viernes, 21 de octubre de 2022

En la cruz, la misericordia y la justicia se encuentran

 

En la cruz, la misericordia y la justicia se encuentran


“En aquel tiempo iba Jesús por los sembrados en un día de reposo; y sus discípulos tuvieron hambre, y comenzaron a arrancar espigas y a comer. Viéndolo los fariseos, le dijeron: He aquí tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en el día de reposo. Pero él les dijo: ¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y los que con él estaban tuvieron hambre; cómo entró en la casa de Dios, y comió los panes de la proposición, que no les era lícito comer ni a él ni a los que con él estaban, ¿sino solamente a los sacerdotes? ¿O no habéis leído en la ley, cómo en el día de reposo los sacerdotes en el templo profanan el día de reposo, y son sin culpa? Pues os digo que uno mayor que el templo está aquí” Mateo 12:1-6

“He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento; he puesto sobre él mi Espíritu; él traerá justicia a las naciones. No gritará, ni alzará su voz, ni la hará oír en las calles. No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare; por medio de la verdad traerá justicia” Isaías 42:1-3

Jesús rechazó por completo el legalismo de los fariseos; en este caso específico, era evidente el hambre ocasionada por la escasez de provisiones de Jesús y sus discípulos, por lo que, el Señor defiende este acto de arrancar las espigas y de comerlas, explicando que lo hacían por necesidad. El acto mismo era expresamente permitido según Deuteronomio 23:25, que dice “Cuando entres en la mies de tu prójimo, podrás arrancar espigas con tu mano; mas no aplicarás hoz a la mies de tu prójimo”; lo que indica que no era el trabajo de cosechar, sino de saciar una necesidad momentánea.

Les reitera a los fariseos que no habían leído cuando David y los que andaban con él, teniendo hambre, entraron en la casa de Dios y comieron los panes de la proposición que solo podían comer los sacerdotes. Este ejemplo fue muy apropiado: El hombre que era “conforme al corazón de Dios”, de los que los judíos siempre se jactaban, sufrió escasez cuando fue perseguido, pidió al sumo sacerdote el pan, lo que según la ley era ilegal hacer.

Sin embargo, los fariseos no pudieron ni quisieron ver más allá del tecnicismo de las leyes; ellos insistían en un sistema de religión de manifestaciones externas, donde guardar la ley y las tradiciones eran según su interpretación. Jesús insistía en lo contrario; un sistema de devoción interna, en el cual lo más importante era mantener una relación correcta con Dios y con los demás, con actos de amor, misericordia y compasión.

La justicia y el legalismo se oponen, por eso, Jesús incumplió las demandas de los fariseos para poder sanar y liberar, aun en el día de reposo; y les decía: “Pues ¿cuánto más vale un hombre que una oveja? Por consiguiente, es lícito hacer el bien en los días de reposo” (Mateo 12:12).

El amor es algo que se ha perdido en estos tiempos; Jesús lo expresó en Mateo 24:12 “y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará”.

El Señor nos enseña a combinar la misericordia y la justicia; Él está lleno de amor y compasión, por eso a Jesús se le aplica el pasaje de Isaías 42:1-3, donde dice que no acabará de romper la caña quebrada, ni apagará la mecha que apenas arde, hasta que haga triunfar la justicia; en palabras más sencillas, hay momentos en la vida en los que estamos física, emocional o espiritualmente frágiles como una caña quebrada o una mecha que apenas arde. A diferencia de muchos, Jesús sigue mostrando misericordia, amor y compasión, aun cuando somos débiles y frágiles nos trata con mayor cuidado.

Recordemos esa caja que guardamos con mucho esmero porque su etiqueta dice “frágil”. La vida cristiana sería más fácil si pegáramos esa etiqueta sobre una persona que se siente vulnerable y necesita nuestra misericordia. Jesús hizo un gran sacrificio cargando el castigo de nuestro pecado y sus consecuencias en la cruz, y en su lugar impidió que fuésemos aplastados por el peso de la justicia de Dios; se puede decir que en la cruz la misericordia y la justicia se encontraron. Hoy exaltemos a Jesús porque en ese madero derramó su inmenso amor por nosotros y ahora podemos acercarnos al lugar santísimo sin ningún impedimento.   Oración.

«Gracias Señor por anteponer tu amor a las tradiciones legalistas; me llenas de confianza porque siempre actúas en justicia y misericordia. Ayúdame a mirar a otros con tus ojos de amor y compasión, para aprender a ser justo y misericordioso como tú lo eres; enséñame a tratar a los más frágiles con cuidado, mostrando tu amor, amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.  ¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.