Ausencia de luz. Parte 2
“Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los
hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.
Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para
que sus obras no sean reprendidas.” Juan 3:19-20
“porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino
poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y
toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo
todo pensamiento a la obediencia a Cristo,”, 2 Corintios 10:4-5
Como terminamos reflexionando en el devocional de ayer, ¿a
qué nos debe llevar este conocimiento de lo que significa el mal?. A dos cosas
esencialmente: a permitir que la luz de Cristo resplandezca en nuestra vida,
que en esencia es reflejar su carácter; para colocar en acción el bien. Y
segundo, a usar las armas espirituales de luz para contrarrestar la influencia
del mal y no permitir que se dañe lo bueno.
Profundicemos en estas dos ideas bíblicas:
Colocar en acción la luz, colocarnos en alto significa ir y
predicar el evangelio, anunciar a Cristo es no escondernos debajo de la mesa
(Mateo 5:14-16), sino hacer lo que dice 1 Tesalonicenses 5:6: “Por tanto, no
durmamos, como los demás, sino velemos y seamos sobrios”, ya que en pocas
palabras, el adormecimiento de los que pueden dar luz, es la causa de que el
mal invada la tierra, las familias y gane terreno en muchas áreas.
Usar armas espirituales, pues si el mal también es una
influencia maligna, no podemos quedarnos quietos cuando algo malo ocurre o está
por ocurrir, detrás de muchas situaciones e incluso de hombres, hay influencias
de maldad que los empujan, así que debemos luchar espiritualmente en oración
para detener la influencia del mal como dice 2 Corintios 10:4-5.
Hermanos es tiempo de despertar y ser diligentes para que
reflejando el carácter de Cristo por el poder de su Espíritu, llevemos su amor
y su Palabra a todo el mundo, pues es tiempo de gracia; llegará el día que los
creyentes seamos quitados de la tierra, entonces no habrá quien detenga el mal
y la oscuridad avanzará hasta que Cristo regrese y venga a juzgar con justicia
a los que rechazaron su luz. (2 Tesalonicenses 2:7, Apocalipsis 19:11-15) Oración.
«Padre, me has dado tu Palabra y tu Espíritu para aprender
tus principios y reflejar el carácter de Cristo, de esta manera llevar el
verdadero evangelio a todos los que tienen hambre de ti, entonces el mal no
avance en mi familia y en mi nación, no permitas que los afanes de la vida
enfríen y oculten la luz de Cristo que debe brillar en mi vida amen.
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