS en ti.      Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré.”

Juan 16:7 (Reina-Valera 1960).

En la vida del creyente existirán situaciones desagradables. Situaciones que claramente van en contra de lo que habla la Palabra de DIOS, como enfermedades, malos tratos, problemas conyugales, trabajo excesivo, etc. Y el creyente al pensar que aquello viene de parte del SEÑOR se acostumbra a ello. Pero, ¿qué padre de vosotros si su hijo le pide un pan le dará una piedra? DIOS es bueno y quiere que Sus hijos estén contentos con la vida que les ha dado. Si bien es cierto que existirán casos los cuales dentro de la soberanía de DIOS no pueden ser modificados, la constante de DIOS es que Él quiere darnos lo que anhelamos (Jeremías 29:11) porque Jesús pagó el precio de nuestra plenitud (Isaías 53:4-5).

Vivir abrumado por lo que el creyente considera cargas nubla la vista espiritual. Impidiéndole ver todo el poder que habita dentro de él/ella para cambiar la situación que le oprime. Si el SEÑOR permite problemas en la vida de los suyos es solamente para que Su poder y gloria sean manifestados.

Cuando reconoces quien es DIOS y que Su poder habita en ti, los problemas toman su justo tamaño.

No andes por la vida cargando problemas, mejor permite que el SEÑOR les conquiste por medio de tu oración. Si tú aceptaste a Cristo en tu corazón, entonces Su poder está en ti (Gálatas 3:27). El mismo poder que hizo que los muros de Jericó cayeran, que hace que los muertos se levanten, que conquistó naciones enteras para Israel, que sanó leprosos y que libera endemoniados, habita en ti. Créelo.

Sé libre de cualquier cosa que te oprima, pues Cristo ya le conquistó por ti.

miércoles, 3 de abril de 2013

Deje que Dios lo resuelva


Deje que Dios lo resuelva

Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.
Lucas 23:46
El apóstol Pedro les dijo a los cristianos que no devolvieran "mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo" (1 P. 3:9). Esa fue la actitud de Jesús. Él pudo hacerlo porque "encomendaba la causa al que juzga justamente" (2:23). La palabra traducida como "encomendaba" significa "entregar a alguien para que se ocupe de eso". En cada ocasión de sufrimiento, nuestro Señor entregó la circunstancia y se entregó a sí mismo a Dios. Era porque tenía confianza en el justo juicio de Dios y la gloria que sería suya. Esa confianza le permitió aceptar con serenidad tan grande sufrimiento.
Esa es la manera en la que usted debe reaccionar cuando se enfrenta a una persecución injusta en el trabajo, en su familia o en otras relaciones. Cuando usted se venga, se pierde la bendición y la recompensa que ha de traer el sufrimiento. La venganza muestra que le falta la confianza que debe tener en el poder de Dios para resolver las cosas a su debido tiempo, que incluirá castigar a los injustos y recompensar a quienes son fieles en el sufrimiento. Así que entréguele eso a Dios y deje que Él lo resuelva. 

martes, 2 de abril de 2013

Siga el ejemplo de Cristo


Siga el ejemplo de Cristo

También Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas.

1 Pedro 2:21

Jesús nos dio el ejemplo supremo del sufrimiento. La palabra griega traducida "ejemplo" se refiere a un modelo que se coloca debajo de un pedazo de papel para ser trazado. Al igual que los niños que aprenden sus letras trazando en un papel sobre un modelo, nosotros debemos trazar nuestra vida según el modelo que Cristo nos dejó.

Copiamos su modelo al seguir "sus pisadas". Debemos seguir las pisadas de Cristo porque Él anduvo por la senda recta. Fue también una senda de injusto sufrimiento, que es parte de la senda de justicia. Algunos sufren más que otros, pero si verdaderamente usted quiere seguir a Cristo, practicará siguiendo su ejemplo.   Nuestro Salvador inmaculado

[Cristo] no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca; quien cuando le maldecían, no respondía con maldición.

1 Pedro 2:22-23

Jesucristo tiene que haber estado en el pensamiento de Pedro cuando escribió los versículos de hoy porque fue testigo del dolor de Jesús, aunque de lejos. A pesar de lo severo de su dolor, Cristo no cometió pecado alguno de palabra o de hecho.

Isaías 53:9 dice: "Nunca hizo maldad". "Maldad" se traduce como "desobediencia" en la Septuaginta (la versión griega del Antiguo Testamento hebreo). Los traductores entendieron que "maldad" se refería a la desobediencia a la ley de Dios, o el pecado. A pesar del trato injusto que tuvo que soportar, Cristo no pecó ni podía pecar (cp. 1 P. 1:19).

Isaías 53:9 añade: "Ni hubo engaño en su boca". Por lo general el pecado hace su primera aparición en nosotros por lo que decimos. En Jesús no había pecado alguno, ni externa ni internamente.

Jesucristo es el ejemplo perfecto de cómo debemos reaccionar ante el trato injusto porque Él soportó el peor trato que pueda soportar persona alguna, y sin haber pecado nunca.     No devuelva el golpe

Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.

Isaías 53:7

Jesús muestra una humilde actitud ante quienes lo atormentan: "cuando le maldecían, no respondía con maldición" (1 P. 2:23). A pesar de la provocación constante, Jesús no dijo nada malo porque no había pecado alguno en su corazón.

