Incontenible
“¿Quién midió las aguas con el hueco de su mano y los cielos
con su palmo, con tres dedos juntó el polvo de la tierra, y pesó los montes con
balanza y con pesas los collados? ¿Quién enseñó al Espíritu de Jehová, o le
aconsejó enseñándole? ¿A quién pidió consejo para ser avisado? ¿Quién le enseñó
el camino del juicio, o le enseñó ciencia, o le mostró la senda de la
prudencia? He aquí que las naciones le son como la gota de agua que cae del
cubo, y como menudo polvo en las balanzas le son estimadas; he aquí que hace
desaparecer las islas como polvo. Ni el Líbano bastará para el fuego, ni todos
sus animales para el sacrificio. Como nada son todas las naciones delante de
él; y en su comparación serán estimadas en menos que nada, y que lo que no es.
¿A qué, pues, haréis semejante a Dios, o qué imagen le compondréis?” Isaías
40:12-18
Para relacionarnos con una persona es fundamental conocerla,
por eso si queremos conocer realmente a Dios y tener una relación personal e
íntima con Él necesitamos conocer su naturaleza, sus atributos y lo que esto
implica para nosotros, porque transformará la manera cómo nos acercamos a su
presencia.
¿Quién puede medirlo a Él? o ¿quién puede conocer su Espíritu
(su mente), con el cual conoce perfectamente y arregla todas las cosas? Dios es
inmensurable y por eso, no tiene comparación con el ser humano. Cuando el
Señor, por su Espíritu, hizo el mundo nada lo dirigió, ni le aconsejó qué hacer
o cómo hacerlo. Las naciones, comparadas con Él, son como gota que cae en un balde,
comparadas con el vasto océano; o como menudo polvo en la balanza, que no la
mueve, comparado con toda la tierra. Esto magnifica el amor de Dios por el
mundo que, aunque parezca insignificante, para su redención dio a su Hijo
unigénito, (Juan 3:16).
¿Cuál de los ídolos paganos puede compararse con este
todopoderoso Dios? Ninguno, y no hay ninguna imagen que lo pueda contener.
Nunca podremos entender la magnitud de su grandeza, escasamente podremos
definirlo con nuestro limitado entendimiento. Pero, en su Palabra podemos
encontrar algunas respuestas a nuestra incógnita de ¿Quién es Dios? o ¿cuál es
nuestro concepto de Él?
Si hablamos de su naturaleza: Dios es Espíritu, porque no
está limitado a un cuerpo ni a una forma, Él está en todo lugar, todo lo ve y
lo sabe, (Juan 4:24). Dios es una persona, es alguien que siente, piensa, desea
y decide, (Génesis 6:5-6); Hay un solo Dios Creador y sustentador del universo,
(1 Timoteo 2:5), es un Dios manifestado en tres personas: Padre, Hijo y
Espíritu Santo, (2 Corintios 13:14).
Si hablamos de sus atributos, es Omnisciente porque todo lo
conoce, (Salmos 147:4-5); es Omnipotente porque todo lo puede, (Mateo 19:26);
es Omnipresente porque está en todas partes al mismo tiempo (Salmos 139:7-12);
es Eterno porque no tiene ni principio, ni fin, siempre ha sido y siempre será,
(Salmos 90:2) y es Inmutable porque nunca cambia, (Santiago 1:17), siempre es
el mismo, nada que ver con lo que nosotros somos.
Y moralmente es Santo, (1 Pedro 1:16); es Justo y fiel a su
Palabra, (Deuteronomio 32:4); es Gracia plena y su mayor regalo es Jesucristo,
(Hebreos 2:9); y es Amor, (1 Juan 4:8), por eso proveyó el mejor plan de
redención para el hombre pecador, su Hijo amado, (Romanos 5:8).
Los invito a buscar cada uno de estos versículos en su
Palabra para que entendamos que nuestro Dios es un Dios grande, poderoso y
amoroso que está al alcance de todo el que quiera conocerlo. Recordemos Isaías
55:6-7 “Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está
cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y
vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el
cual será amplio en perdonar” Oración.
«Padre amado, mi mayor anhelo es conocerte y entenderte,
porque siendo quizás el más insignificante de los seres humanos, me miras con
amor y misericordia y me diste la oportunidad, a través de tu Hijo Jesucristo,
de volver a ti, para poder tener una relación de amor contigo, me perdonaste y
me diste una vida espiritual de plenitud y gozo por el Espíritu Santo. Al
entender esto quiero que mi relación contigo sea cada día más profunda y
sincera. Te amo mi Señor, amén.