Poner la mira en las cosas de Dios
“Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo
del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón,
hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está
en los cielos.” Mateo 16:16-17
“Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle,
diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca. Pero
él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres
tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los
hombres.” Mateo 16:22-23
En el capítulo 16 de Mateo podemos encontrar un principio
clave para el crecimiento de nuestra vida cristiana: poner la mira en las cosas
de Dios y no en las de los hombres. Jesús desde niño, tuvo claro este
principio, por eso a la edad de doce años declaró: “¿No sabíais que en los
negocios de mi Padre me es necesario estar?” Lucas 2:49b.
Poner la mira en las cosas de Dios, estar en los negocios del
Padre, implica un cambio de pensamiento, por eso Jesús invitaba a sus
seguidores al arrepentimiento, lo cual significa un cambio en la manera de
pensar, y esto es precisamente lo que por medio de este capítulo se nos enseña,
pues los fariseos y saduceos tenían su mirada en las cosas de los hombres, por
lo cual Jesús en varias ocasiones los confrontó diciéndoles: “Hipócritas … en
vano me honran, enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres.” Mateo
15:7-9
En Mateo 16:1-4 Jesús reprende a los fariseos y saduceos,
porque ellos demandaban una señal, pues no podían distinguir que Él era el
Mesías prometido, y en Mateo 16:5-12 Jesús les dice a sus discípulos que se
guarden de la doctrina de ellos; enseñándonos, con los sucesos que siguen, la
importancia de la sana doctrina.
Pedro por revelación, al tener fijada su mira en las cosas de
Dios, pudo entender que Jesús era el Salvador, pero cuando puso su mira en las
cosas de los hombres, fue influenciado por Satanás generando tropiezo a la obra
de Dios. Algunos por medio de la Palabra, llevan a los creyentes a poner la
mira en cosas de los hombres, predicando de superación personal, éxito y
prosperidad, sin llevar a las personas a conocer a Cristo. Hermanos pidamos a
Dios tomar nuestra cruz y seguirle para ser instrumentos de amor llevando la
sana doctrina, para que muchos conozcan al Salvador. Oración.
«Espíritu Santo ayúdame a diario a tomar mi cruz y seguir a
Jesús, poniendo mi mirada en las cosas de Dios y no en la de los hombres,
enséñame la sana doctrina, y permíteme ser un instrumento de amor, compartiendo
tu mensaje, llevando a muchos a Cristo. Amen.