miércoles, 19 de marzo de 2025

El fuego ardiente

 


El fuego ardiente

 “Me sedujiste, oh Jehová, y fui seducido; más fuerte fuiste que yo, y me venciste; cada día he sido escarnecido, cada cual se burla de mí. Porque cuantas veces hablo, doy voces, grito: Violencia y destrucción; porque la palabra de Jehová me ha sido para afrenta y escarnio cada día. Y dije: No me acordaré más de él, ni hablaré más en su nombre; no obstante, había en mi corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos; traté de sufrirlo, y no pude.”, Jeremías 20:7-9

“Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.”, Hebreos 4:12

La palabra de Dios es tan fuerte que el profeta no puede acallarla, aunque esto signifique para él mismo ingratitud, rechazo o burla de parte del pueblo a quien dirige el mensaje enviado por Dios.

Me sedujiste, es la declaración que expresa que el resplandor de su gloria por medio de la revelación de su Palabra es mucho más grande y fuerte que su misma humanidad, que su propio yo. Es decir, que la relevación de la Palabra le hizo entender lo que él en su propia lógica no entendía y ahora tenía que comunicarlo al pueblo, para que este se arrepintiera.

Ahora a nosotros se nos ha predicado el evangelio, y debemos estar más atentos que nunca, a escuchar y atender; porque lo que se dice cambia el rumbo de nuestra vida, y nos transforma profundamente, pero ha de ser revelado a nosotros por su Espíritu, porque en nuestra carne no entendemos, “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.” (1 Corintios 2:14)”.

Este fue el designio de Dios, que por el mensaje del evangelio de la gracia de Dios en Cristo, fuésemos salvos creyendo en él y no con nuestro razonamiento natural: “Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación” (1 Corintios 1:21), y esta locura de la predicación es a la que debemos estar atentos; esta palabra que es capaz de entrar hasta lo más profundo de nuestro ser, dividir lo espiritual de lo que está en nuestros pensamientos, emociones y voluntad; es capaz incluso de revelar la verdadera intención de nuestro corazón, y nos arde por dentro para hacer en nosotros aquello para lo cual fue enviada por Dios. No podemos callarla, pues su palabra es antorcha que alumbra en medio de la noche más oscura. (2 Pedro 1:19)

El Señor nos confronta cada día con las sagradas escrituras, porque quiere quebrantar nuestro duro corazón: “ ¿No es mi palabra como fuego, dice Jehová, y como martillo que quebranta la piedra?“ (Jeremías 23:29), así que estemos atentos, escuchemos verdaderamente, dejémonos seducir por su voz y que en nuestro corazón fluya el fuego ardiente de su palabra de verdad por su Espíritu Santo.  Oración.

«Padre, quiero estar atento a tu Palabra, porque es espíritu y es vida, porque por medio de Jesús me diste tu Espíritu para revelarme tus principios de vida, tu plan maravilloso en Cristo, que no podía entender ni comunicar en mi propia carne, sino andando diariamente en tu Espíritu, para reflejar la vida de Cristo en mí. Amén