jueves, 7 de octubre de 2021

Exclusividad

 

Exclusividad


“Bebe el agua de tu misma cisterna, Y los raudales de tu propio pozo. ¿Se derramarán tus fuentes por las calles, y tus corrientes de aguas por las plazas? Sean para ti solo, y no para los extraños contigo. Sea bendito tu manantial, y alégrate con la mujer de tu juventud, como cierva amada y graciosa gacela. Sus caricias te satisfagan en todo tiempo, y en su amor recréate siempre.” Proverbios 5:15–19

“Honroso sea en todo el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios.” Hebreos 13:4

Dios creó el sexo para ser un beneficio exclusivo del matrimonio, una bendición, no solo para procrear sino para nuestro placer, como nos lo enseña el libro de Cantar de los Cantares en la sagrada Biblia (Génesis 2:24, Cantares 4:5-8 ).

El sexo en el matrimonio es una bendición de Dios y es un acto de entrega mutua, por esto enseña la Palabra “La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer” (1 Corintios 7:4). Entregamos nuestro cuerpo a la otra persona, pero también nuestra alma, pues los sentimientos, la voluntad y pensamientos no los podemos dejar fuera del cuerpo.

Por esto, la fornicación es un pecado que daña en lo más profundo del interior de una persona, pues lleva nuestros pensamientos a la confusión, las emociones al descontrol y daña nuestros sentimientos, terminando nuestra voluntad sometida por un deseo pasajero. Al final, el amor se daña en una pareja que se deja arrastrar por esta práctica tan común hoy en día, porque el verdadero amor no busca su propio bien sino el bien del otro, evitando hacer algo indebido (Oseas 4:11, Gálatas 5:19-20, 1 Corintios 13:5).

Beber el agua de tu propia fuente significa guardarse para la persona que Dios tiene para cada uno de nosotros, de manera exclusiva, en un matrimonio de un hombre con una mujer, y así disfrutar del placer sexual como un regalo del amor de Dios, que lo llena todo, en todos.    Oración.

«Señor, quién como tú que nos provees para todas las cosas; primeramente, en lo espiritual nos diste a tu Espíritu para que habite en nosotros y darnos el dominio propio, así como la capacidad y el amor para disfrutar de tus bendiciones. En el nombre de Jesús, Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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