domingo, 24 de febrero de 2013

ADORACIÓN


 ADORACIÓN

1 ¿Qué es la adoración?
Aunque la Biblia nunca nos da una definición de adoración, desde Génesis hasta
Apocalipsis se ven ejemplos de personas que adoraron.
Abraham, Moisés, Josué, David, todos se postraron ante Dios y lo adoraron. El último
libro de la Biblia describe una escena en el cielo alrededor del trono donde “se postraron sobre
sus rostros y adoraron al que vive por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 5:14).
Adórale tú también. Hazlo ahora mismo.
2 Adora al Creador
Venid, adoremos y postrémonos;
arrodillémonos delante de Jehová,
nuestro Hacedor
(Salmo 95:6).
Adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra,
el mar y las fuentes de las aguas
(Apocalipsis 14:7).
Mi oración:
Padre Celestial: Te pido en el nombre de Jesús, que me ayudes a hacer algo hoy para
que otros se maravillen de ti, el Creador de todo. Amén.
3 Dos maneras de adorar
Caín y Abel sabían que debían traer una ofrenda a Dios. Génesis 4:1-5 relata cómo
cada uno trajo su ofrenda a su manera. Obviamente, había una manera aceptable de ofrendar
a Dios y una manera no aceptable de hacerlo.
Adoración implica sumisión a Dios y aceptación de sus decretos. Adorar con un corazón
sumiso y humillado delante de tu Creador es la manera aceptable.
Mi oración:
Padre Santo: Me humillo delante de ti. Me someto a ti. Acepta mi alabanza y adoración
que te doy, por Cristo Jesús mi Señor. Amén.
4 Adora al Dios justo
La esencia de Dios es hacer lo correcto. Su Palabra lo declara:
Todos sus caminos son rectitud; Dios de verdad, y sin ninguna iniquidad en él; es justo y recto
(Deuteronomio 32:4).
Porque Jehová es justo, y ama la justicia;
el hombre recto mirará su rostro

sábado, 23 de febrero de 2013

¡Sé fuerte y valiente!


¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el SEÑOR tu Dios te acompañará dondequiera que vayas, Josué 1:9.

El desánimo contiene la idea de “quitar la fuerza o la vida a algo, dejar de lado el anhelo por lograr algo, dejar de esforzarse”. El desánimo es un problema universal, repetitivo y contagioso. Es universal porque nos afecta a todos, sin distinción de edad, nivel socioeconómico, sexo o escolaridad. Algunos sinónimos de desánimo son: desalentar, descorazonar, acobardar, desfallecer, desinteresarse. En la Biblia vemos al pueblo de Israel frecuentemente desanimado: algunas veces se desanimaban cuando Dios permitía que estuvieran en apuros, como cuando no había agua, o estaban cansados del maná, o porque Moisés se tardaba en bajar del monte Sinaí. En otras ocasiones estaban desanimados porque el reto que enfrentaban los asustaba, como cuando aparece Goliat y desafía al pueblo.

También fueron desanimados por los espías que habían sido enviados a reconocer la tierra que Dios les daba en posesión. Ellos, con excepción de Josué y Caleb, por su murmuración de descontento e incredulidad disuadieron al pueblo de entrar a poseer la tierra prometida.

Por lo general el desánimo nos viene de fuera, de algo o alguien. Un ejemplo de esto es lo que pasa a Nehemías cuando está dirigiendo la reconstrucción del muro de Jerusalén por mandato del Señor: los enemigos buscan desanimarlos por diferentes medios para que abandonen la obra y desobedezcan así al Señor. En el capítulo 6 vemos cómo usan rumores falsos y exagerados, al enviar una carta “que a la letra decía: «Corre el rumor entre la gente —y Guesén lo asegura—de que tú y los judíos están construyendo la muralla porque tienen planes de rebelarse. Según tal rumor, tú pretendes ser su rey, y has nombrado profetas para que te proclamen rey en Jerusalén, y se declare: “¡Tenemos rey en Judá!” Por eso, ven y hablemos de este asunto, antes de que todo esto llegue a oídos del rey.” Nehemías 6:6-7

Nehemías descubre sus verdaderas intenciones al responderles: “Yo envié a decirle: «Nada de lo que dices es cierto. Todo esto es pura invención tuya.» En realidad, lo que pretendían era asustarnos. Pensaban desanimarnos, para que no termináramos la obra.” Ante estos ataques de desaliento Nehemías escogió el camino correcto: Confió en Dios y continuó con su tarea orando: «Y ahora, Señor, ¡fortalece mis manos!»

