viernes, 1 de octubre de 2010

¿Qué importa el nombre?

¿Qué importa el nombre?
Ya no te llamarás Abram, sino que de ahora en adelante tu nombre será Abraham, porque te he confirmado como padre de una multitud de naciones. Génes is 17:5

Un matrimonio le puso por nombre a su hijo «Necio». Con el tiempo, Necio creció y se hizo adulto, y toda la vida vivió acorde a cómo se le llamaba. Conoció a alguien con quien estableció amistad, pero hizo enojar a esta persona al no reconocer su generosidad. La esposa de Necio, que era sabia, hizo lo correcto y canceló la deuda pagando lo que su marido le debía al hombre. Pero al enterarse de esto, Necio se enojó y su furia le causó un ataque. Como había sido Necio desde su nacimiento, en diez días Nabal murió.

Sí, se trataba de Nabal, el personaje del Antiguo Testamento (1 Samuel 25) cuyo nombre en hebreo significa «necio». ¿Por qué cargarían sus padres al pobre chico con un nombre tan negativo? Los padres, o cualquier figura de autoridad, ejercen un gran poder al nombrar a un niño. Cuando le damos nombre a alguien ejercemos cierto poder sobre su vida. Esa persona nos cree ¿por qué no lo haría? y piensa de sí misma según los términos que impone su nombre. Piense en est ¿Qué preferiría oír un niño que juega en las Ligas Menores de parte de su padre que lo observa desde las gradas: ¡Bien, campeón! o ¡Qué mal jugaste, tonto!?

No importa cuál sea su nombre legal, si usted cree en Cristo entonces tiene un nombre nuev cristiano, que significa el de Cristo o pequeño Cristo.Y sí vale la pena vivir según este nombre.

Los nombres pintan imágenes. Píntelas con mucho cuidado.

jueves, 30 de septiembre de 2010

¿Quién es su prójimo?

Ámenme a mí y amen a los demás

De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.

Mateo 22:40

Jesús dijo que los Diez Mandamientos pudieran resumirse en dos mandatos: ámenme a mí y amen a los demás. Tal vez usted se pregunte cómo puede poner en práctica todos los mandamientos de la Biblia. La respuesta es muy sencilla: "Ame a Dios, ame a las personas y haga lo que quiera".

Cuando usted ama a Dios con todo su corazón, con toda su alma, con toda su mente y con todas sus fuerzas, y ama a su prójimo como a usted mismo, puede hacer lo que usted quiera porque será la persona que Dios quiere que sea. Gracias a su amor, usted no matará a nadie, no corromperá a nadie, no robará nada ni codiciará lo que tenga otra persona. El Espíritu cultivará en su corazón un amor que impide cualquier deseo de hacer lo malo. ¿Quién es su prójimo?

Amarás a tu prójimo como a ti mismo.

Romanos 13:9

Cuando Pablo dice que debemos amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, quiere decir que debemos tener el mismo cuidado e interés por los demás que el que tenemos por nosotros mismos. Pablo dijo lo mismo de esta manera: "No mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros" (Fil. 2:4). Usted debe interesarse en la comodidad, la felicidad, la paz y la alegría de los demás tanto como se interesa en la de usted.

¿De quién es la cara que usted lava por la mañana? ¿De quién es el cabello que usted peina? ¿De quién es la ropa que compra? ¿De las comodidades de quién se preocupa usted? Usted está interesado en su conservación y en su comodidad, y debe interesarse en los demás de la misma manera. Présteles tanta atención como se presta a sí mismo. Eso es amar a su prójimo como a usted mismo.

¿Quién es su prójimo? Cualquiera que se cruce en su camino. Aunque sea difícil amar a todo el mundo, usted tiene una nueva capacidad en usted para hacer eso (Ro. 5:5).

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Otra Oportunidad

Devocional Diario – Otra Oportunidad


-“Estoy en un callejón sin salida…” ¿Es éste su modo de pensar acerca de la vida y las situaciones penosas y trágicas en que se encuentra atrapado? Quizás ha pensado que si hubiese sabido hace años lo que sabe hoy, podría haber tomado otro rumbo. O si hubiese prestado atención a los consejos de sus padres hubiera escapado de todo esto. Pero ahora dice: -“Ya es tarde y no tiene solución”. Tiene que “sonreír” y “aguantar”.

Puede tratarse de distintos problemas. Muchas personas se dan cuenta de que su matrimonio marcha hacia el divorcio, sin que puedan hacer nada para evitarlo. Algunos son esclavos de vicios destructivos y se creen más allá de cualquier posibilidad de salvación. Alguien ha hecho algo tan malo que cree que no puede ser perdonado. Muchos hombres y mujeres reconocen que se equivocaron de camino, pero se creen ya demasiados viejos para cambiar. “La suerte está echada”, dicen. Por lo tanto hay que “sufrir” y “aguantar”.

