domingo, 6 de marzo de 2011

FORTALEZA PARA EL VIAJE


FORTALEZA PARA EL VIAJE
Nadie en esta tierra puede colocarlo en el ministerio. Le pueden dar un diploma de un seminario, puede ser ordenado por un obispo, o recibir una comisión de parte de una denominación. Pero el apóstol Pablo revela la única fuente de un verdadero llamado al ministerio: “Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús, nuestro Señor, porque, teniéndome por fiel, me puso en el ministerio” (1 Timoteo 1:12).

¿Qué quiere decir Pablo aquí cuando dice que Jesús lo fortaleció y lo tuvo por fiel? Piense en el tiempo de la conversión del apóstol. Tres días después de ese evento, Cristo colocó a Pablo en el ministerio – específicamente en el ministerio de sufrimiento: “Porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre” (Hechos 9:16). Este es el ministerio al cual Pablo se refiere cuando dice, “Por lo tanto, teniendo nosotros este ministerio…” (2 Corintios 4:1). Él continúa añadiendo, “…según la misericordia que hemos recibido, no desmayamos.” Él está hablando del ministerio de sufrimiento. Y él lo pone en claro que es un ministerio que todos tenemos.

Pablo nos está diciendo que Jesús le dio una promesa para este ministerio. Cristo se comprometió a serle fiel y a fortalecerlo a través de todas sus pruebas. La palabra Griega equivalente a habilitar significa, “un suministro contínuo de fortaleza”. Pablo declara, “Jesús prometió darme más fortaleza de la que necesito para el camino. Él me habilita para mantenerme fiel al ministerio. Gracias a él, yo no desmayaré ni me rendiré. Yo emergeré con un testimonio.”

Una transfiguración está sucediendo en nuestras vidas. La verdad es que somos cambiados por lo que nos obsesiona. Llegamos a ser como las cosas que ocupan nuestra mente. Nuestro carácter está siendo influenciado e impactado por lo que tiene cautivo a nuestro corazón.

Yo le agradezco a Dios por cada persona que alimenta su mente y su alma con las cosas espirituales. Tales siervos han fijado sus ojos en lo que es puro y santo. Ellos mantienen su mirada en Cristo, pasando tiempo de calidad adorándolo a él y edificándose en la fe. El Espíritu Santo está trabajando en estos creyentes al cambiar continuamente su carácter a la semejanza de Cristo. Dichos creyentes estarán listos para los sufrimientos duros e intensos que vienen. Los creyentes flojos, descuidados y sin oración sufrirán ataques de corazón o abatimientos. Sus temores los abrumará porque no tienen al Espíritu Santo trabajando en ellos, transfigurándolos. Cuando vengan los tiempos difíciles, ellos simplemente no tendrán fuerza.

Aquí está la palabra final de Pablo sobre este tema: “No damos a nadie ninguna ocasión de tropiezo, para que nuestro ministerio no sea desacreditado. Antes bien, nos recomendamos en todo como ministros de Dios, en mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, en angustias, en azotes, en cárceles…como entristecidos, pero siempre gozosos; como pobres, pero enriqueciendo a muchos” (2 Corintios 6:3-5, 10). ¿Cómo “enriquecemos a muchos”? Haciendo brillar hacia afuera la esperanza de Cristo en medio de nuestro sufrimiento. Ofrecemos verdaderas riquezas cuando causamos que otros pregunten, ¿Cuál es su secreto? ¿Dónde encuentra él tanta paz?

sábado, 5 de marzo de 2011

COMPLETAMENTE DEPENDIENTE DE ÉL

COMPLETAMENTE DEPENDIENTE DE ÉL
Dios siempre ha querido un pueblo que caminase completamente dependiente de él ante los ojos del mundo. Por eso, él tomó la insignificante y pequeña nación de Israel y la aisló en un desierto. Él la colocó en una serie de pruebas con el objetivo de producir un pueblo que confiaría en él bajo cualquier circunstancia. Dios quería que Israel pudiese testificar, “Puedo pasar por cualquier prueba, cualquier dificultad, aún aquellas que rebasan mis habilidades. ¿Cómo? Yo sé que mi Dios está conmigo en cada prueba. Él me llevará al otro lado.”

Considere la declaración de Moisés a Israel: “[Dios] te afligió, te hizo pasar hambre”(Deuteronomio 8:3). Dios le estaba diciendo, “Yo orquestré tu prueba. No fue el diablo. Yo poseía todo el pan y carne que necesitarías. Yo estaba listo para enviártelos del cielo en cualquier minuto. Estaba todo almacenado, esperando a que lo recibieras. Pero lo guardé por un tiempo. Hice esto por un periodo. Estaba esperando a que llegases al límite de tu dependencia en ti mismo. Quería traerte a un punto de crisis donde sólo yo podría librarte. Yo permití que experimentaras el límite de tu ingenio, un lugar de imposibilidad humana. Esto conllevaría a un milagro de liberación de parte mía.”