Querido hermano, ¿hay algo que te desanima? ¿Hay alguien que con su murmuración de descontento te hace sentir abatido y sin ganas de seguir haciendo la obra que el Señor te ha mandado hacer? Recuerda que la orden de

Dios es la misma que le dio a Josué cuando tenía que llevar al pueblo a tomar posesión de la tierra prometida: “Ya te lo he ordenado: ¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el SEÑOR tu Dios te acompañará dondequiera que vayas.” Haz lo que hizo Nehemías: Sigue adelante orando con confianza “Y ahora, Señor, ¡fortalece mis manos”.

viernes, 22 de febrero de 2013

Clases de frutos espirituales


Clases de frutos espirituales

Para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra.

Colosenses 1:10

¿Qué clase de frutos glorifica a Dios? Filipenses 1:11 dice: "Llenos de frutos de justicia que son por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios". La justicia, que es hacer lo bueno, es el fruto que Dios desea en nuestra vida. Cuando hacemos lo bueno, glorificamos a Dios; cuando hacemos lo malo, no lo honramos. El fruto es sinónimo de justicia.

Hay dos clases de frutos espirituales: el fruto de la acción, que consiste en dar, guiar a otros a Cristo y expresar gratitud a Dios, y el fruto de la actitud. Gálatas 5:22-23 describe el fruto de la actitud: "El fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza".

¿Cómo puede usted asumir las actitudes correctas? El versículo 25 dice: "Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu". Cuando le ceda al Espíritu Santo el control de su vida, Él impregnará su vida y producirá el debido fruto.    Aspectos de la alabanza

El que sacrifica alabanza me honrará.

Salmo 50:23

¿Qué significa alabar a Dios? Según la Biblia, la alabanza incluye tres cosas:

1. Citar los atributos de Dios. Una buena razón para estudiar el Antiguo Testamento es que muestra el carácter santo de Dios, capacitándonos para alabarlo mejor.

2. Citar las obras de Dios. Los salmos están llenos de menciones de las grandes cosas que Dios ha hecho. Él dividió el Mar Rojo, sacó a su pueblo de Egipto, hizo brotar agua de una roca, alimentó a Israel en el desierto con maná del cielo y realizó muchos otros milagros espectaculares. Cuando usted alaba a Dios por todo lo que ha hecho, sus problemas palidecen en comparación con eso. El recordar lo que Dios ha hecho en el pasado lo glorifica y fortalece nuestra fe.

3. Dar gracias por los atributos y las obras de Dios. En el corazón de la alabanza está la acción de gracias. La alabanza a Dios lo glorifica. Suceda lo que suceda en nuestra vida, debemos darle gracias por todos sus atributos y todas sus obras misericordiosas.     Obediencia amorosa

El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama.

Juan 14:21

Si pudiera simplificar la vida cristiana a una sola cosa, sería la obediencia. No quiero decir simplemente obediencia externa, sino un espíritu de obediencia. No es como la niñita que siguió de pie después que su padre le había dicho muchas veces que se sentara. Por último su padre le dij "Siéntate, o voy a darte una zurra". Ella se sentó pero miró hacia arriba y dij "Estoy sentada, ¡pero en mi corazón estoy de pie!" Eso es obediencia externa y desobediencia en el corazón. Un cristiano debe estar dispuesto a obedecer.

Una evidencia de madurez espiritual es amar a Dios tanto como para obedecerlo aun cuando es difícil. Dios es glorificado cuando de buena gana lo obedecemos cueste lo que cueste. Cada vez que obedecemos, crecemos espiritualmente, y cada vez que desobedecemos, retardamos nuestro crecimiento.

jueves, 21 de febrero de 2013

Efesios 3:1-13


 Efesios 3:1-13


"A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar entre los

 gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo"  (v.8).

¿Cuál es nuestra prioridad en el servicio al Señor? Si nos damos cuenta no todo lo que hacemos por los

hombres tiene un valor trascendente en sí mismo. Puedo darles de comer, puedo alcanzarles ropa o aun

traerlos a casa para que puedan hospedarse pero esto no tiene un valor trascendente para ellos, aunque

sí lo pueda tener para nosotros.