Pero todas éstas son mentiras…

¡El camino SÍ tiene salida! La suerte no está echada. Nadie es tan malo que no pueda cambiar y nadie es demasiado viejo como para tomar un rumbo nuevo. Si nos resignamos a una vida inútil, si abandonamos la esperanza, estaremos perdidos. Pero mientras hay vida, hay esperanza, y esa esperanza es mucho más grande de lo que usted cree.

Hay un mundo de diferencia entre una situación grave y una imposible. Un camino puede ser malo, pero no por eso tenemos que seguirlo hasta el fin. A lo mejor la situación parece insoluble porque usted es demasiado orgulloso como para confesar que está equivocado y desesperado.

¿No sabe que Jesucristo es la solución para todo esto? A la luz de lo que Jesús hizo, no hay callejones sin salida, porque Jesús mismo es la salida. Dios lo envió al mundo, no para ayudar solamente a los casos fáciles sino también a los que se creían en callejones sin salida.

No negamos la gravedad de los problemas matrimoniales, pero cualquier herida de este tipo puede ser sanada por medio de un poco de amor desde afuera. Jesús ofrece ese amor.

Los vicios muchas veces resisten la mejor fuerza de voluntad. Hay que reconocer que el vicio fue adoptado en el principio para llenar una necesidad psicológica. Cuando Jesús entra en la vida, ya no son imprescindibles los vicios.

El criminal más endurecido o el peor degenerado tiene una necesidad interior de dar y recibir afecto y de comprobar su valor como persona, aunque sus antecedentes de ofensas contra la sociedad hayan sofocado ese instinto. A veces una palabra o un hecho muy insignificante rompe la cadena de maldad y libera a la persona para que se realice en actividades positivas. Jesús se especializa en este tipo de liberación.

La vejez no es excusa válida para resignarse a la vida equivocada. Una persona mayor generalmente tiene ideas muy fijas, pero esto se debe mayormente a su miedo al cambio. Investigaciones médicas en los últimos años han demostrado que gran parte del envejecimiento es más psicólogo que físico, y por lo tanto no es necesario. Se debe a la atrofia de cuerpo y mente, y esto se debe a la falta de ejercicio y alimentación. Un anciano puede cambiar, sobre todo cuando abre su corazón a Jesús.

En cuanto al callejón sin salida, Dios te quiere dar otra oportunidad. Las palabras “me equivoqué” o “lo hice mal”, rompen la cadena del hábito.

No te resignes, hay salida para cada situación difícil de tu vida. Con Dios interviniendo en tu historia, todavía hay esperanza.

martes, 28 de septiembre de 2010

El cumplimiento de la ley

El cumplimiento de la ley

El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor.

Romanos 13:10

La clave para obedecer la ley de Dios es el amor. Cuando amamos a los demás, automáticamente obedecemos la ley. Usted no cometerá adulterio si ama a alguien. Es porque el amor no corrompe a otros ni roba su pureza. Solamente la lujuria y el egoísmo hacen eso. Si usted ama a alguien, su amor hace inservible el mandamiento de no matar. No necesito que se me recuerde que no mate a las personas si las amo. Cuando usted ama a alguien, tampoco le robará. Por lo tanto, no necesita que se le diga que no robe. Ni codiciará lo que es de otro cuando lo ama.

El amor no sustituye la ley; cumple la ley. Mediante el amor, usted puede cumplir el amor de Dios. Obedecer por amor

El propósito de este mandamiento es el amor nacido de corazón limpio.

1 Timoteo 1:5

El guardar un mandamiento debe surgir de un corazón amoroso. Es posible obedecer la ley por temor y tener miedo del castigo de Dios. Pero cuando se hace eso, en realidad no se obedece la ley de manera absoluta porque el temor no es el motivo bíblico de la obediencia. El temor puede hacer que usted se abstenga de hacer algo malo y su efecto puede ser bueno, pero su resultado es incompleto.

Algunos guardan la ley por interés egoísta. Creen que si llevan una vida moral, Dios los recompensará. Pero ese no es un motivo puro para la obediencia; es egoísta. Aunque pudiera abstenerse de hacer lo malo y hacer exteriormente cosas buenas, no tendrá usted una obediencia que resulta de una actitud de amor. El verdadero propósito de la ley es cultivar el amor de corazón. Así es que se cumple la ley.

lunes, 27 de septiembre de 2010

Una fuente inagotable

Una fuente inagotable

Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido.

1 Pedro 1:22

Los cristianos tenemos la gran responsabilidad de amar a los demás, pero ¿cómo la cumpliremos? Comprendiendo nuestro recurso.

El amor está a nuestro alcance, y es nuestra culpa si no aprovechamos el recurso necesario. Tenemos que someternos al Espíritu y aprender a amar. Debemos purificar nuestro corazón confesando nuestro pecado y comprender la urgencia de atraer a otros a Cristo mediante nuestro amor. Tenemos que tomar una decisión consciente de amar a los demás, tener comunión con otros creyentes y pensar en los demás y no en nosotros mismos. Y debemos considerar el efecto de amar a otros. El amor que se da inevitablemente regresa.

