sábado, 10 de febrero de 2024

Tibios

 

Tibios


“Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo. Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas. Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete” Apocalipsis 3:15-19.

Esta dura exhortación está dirigida a los cristianos, a los miembros de una iglesia que no se han arrepentido de muchas cosas y que viven una vida espiritual mediocre, relajada, sin fruto o con un fruto mediocre, pues pudiendo dar mucho más, no producen frutos en el conocimiento de Cristo y con consecuencia en su comportamiento, es decir, no demuestran su fe con obras de justicia, por eso le llama “miserable” que se aplica a una persona extremadamente tacaño o avaro. Alguien que teniendo mucho no es generoso, que está atravesando realmente la mayor tragedia espiritual de su vida, pues vive en desventura, en vez de vivir en el estado natural de todo cristiano: en la gracia de Dios.

También se le dice pobre, porque aquellas riquezas materiales que posee no lo son y disminuyen la verdadera riqueza del cristiano: su fe. Cuando dice “Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad”, también denota un orgullo, puesto en su propia fuerza y por tanto ya no depende de Dios que es lo más grave. Ciego, porque no puede mirar claramente su condición o porque su mirada está distraídamente fijada en las cosas del mundo, de la carne y no en las cosas de arriba donde está Cristo sentado a la diestra de Dios, y desnudo porque su condición real es de vergüenza, no anda con sus nuevas vestiduras, sino que está desprotegido.

Es un panorama crítico, pero incluso aquí, en este estado, el Señor da la solución. Antes de mirar qué solución da el Señor a esta condición en el devocional de mañana, miremos antes los síntomas que nos evidencian que estamos en un estado de tibieza espiritual y podamos tener el diagnóstico:

No ve necesario congregarse y deja de hacerlo. Pudiendo ir o asistir a su iglesia local, prefiere conectarse siempre por internet. No se vincula a un ministerio, donde el creyente puede permanentemente estar siendo edificado en la fe. No tiene amistad con otros hermanos, así que no conecta con otros creyentes porque los juzga en vez de buscar una edificación mutua.

No evidencia su fe con acciones justas, y por lo tanto no refleja el ejemplo que enseña en la Palabra de Dios : “Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza” (1 Timoteo 4:12). Las vestiduras blancas representan las acciones justas de los Santos: “Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos” (Apocalipsis 19:8).

Sufre de autosuficiencia, por no tomar la guía del Espíritu, pues sólo por el Espíritu podemos ver nuestro estado verdadero.

El señor nos llama a arrepentirnos, a salir de este estado de tibieza y empecemos a usar la verdadera riqueza espiritual que ya tenemos en Cristo Jesús, veremos entonces en el próximo devocional cuál es la solución que nuestro Señor Jesús nos da.    Oración.

«Señor, quiero conectarme contigo y con la iglesia, pues es el medio de bendición y edificación mutua que tú has provisto para enseñarme y formar en mí tu carácter, que el Santo Espíritu de Dios me guíe a vivir haciendo la voluntad del Padre, tal como tú lo hiciste cuando viniste en carne a morir por mis pecados y a resucitar para darme vida eterna, amén.