Ser los pies del paralítico, parte 1
“Entonces
vinieron a él unos trayendo un paralítico, que era cargado por cuatro. Y como
no podían acercarse a él a causa de la multitud, descubrieron el techo de donde
estaba, y haciendo una abertura, bajaron el lecho en que yacía el paralítico.
Al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son
perdonados.” Marcos 2:3-5
Paralíticos
espirituales conocemos por montón; personas que por su pecado y su ceguera
espiritual les es imposible acercarse a Jesús. Pero ¿cuál es nuestra actitud y
nuestra reacción al verlos así? ¿a qué estamos llamados cuando conocemos a
alguien en este estado?
Al igual que
las cuatro personas que relata el pasaje bíblico de hoy, que llevaron al paralítico
hasta Jesús y de las cuales no se dice la clase de relación que había entre
ellos, es decir, si eran familiares, amigos, conocidos o desconocidos, nuestra
actitud al ver a cualquier persona en esa condición debe ser conmovernos,
incomodarnos, esforzarnos, buscar ayuda y hacer todo lo necesario para que sea
posible que estas personas lleguen hasta el Señor y tengan un encuentro
personal con Él.
Hay personas
que están en esa búsqueda e intención de cambiar sus vidas, de hacer las cosas
correctamente porque están cansados de la esclavitud del pecado y de las
consecuencias de sus errores, pero el estado en el que se encuentran no se los
permite, pues están paralíticos espiritualmente; entonces, es en ese momento,
cuando los que estamos sanos, que conocemos al médico que los puede sanar y el
camino para llegar hasta Él, debemos actuar.
Recordemos
el momento en que nosotros estábamos paralíticos y llegó alguien con todo el
amor y la misericordia a levantarnos y llevarnos hasta Dios, es decir, nos
compartió el evangelio de salvación, nos predicó la gracia de nuestro Señor
Jesucristo y nos mostró el gran amor de Dios, el cual nos sanó y nos restauró.
Así que, ahora lo mínimo que nosotros debemos hacer es ser los pies de los que
no pueden caminar, cargarlos y llevarlos hasta Dios, como un día nos cargaron a
nosotros. Oración.
«Dios,
gracias porque has enviado personas que me han ayudado cuando he pasado por
desiertos, en los cuales me he alejado de ti; han sido ellas tus cuerdas de
amor con las que me has traído de nuevo hasta tus brazos. Permíteme no ser
indiferente a las necesidades de los demás y en especial las de aquellas
personas que, por su parálisis espiritual, no pueden venir hasta ti; que sea tu
amor y el poder de tu Espíritu, a través de mí, el que los lleve a tener un
encuentro personal contigo, en el nombre de Jesús, Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.