Creced en la gracia
“Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro
Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la
eternidad. Amén.” 2 Pedro 3:18
Estamos llamados a crecer como dice la escritura: “Antes
bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador
Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén.” (2
Pedro 3:18) y también en Filipenses 1:9 se nos exhorta a crecer en amor, ciencia
y en todo conocimiento: “Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aún
más y más en ciencia y en todo conocimiento,”. Y la razón de este crecimiento
es que nuestra relación con Dios es impactada directamente por la doctrina que
creemos, hay engaños que son sutiles pero profundos e intentan dañar nuestra
fe.
Entonces somos tentados a quedarnos donde estamos, a pensar
que ya no necesitamos aprender y que ya con conocer algo de la doctrina es
suficiente, pero la escritura nos exhorta a ser “arraigados y sobreedificados
en él, y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados, abundando en
acciones de gracias.”, (Colosenses 2:7); observemos que denota que
permanezcamos firmes en Cristo, en la fe, con una firmeza en Cristo que se da
por el uso de los sentidos espirituales como nos enseña Hebreos 5:14: “pero el
alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso
tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal”.
Debido a la la falta de crecimiento, muchos se han desviado
de la fe porque intentaron en su fuerza agradar a Dios y terminaron fríos;
prefirieron tirar la toalla, no sabiendo que también nuestro crecimiento en
santidad y obediencia es por que permitimos que la gracia de Dios nos provea lo
que la ley exige. ¿Si no conocemos esta verdad como vamos a crecer? (Tito
2:11-14)
La evidencia de la anterior afirmación y la respuesta a la
pregunta planteada, la podemos evidenciar en la misma vida de Pablo, que por el
Espíritu da testimonio del poder de la gracia en él: “por la gracia de Dios soy
lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más
que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo.” (1 Corintios
15:10)
Hermanos sigamos sin temor abandonando toda religiosidad el
consejo por el Espíritu que Pablo le da a Timoteo: “Tú, pues, hijo mío,
esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús.” (2 Timoteo 2:1). Oración.
«Padre, me has dado descanso en Cristo Jesús y por su gracia
soy lo que soy, viviendo en la libertad de Cristo, no para el pecado ni para
satisfacer los deseos de la carne, sino para ser guiado por tu Espíritu,
agradándote en todo. En el nombre de Jesús, amén.