Cuando Dios lo salvó a usted, Él lo hizo una nueva criatura con la capacidad de cumplir la deuda del amor. La fuente del amor es inagotable. Usted tiene el privilegio de representar a Dios en el mundo amando a los demás como Él los amó y recibir amor a cambio. Una tarea de amor

Conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento.

Efesios 3:19

Para pagar la deuda del amor, todos podemos hacer varias cosas. He aquí algunas sugerencias:

Termine una querella.

Llame a un amigo a quien no ha visto durante mucho tiempo.

Sustituya la sospecha con la confianza.

Quite cualquier amargura de su vida.

Escriba una carta sorpresiva a alguien que lo quiera a usted.

Dígale a alguien que usted sabe bien cuánto significa para usted.

Cumpla una promesa.

Pida a Dios que perdone a alguien que le hizo algo malo a usted, y olvide eso que hizo.

No sea demasiado exigente con otros familiares.

Muestre gratitud a los demás durante todo el día.

Dígale a alguien a quien quiere que usted se interesa por él o por ella.

Ore por uno de sus enemigos.

Envíele un cheque a algún necesitado.

Pida a Dios que lo ayude a amar de la manera que Jesús amó.

sábado, 25 de septiembre de 2010

Las conversaciones negativas

Las conversaciones negativas son contagiosas.

Las palabras negativas nos infunden miedo, preocupación. Nos desalientan y nos hacen perder los sueños y las metas.

¿Perdí mis sueños por oír palabras negativas?

¿Me llené de miedo e inseguridad por participar de conversaciones pesimistas?

¿Me contagié del pesimismo de otros? ¿En qué áreas me afectó? Espiritual, Ministerial, Familiar, Laboral, Intelectual, Física, Económica, Social

¿En qué áreas de mi vida o en qué situaciones he notado que mis pensamientos negativos han limitado el poder de Dios?

¿Aliento a las personas (familia, discípulos, etc.) a lograr sus sueños o tiendo a frenarlas?



3. Enfrenta los Problemas de tu vida, no huyas de ellos.

Muchos de nosotros no nos damos cuenta de que el dolor y el gozo van de la mano. Por lo tanto, necesitamos:

A. Aprender de nuestros errores.

Puedo ver mis errores del pasado desde el fracaso, o puedo verlos como experiencias que me ayuden a crecer.

¿Qué errores cometí en el pasado que hoy puedo utilizar como experiencias para crecer?

B. Escoger el gozo en todas las circunstancias.

Si tengo una actitud de gozo veré los problemas no como obstáculos sino como desafíos. No serán montañas frente a mí, sino escalones que me permitan avanzar y crecer.

Considera los siguientes pasajes bíblicos y llena tu mente con ellos: Salmo 119:111, 1º Tes. 5:16-18.

C. Y asumir riesgos.

No permitamos que el pesimismo y el negativismo de otros nos impidan alcanzar nuestras metas. Si no corro riesgos jamás seré nada y jamás tendré nada. Los problemas están allí para enfrentarlos y solucionarlos, no para que me paralicen.

Cuando te sientas desalentado, enfrentá el problema y actuá.

¿Cuál es en este momento el “mayor” problema de tu vida?

¿Cómo lo estás enfrentando?

¿Con qué actitudes y pensamientos de gozo podrías enfrentar el problema a partir de ahora?

viernes, 24 de septiembre de 2010

Sométase al Espíritu

Sométase al Espíritu

El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.

Romanos 5:5

Tiene que darle al Espíritu Santo el control absoluto de su vida. Usted puede aferrarse a los sentimientos de amargura, ansiedad y odio contra alguien, o puede rendirlos al Espíritu de Dios. Cuando usted se somete al Espíritu Santo, Él toma el control de su vida y sustituye la amargura con el amor y la venganza con el afecto. Pablo dij "Acerca del amor fraternal no tenéis necesidad de que os escriba, porque vosotros mismos habéis aprendido de Dios que os améis unos a otros" (1 Ts. 4:9).

La capacidad para amar a los demás está en usted; solo tiene que comprender ese recurso. Si usted se somete al Espíritu Santo, Él lo enseñará a amar. Una decisión consciente

Sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto.

Colosenses 3:14

Todos los creyentes tenemos que tomar la decisión consciente de amar a los demás. Hace algún tiempo aconsejé a una pareja que había estado luchando seriamente en su matrimonio durante mucho tiempo. Les conté que tenían que tomar una decisión consciente de amarse el uno al otro. Tenían que adiestrarse en amar a veces cuando se sentían enojados. Tenían que sustituir la rudeza y las palabras ásperas con el amor.

Dos días después de nuestra conversación, el esposo me llamó y me dij "Solo quería que usted supiera que cada vez que surge un problema estamos esforzándonos por hacer todo lo que podamos en el Espíritu de Dios a fin de tomar una decisión consciente de amar, estar en paz y demostrar bondad sin que importe el precio para nuestro ego". El optar por ser bondadoso con los demás y perdonarlos es un factor en aprender a amar. El Espíritu Santo lo capacita para hacer eso cuando usted adiestra su mente y se compromete a obedecer al Señor.