Sin embargo, ante semejante provocación, nuestra reacción sería más como la del apóstol Pablo. Cuando estaba en el juicio ante el sanedrín, el sumo sacerdote Ananías ordenó que se le golpeara en la boca. Su inmediata respuesta a Ananías fue: "¡Dios te golpeará a ti, pared blanqueada!" (Hch. 23:3). Pablo tuvo que disculparse de inmediato; tal exclamación contra un sumo sacerdote era contraria a la ley (vv. 4-5; cp. Éx. 22:28).

Pablo no era perfecto. Él no es nuestro modelo de justicia. Solo Cristo es un modelo perfecto de cómo afrontar la injuria de los enemigos.

Siguiendo el ejemplo de nuestro Maestro, nunca debemos maltratar a quienes nos maltratan.

lunes, 1 de abril de 2013

Dios aparecerá


Dios aparecerá
Y Nabucodonosor dij «Bendito sea el Dios de Sadrac, Mesac y Abed-nego, que envió su ángel y libró a sus siervos que confiaron en él, los cuales no cumplieron el edicto del rey y entregaron sus cuerpos antes que servir y adorar a otro dios que su Dios. Daniel 3:28
¿Como te hubieras sentido si hubieras sido Pedro? El rey Herodes comenzó la persecución de la Iglesia en Jerusalén, destacándose por la muerte del apóstol Santiago, el hermano de Juan. Cuando el vio que esto agrado a los lideres judíos, aprehendió a Pedro también, y lo metió a la cárcel. Si tú hubieras sido Pedro, ¿hubieras pensado que Herodes planeó asesinarte también? ¿Qué tan solo te hubieras sentido?
La Iglesia oro diligentemente aquella noche por Pedro, quien fue encadenado por dos soldados romanos, estando unos guardias a la puerta de la cárcel. ¡Hablando de soledad! Amarrado por cadenas toda la noche, con la seguridad de encontrarse con la espada la mañana siguiente. De repente, las oraciones de la iglesia fueron contestadas cuando el ángel se aparece a Pedro y lo librera.
Cuando Pedro se da cuenta de que Dios apareció, el dice “Ahora tengo por cierto que Dios… me ha liberado” (Hechos 12:11). Puede que tu no te encuentres encadenado o condenado a muerte por causa de Jesús (o quizá si). Pero cualquiera que sea tu situación, si tu esperas, Dios vendrá a ti con paz, protección o con una promesa. No hay duda de que Dios será real en tu vida cuando estés en problemas, pero ¿cómo lo hará? “Cuando Jesús esta presente, todo esta bien, y nada parece difícil.”
1era de Pedro 3 : 1-5 :14 RR : Hechos 12 :1-11 

domingo, 31 de marzo de 2013

Identificarse con el sufrimiento de Cristo


Identificarse con el sufrimiento de Cristo

Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos.

Hebreos 2:10

Los cristianos pueden identificarse con su Maestro porque, como Él, sufren para entrar en su gloria.

Cristo les dijo a los discípulos en el camino a Emaús: "¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho! ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria?" (Lc. 24:25-26). Nuestro Señor tuvo que explicar que la gloria futura exigía que Él sufriera. Nosotros debemos esperar lo mismo.

La senda hacia la gloria para Cristo fue la senda del sufrimiento injusto. Esa es también nuestra senda. Jesucristo soportó el sufrimiento con paciencia fue exaltado a la más excelsa gloria. Él es nuestro ejemplo de cómo reaccionar ante el sufrimiento.   La verdadera descripción

Me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado.

1 Corintios 2:2

Jesucristo evoca muchas imágenes en la mente de las personas. Algunas lo ven como un niñito en un pesebre: el Cristo de la Navidad. Otras lo imaginan de niño, tal vez viviendo en el hogar de un carpintero o confundiendo a los guías religiosos de Jerusalén. Muchas personas lo perciben como un compasivo y poderoso sanador que sanaba a los enfermos y resucitaba a los muertos. Aun otras lo presentan como el valeroso y apasionado predicador que enseña la Palabra de Dios a grandes multitudes. Y hay quienes lo ven como el hombre perfect un modelo de virtud, bondad, simpatía, interés, cuidado, ternura, perdón, sabiduría y comprensión.

Pero la imagen de Cristo que supera a todas las demás es la de Jesucristo en la cruz. Conocer a Cristo crucificado es conocerlo como el autor y consumador de su fe, la verdadera descripción de su persona y de su obra.

El sufrimiento de Cristo en la cruz es el punto central de la fe cristiana. Allí es donde se ve con más claridad su deidad, su humanidad, su obra y su sufrimiento.    Un modelo de sufrimiento

Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos.

Hebreos 7:26

Jesús fue ejecutado como un criminal en una cruz. Pero no era culpable de delito algun ninguna maldad, ninguna transgresión, ningún pecado. Ni siquiera tuvo alguna vez un mal pensamiento ni dijo una mala palabra. La suya fue la ejecución más injusta perpetrada en un ser humano. Pero nos muestra que, aunque una persona esté perfectamente en la voluntad de Dios, muy amada y con dones, justa y obediente, puede aun sufrir injustamente. Al igual que Jesús, a usted se le pudiera interpretar mal, odiar, perseguir e incluso asesinar. Pero usted debe seguir su modelo.