Hoy día el Señor todavía sigue buscando personas que dependan completamente de él. Él quiere una iglesia que testifique tanto en palabras como en acciones que Dios es todopoderoso para ellos. Él quiere que un mundo perdido vea que él trabaja poderosamente para aquellos que le aman.

Job declaró, “Él conoce mi camino: si me prueba, saldré como el oro” (Job 23:10). Aquí está una declaración increíble, especialmente cuando consideramos el contexto en el cual Job lo dijo.
Job sufrió una de las peores pruebas que un ser humano pudiera pasar. Perdió a todos sus hijos en un accidente, y luego su riqueza y posesiones se desvanecieron. Finalmente, Job perdió su salud física. Todas estas cosas sucedieron en un corto periodo de tiempo y por consiguiente, le fueron grandemente abrumadoras.

Sin embargo, Dios había puesto a Job en ese camino. Y sólo el Señor sabía hacia dónde lo llevaría eventualmente. Era un plan tan divinamente orquestrado que Dios aún permitió a Satanás que afligiese a Job. Es por eso que Job no podía ver a Dios en nada de lo que sucedía: “Si me dirijo al oriente, no lo encuentro; si al occidente, no lo descubro. Si él muestra su poder en el norte, yo no lo veo; ni tampoco lo veo si se oculta en el sur. Más él conoce mi camino” (Job 23:8-10).

Job estaba diciendo, “Yo sé que Dios conoce todo lo que estoy soportando. Y él conoce el camino por recorrer. Mi Señor me está probando ahora mismo. Y yo estoy confiado en que él me sacará al otro lado y tendré una fe más fuerte. Saldré limpio y purificado, con una fe más preciosa que el oro.

viernes, 4 de marzo de 2011

Una muestra de obediencia


Una muestra de obediencia

Enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado.

Mateo 28:20

No se puede ser discípulo sin una vida de obediencia y un deseo de seguir a Cristo como Señor. Una de las maneras más importantes de obedecer es enseñando a otros a obedecer sus mandamientos.

Respecto al Espíritu Santo, Jesús dij "Él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho" (Jn. 14:26). Mediante la Palabra de Dios, el Espíritu ha puesto esa enseñanza a disposición de todos los creyentes. Y todo creyente debe someterse a ella en obediencia.

Solo un verdadero convertido obedecerá a Cristo. Solo cuando usted se presenta "a Dios como [vivo] de entre los muertos, y [sus] miembros como instrumentos de justicia" (Ro. 6:13) muestra usted fe obediente. El propósito del crecimiento

Todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo.

1 Juan 3:3

Segunda Pedro 3:18 ordena a los creyentes que crezcan "en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo". Su respuesta a este versículo es la acción o la inercia. Si desea crecer en Cristo, usted experimentará bendición, provecho y victoria siguiendo la senda bíblica de glorificar a Dios. Y como descubrió David, también usted sentirá alegría: "A Jehová he puesto siempre delante de mí... Se alegró por tanto mi corazón" (Sal. 16:8, 9).

El apóstol Juan resumió el objetivo del desarrollo espiritual cuando dij "Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es" (1 Jn. 3:2). El proceso del crecimiento terminará el día que veamos a Jesucristo y seamos como Él.

jueves, 3 de marzo de 2011

Nada más pruébelo


Nada más pruébelo

Pruébenme en esto.
Malaquías 3:10

Antes de su muerte, el pastor Harvey Hill de Winter Haven, Florida, escribió su biografía. Dijo que cuando él y su esposa Sylvia se casaron, no tenían un centavo. Era la época de la Depresión y había pocas personas que tuvieran un auto. Iban caminando a la iglesia, al trabajo, a visitar a los amigos, y vivían con lo justo. Un día el pastor de su iglesia les preguntó si daban el diezmo, es decir, si daban al menos el diez por ciento de sus ingresos al Señor.

"No" dijo Henry. "No podemos darnos ese lujo".

"Nada más pruébenlo" —contestó el pastor— "y vean si Dios no los bendice."

Impactados por este desafío Harvey y Sylvia acordaron hacer la prueba. Desde ese día hasta que murieron, con pocas semanas de diferencia el uno del otro, jamás dejaron de darle a Dios sus diezmos y ofrendas. Y él nunca dejó de proveer para sus necesidades.

Malaquías 3:10 dice: «Traigan íntegro el diezmo para los fondos del templo, y así habrá alimento en mi casa. Pruébenme en esto dice el Señor Todopoderoso, y vean si no abro las compuertas del cielo y derramo sobre ustedes bendición hasta que sobreabunde».

¿Está dando usted su diezmo? Haga la prueba y vea si Dios no le bendice.

miércoles, 2 de marzo de 2011

Hebreos 10:24


La responsabilidad ante los demás

Considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras.

Hebreos 10:24

He descubierto que cuanto más cerca estoy de las personas espirituales que me rodean, tanto más fácil me resulta llevar una vida recta porque ellas me exigen responsabilidad. Si algo no anda bien en mi vida, ellas me lo señalan. y saliendo de la línea.

