martes, 25 de agosto de 2015

Salmos.22.v18-31

Salmos.22.v18-31 Robarle a una persona todo, aun su ropa, dejándolo desnudo y desamparado, es un gran insulto a la dignidad humana. Jesús el Mesías sufriría esta experiencia humillante en la cruz (Mat_27:35). La mayoría de nosotros nunca conoceremos la vergüenza y el sufrimiento de quedarse sin dinero y desnudo en un lugar público, como les sucedió a muchos de los judíos durante la Segunda Guerra Mundial o a los desamparados que hoy viven en las calles de nuestra ciudad. Sin embargo, cualquiera de nosotros se sentiría desnudo si algún pecado nuestro, ya sea secreto o no, es descubierto. En ese momento, necesitaremos clamar como el salmista: "Fortaleza mía, apresúrate a socorrerme" (Mat_22:19).

22.22 David alabaría a Dios en la congregación porque su liberación en privado merecía un testimonio público. Dios interviene maravillosamente para liberarnos cuando estamos sufriendo calladamente, y debemos estar preparados para ofrecer alabanza pública por su ayuda.

22.30, 31 Las generaciones del mañana dependen de nuestra fidelidad presente. De la manera en que enseñamos a nuestros hijos acerca de Dios, ellos enseñarán a sus hijos y a los hijos de sus hijos. Si no les hablamos de Dios a nuestros hijos, estaremos rompiendo la cadena de la influencia de Dios en las generaciones venideras. Debemos vislumbrar a nuestros hijos y a toda la gente joven con la que nos encontramos como los futuros líderes de Dios. Si somos fieles en las oportunidades que se nos presentan hoy, estaremos afectando el futuro.