¿Entonces qué es lo que tiene un valor trascendente? Pablo nos lo menciona cuando dice, "me fue dada

 esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo". Sí tú y yo

solamente hacemos las cosas sin tomar en cuenta la salvación de los hombres se nos podrá llamar

 filántropos, gente altruista y generosa, y eso es todo lo que podemos esperar. Nuestras iglesias llegarán

 a convertirse solo en instituciones de caridad y eso será todo.

 Eso nos lleva a tomar en cuenta nuestra prioridad, hemos sido llamados para desarrollar la tarea de llevar

 a los hombres a la salvación. Esto significa hablarles de Jesús como Salvador y presentárselos  como su

 Señor. Es también acompañarlos en su proceso de crecimiento a fin de que conviertan en personas maduras

 y sin mancha delante de Dios.

 Hermanos, nos erremos, nuestra prioridad es la salvación de los hombres.

miércoles, 20 de febrero de 2013

Nuestro mecanismo de defensa


Nuestro mecanismo de defensa

Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, el Señor no me habría escuchado.

Salmo 66:18

Según el versículo de hoy, ni siquiera se puede conversar con Dios, mucho menos crecer espiritualmente, si se albergan pecados en el corazón. Por eso es tan esencial la confesión.

Primero tiene que estar dispuesto a aceptar el castigo de Dios por su pecado. Si piensa que Él está obrando con rudeza, debe examinar su vida para ver si lo merece. Por la misma razón que los padres deben castigar la mala conducta de un hijo, Dios lo castiga a usted para que no repita sus errores.

Dios también ha puesto un sistema de sentido de culpa en usted para su propio bien. La vida espiritual sin sentido de culpa sería como la vida física sin dolor. El sentido de culpa es un mecanismo de defensa; es como una alarma que funciona para guiarlo a la confesión cuando usted peca. Es cuando usted tiene que confrontar su pecado y reconocer delante de Dios que es una afrenta para Él. Ese reconocimiento debe ser parte de su vida antes de que pueda crecer espiritualmente, ya que elimina el pecado que lo detiene a usted.     ¿Cree verdaderamente en Dios?

[Abraham] tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios.

Romanos 4:20

Decir que se cree lo que Dios ha dicho es mucho más fácil que confiar en Él verdaderamente. Por ejemplo, muchos que afirman que "Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas" (Fil. 4:19) caen en la ansiedad cuando afrontan dificultades económicas.

También la Biblia dice que, si damos generosamente con los motivos correctos, Dios nos recompensará (Mt. 6:3-4). Muchos dicen que creen también en ese principio, pero les resulta difícil ponerlo en práctica. Muchos cristianos también temen a la muerte, aunque Dios ha dicho que nos dará la gracia que necesitamos para afrontarla y que nos llevará después al cielo.

Creer en Dios significa que reconocemos su gloria, que es la suma de todos sus atributos y la plenitud de toda su majestad. Si Él es quien dice que es, entonces se le debe creer. Usted crecerá espiritualmente cuando le diga a Dios: "Si tu Palabra lo dice, lo creeré; si tu Palabra lo promete, lo reclamaré; y si tu Palabra lo ordena, lo obedeceré".     Crecimiento por fe

Por fe andamos, no por vista.

2 Corintios 5:7

El versículo de hoy se refiere al andar en el sentido de ser más semejantes a Cristo. Eso tiene lugar cuando vivimos por fe. Sin embargo, cuando lo juzgamos todo por lo que vemos, tenemos un crecimiento difícil.

¿Recuerda a los doce espías de Israel enviados a Canaán (Nm. 13)? Diez regresaron y dijeron que se sintieron como saltamontes en una tierra de gigantes. Esos diez anduvieron por vista. Pero Josué y Caleb tuvieron fe, sabiendo que Dios estaba de su parte. Diez ni siquiera pensaron que Dios podía dirigir las circunstancias, pero dos sabían que Él es más grande que cualquier situación.

¿Vive usted por fe? Si quiere crecer espiritualmente, crea en la Palabra de Dios y confíe en Él en toda situación.       Llevar frutos

El que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto.

Juan 15:5

Teníamos un melocotonero en el traspatio, y un año tuvo muchísimos melocotones. ¡Tuvimos suficientes como para alimentar a todo el vecindario! Otro año, no pudimos encontrar ni un melocotoncito. Algunos cristianos pueden ser así, mostrando poca evidencia de ser de Dios; pero Dios quiere que crezcamos y produzcamos mucho fruto para su gloria.