Es fácil comenzar a pensar que, si se hace un esfuerzo, se puede llevar una vida espiritual sin estar en una iglesia ni tener amigos cristianos. Eso pudiera ser posible, pero usted tendrá un tiempo difícil creciendo en su fe. La responsabilidad ante los demás ejerce una presión útil hacia la santidad. Que el versículo de hoy lo guíe hacia normas espirituales más firmes. ¿Quién es un discípulo?

El que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí.

Mateo 10:38

Un discípulo es alguien que confiesa a Cristo como Señor y Salvador, cree que Dios lo ha resucitado de los muertos, y declara esa fe públicamente mediante el bautismo. No es un tipo de cristiano de "nivel superior".

Usted no tiene que esperar para ser discípulo en algún momento del futuro en su vida cristiana cuando haya alcanzado determinado nivel de madurez. Según Mateo 28:19-20, uno se convierte en discípulo en el momento de la salvación.

Algunos afirman que hay muchos cristianos que no son discípulos. Recuerdan el versículo de hoy y dicen que, para ser discípulo, hay que negarse a sí mismo, tomar su cruz y seguir a Cristo. Si no se llega a ese nivel de entrega, piensan ellos, entonces no se es digno de ser discípulo de Cristo. Pero no se puede separar el discipulado de la conversión.

Cuando alguien es salvo, recibe un espíritu dócil que se manifiesta por una disposición a hacer una confesión pública y a obedecer cualquier cosa que ordene Cristo. ¿Es entonces usted un discípulo?

martes, 1 de marzo de 2011

Aplicación de los principios


Aplicación de los principios

Crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo.

Efesios 4:15

El crecimiento espiritual es sencillamente cuestión de aplicar los principios bíblicos, pero hay muchos que creen que solamente los gigantes espirituales experimentan un gran aumento de fe.

He leído acerca de místicos que se arrodillaban y oraban de ocho a diez horas, haciendo huecos en los pisos de madera. He leído acerca de Robert Murray McCheyne, que empapaba las páginas de su Biblia y la madera de su púlpito con sus lágrimas. Y he leído Power Through Prayer [Poder mediante la oración] de E. M. Bounds, quien dedicaba muchas horas a la oración. Cuando supe de esas personas, lo único que pude pensar fue que nunca alcanzaría ese nivel. Pero Dios nos usa a cada uno de nosotros de maneras distintas.

El crecimiento espiritual no es una proeza mística por un grupo selecto que está en un plano espiritual superior. Más bien, es sencillamente cuestión de glorificar a Dios confesando el pecado, confiando en Él, llevando fruto, alabándolo, obedeciendo y proclamando su Palabra, orando y guiando a otros a Cristo. Esas son las características que todo cristiano necesita a fin de crecer en la fe. Cuando se concentre en ellas, el Espíritu de Dios lo transformará a usted a la imagen de Cristo, de un nivel de gloria al siguiente.

lunes, 28 de febrero de 2011

CRECIENDO EN EL ESPIRITU EN EL CUERPO DE CRISTO


CRECIENDO EN EL ESPIRITU EN EL CUERPO DE CRISTO

El nos entrena primero en el espiritu, tanto Juan como nuestro Señor Jesucristo primero se desarrollaron en el espiritu, nosotros necesitamos seguir este ejemplo para nuestras vidas. Y el niño crecía, y se fortalecía en espíritu: y estuvo en los desiertos hasta el día que se mostró á Israel. Lucas 1:80

Y el niño crecía, y fortalecíase, y se henchía de sabiduría; y la gracia de Dios era sobre él. Lucas 2:40
Este es el principio de fortaleza, porque es el canal de acercamiento del hombre hacia Dios. Cuando Dios toca nuestra vida, primero toca nuestro espiritu, la conversión del espiritu es mas profunda que la conversión de nuestra alma.

Candela (Lámpara) de Jehová es el espiritu del hombre, Que escudriña lo secreto del vientre. Proverbios 20:27

El es quien escudriña aun lo profundo de nuestro corazón, Jesús esta buscando los corazones para hacerla su habitación.
Tú pues alumbrarás mi lámpara: Jehová mi Dios alumbrará mis tinieblas.
Salmos 18:28 Esta es la profecía del nuevo nacimiento.
El alumbra a todo hombre en el mundo, creyente o incrédulo, En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Juan 1:4;
Aquel era la luz verdadera, que alumbra á todo hombre que viene á este mundo.
Juan 1:9.
Pero esta vida de luz solo viene cuando el hombre recibe y confiesa como su único y suficiente salvador a nuestro Señor Jesucristo, esta luz resplandecerá en nuestro espiritu, esta luz es la luz del nuevo nacimiento en nuestro espiritu, porque el espiritu vivificado es el canal para poder entrar a la presencia del Dios viviente, porque el espiritu es perfecto, no podemos en nuestro cuerpo o alma estar delante de la presencia de Dios, porque aun hay imperfección, hay pecado aun en ellos, el Padre solo nos puede vernos a través de nuestro señor Jesucristo, por el sacrificio que hizo por nuestros pecados.