Las grandes preguntas de la vida son respondidas en Cristo
“Él, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo
haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que
debes hacer.” Hechos 9:6
“Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes
y ocultas que tú no conoces.” Jeremías 33:3
El apóstol Pablo, educado en la escuela de Gamaliel, quien
hablaba varios idiomas y quien tenía ciudadanía romana, no pudo entender por su
propio razonamiento que Jesús era el Mesías mencionado en las Escrituras. Lo
maravilloso del encuentro que tuvo con Cristo es que el amor de Jesucristo fue
renovando su manera de pensar hasta llevarlo a comprender grandes verdades de
la vida que cambiaron su cosmovisión y transformaron su vida.
Al igual que pasó con Pablo, lo que Dios nos pide al decirnos
levántate y ponte sobre tus pies porque para esto he aparecido, para ponerte
por ministro y testigo, implica de nosotros doblegar nuestra voluntad a la de
Dios y estar dispuestos como lo estuvo Pablo a decirle a Jesús: Señor, ¿qué
quieres que yo haga?
Si estamos dispuestos a obedecer al llamado del Señor para
convertirnos en testigos de su amor, todo en nuestras vidas empezará a cambiar,
y al igual que Pablo podremos tener una nueva visión de la vida, por lo tanto,
la manera como vemos nuestro pasado, como percibimos nuestro presente y cómo
visualizamos nuestro futuro cambiará.
Al decidir obedecer y levantarnos siguiendo la dirección de
Dios podremos encontrarle sentido a nuestro pasado, propósito a nuestro
presente y una nueva perspectiva para nuestro futuro, pues en Cristo están las
respuestas a todas esas preguntas del hombre, preguntas que han hecho filosofar
a hombres y mujeres a lo largo de toda la historia.
Las grandes incógnitas de la humanidad son respondidas en
Cristo pues como dice él mismo en Apocalipsis 1:8 «Yo soy el alfa y la omega,
principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el
todopoderoso.» Así que hermanos al igual que Pablo decidamos ser testigos del
amor de Cristo, pues esta decisión nos llevará a comprender cosas grandes y ocultas
que no conocemos. Oración.
«Señor Jesucristo gracias porque en ti puedo encontrar el
sentido de mi vida, además me permites comprender no solamente mi pasado sino
de dónde vengo y para donde voy. Gracias por ese amor que ha transformado mi
vida. Amén.