El fruto que usted lleva es la manifestación de su carácter, y la única forma de que las personas sepan que usted es un hijo de Dios. Él quiere presentarse al mundo por medio de lo que produce en usted, de modo que su carácter está en juego en el fruto de usted. Él quiere que usted produzca mucho más de lo que puede producir el mundo o la carne.

martes, 19 de febrero de 2013

Reflexiones sobre Romanos 9:20


Reflexiones sobre  Romanos 9:20 : Usted me dice entonces, "¿Por qué, pues, inculpa porque ¿quién ha resistido a su voluntad?" Pero, ¿quién eres, oh hombre, que le contestas a Dios? ¿Lo que se moldea a su moldeador decir: "¿Por qué me has hecho así?"
Es evidente que Pablo estaba disgustado con esta respuesta a su enseñanza acerca de Dios. ¿Significa esto que siempre es malo para hacer preguntas en respuesta a la enseñanza bíblica? No lo creo.
Pablo había dicho algunas cosas controversiales. Peter Paul admitió que a veces era difícil de entender: "Hay algunas cosas en las que son difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen para su propia destrucción, como lo hacen las otras Escrituras" (2 Pedro 3:16). Pablo dice que Dios "tiene misericordia de quien quiere y endurece a quien quiere" (Romanos 9:18). La cuestión era: su voluntad decide finalmente si somos duros de corazón o no. "Antes de que nacieran o hacer ni bien ni mal" Dios tuvo misericordia de Jacob y Esaú dio a la dureza (Romanos 9:11-13).
Alguien escucha esto y objetos en el versículo 19: "¿Por qué, pues, inculpa? Porque, ¿quién ha resistido a su voluntad?" Para esto, Pablo responde: "Tú, un simple ser humano, no tienen derecho a responder a Dios."
La palabra "replicar" ( antapokrinomenos ) se presenta una vez más en el Nuevo Testamento, es decir, en Lucas 14:5-6. Jesús muestra a los abogados que es lícito sanar en el día de reposo. Él les dijo: "¿Quién de vosotros, teniendo un hijo o un buey que ha caído en un pozo en sábado, no inmediatamente lo saca? Y no pudieron replicar ( antapokrithenai ) para estas cosas. "
¿En qué sentido no podían "replicar"? No pudieron demostrar que estaba equivocado. No podía legítimamente le critican. Ellos realmente no pueden contradecir lo que dijo. Así que la palabra "replicar" probablemente lleva el significado: "responder de nuevo con el fin de criticar o no estar de acuerdo o corregir".
Eso, creo, es lo que disgustó a Pablo en Romanos 9:20. Esto deja abierta la posibilidad de que un tipo diferente de pregunta sería aceptable, es decir, una cuestión humilde, dócil que quiera entender más si cabe, pero no reprender o condenar o criticar lo que se ha dicho.
Por ejemplo, en Lucas 1:31, el ángel Gabriel viene a la virgen María y le dice: "He aquí, concebirás en tu seno, y parirás un hijo, y llamarás su nombre Jesús." María es sorprendido y desconcertado. Vírgenes no tengo hijos. Podría haber burlado y argumentado. Pero en lugar de eso, dijo: "¿Cómo será eso, pues no conozco varón?" (Lucas 1:34). No dijo que no puede suceder, ella le preguntó: "¿Cómo?"
Esto contrasta con la visita de Gabriel a Zacarías, padre de Juan el Bautista. El ángel viene y le dice: "Tu esposa Elisabet te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Juan" (Lucas 1:13). Pero Zacarías sabía que "Isabel era estéril y de edad avanzada" (Lucas 1:7). A diferencia de María, su escepticismo dio lugar a una pregunta diferente. Él dijo: "¿En qué conoceré esto?" No es: "¿Cómo vas a hacer esto?" Pero: "¿Cómo sé que voy a hacer?"
Gabriel no le gustó esta respuesta. Él dijo: "Yo soy Gabriel, el que está en la presencia de Dios, y he sido enviado para hablar contigo y darte estas buenas nuevas. Y he aquí, te quedarás mudo y no podrás hablar hasta el día en que sucedan estas cosas lugar, por cuanto no creíste mis palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo "(Lucas 1:19-20).
Así que concluyo que las preguntas humildes, enseñables acerca de cómo y por qué Dios hace lo que quiere son aceptables a Dios. A María Dios le dio una respuesta muy útil: "El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra" (Lucas 1:35). Esto no quitó el misterio, pero ayudó.
No se puede quitar el misterio de Romanos 9. Pero puede haber más para entender lo que hemos visto y yo no quiero desalentar a presionar más arriba y más lejos en el corazón y la mente de Dios.

lunes, 18 de febrero de 2013

Despojarse del peso muerto


Despojarse del peso muerto

Despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante.

Hebreos 12:1

Cada vez que nos excusamos por nuestro pecado, estamos culpando a Dios. Adán lo hizo cuando Dios le preguntó acerca del comer el fruto prohibido. Él respondió: "La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí" (Gn. 3:12). Adán no aceptó la responsabilidad de su pecado, sino que culpó a Dios, de que le había dado a Eva.

El pecado nunca es culpa de Dios, ni es la culpa de una persona o circunstancia que Dios trajo a nuestra vida. El excusar el pecado pone en tela de juicio a Dios por algo que solo es nuestra culpa. Si decide castigarnos es porque lo merecemos.

Por eso la confesión de pecado es indispensable para el crecimiento espiritual. Cuando acepte la realidad de su pecado y lo confiese, tiene menos peso muerto que lo arrastre hacia abajo en el proceso de crecimiento. Como lo indica el versículo de hoy, aumentará su crecimiento cuando se despoje del pecado del pecado mediante la confesión.     Acepte su responsabilidad

Contra ti, contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos.

Salmo 51:4

Si quiere pecar cada vez menos y tener un mayor desarrollo espiritual en su vida, debe aceptar su responsabilidad. No le eche la culpa a sus circunstancias, a su cónyuge, a su novio o a su novia, a su jefe, a sus empleados o a su pastor. Ni siquiera le eche la culpa a Satanás. Su pecado es culpa suya. Sin duda que el sistema del mundo puede contribuir al problema, pero el pecado ocurre en definitiva como un acto de la voluntad; y usted es responsable de eso.

Tal vez uno de los mejores ejemplos de alguien que aprendió a aceptar su responsabilidad sea el del hijo pródigo. Cuando volvió a casa con su amoroso padre, dij "Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo" (Lc. 15:21). Estuvo incluso dispuesto a que se le tratara como a un modesto jornalero porque sabía que no merecía nada (v. 19). Esa es la actitud correcta de alguien que confiesa su pecado.     Un distintivo del cristiano

Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados.

1 Juan 1:9

El apóstol Juan escribió su primera epístola para definir la diferencia entre un cristiano y un incrédulo. Nuestro versículo de hoy indica que la confesión caracteriza al primero. El versículo siguiente dice: "Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso" (v. 10). Los hombres no regenerados niegan su pecado, pero los cristianos aceptan la responsabilidad por el pecado y lo confiesan.

La confesión de pecado no tiene lugar solamente en la salvación. Continúa, como la fe, durante toda la vida de un creyente. La disposición de confesar el pecado es parte del modelo de vida que caracteriza a todos los creyentes. Ese modelo también incluye el amor (1 Jn. 3:14), la separación del mundo (2:15), y la enseñanza por el Espíritu Santo (2:27). Desde luego que hay varios grados de confesión, a veces no hacemos una confesión tan completa como debiéramos, pero un verdadero creyente finalmente reconoce su pecado.     La necesidad del arrepentimiento

Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí.

Salmo 51:10

No puede haber verdadera confesión sin arrepentimiento. Muchas veces no confesamos nuestro pecado porque no estamos dispuestos a abandonarlo. Cuando era un joven cristiano, recuerdo haberle dicho al Señor que me arrepentía por determinados pecados que había cometido y después le daba gracias por haberlos perdonado. Pero eso era lo único que hacía.

Ocurrió algo importante en mi vida espiritual cuando comencé a decir: "Señor, gracias por perdonarme esos pecados. Sé que no te agradan, y no quiero volver a cometerlos". Eso puede ser difícil de decir porque a veces queremos cometer ciertos pecados otra vez. Pero revelamos falta de madurez espiritual cuando queremos eliminar el castigo del pecado pero deseamos retener el placer. Para que su confesión de pecado sea genuina, debe apartarse de sus pecados.