El fruto del Espíritu es impulsado por la gracia
“El cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo
pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, más el espíritu
vivifica” 2 Corintios 3:6
“Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley
mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los
muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios. Porque mientras estábamos en la
carne, las pasiones pecaminosas que eran por la ley obraban en nuestros
miembros llevando fruto para muerte. “Romanos 7:4-5
La ley demanda, pero la gracia provee. Es decir, la gracia
nos otorga lo que la santa ley demanda.
Una explicación contundente la podemos hallar en el pasaje de
hoy en Romanos 7:4-5, que nos explica que solo cuando estamos en la gracia
(unidos a Jesús en su muerte y su resurrección) damos fruto para Dios, pero
cuando estamos bajo la ley, la ley despertará en nosotros pasiones pecaminosas
para que demos fruto para muerte, no porque la ley sea mala, sino por causa del
pecado que habita en nosotros: “Mas el pecado, tomando ocasión por el
mandamiento, produjo en mí toda codicia; porque sin la ley el pecado está muerto.”
(Romanos 7:8).
La naturaleza pecaminosa se aprovecha de la ley y produce en
nosotros lo contrario, “ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder
del pecado, la ley.”, (1 Corintios 15:56)
El estar tratando infructuosamente de cumplir la ley en
nuestra fuerza nos lleva a la frustración, por que sucede todo lo contrario en
nosotros; pero si somos liberados de la ley ahora servimos al régimen del
Espíritu, como nos explica Romanos 7:6 de manera contundente: “Pero ahora
estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos
sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el
régimen viejo de la letra”
Pero este mensaje está en la Palabra de Dios para nosotros:
la clave o llave para que el pecado no nos domine, no nos haga esclavos, es la
gracia. (Romanos 6:14) y luego también se refuerza esta idea de la siguiente
manera: “Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis
obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados;”(Romanos
6:17). En este contexto, ¿de cuál doctrina habla Pablo? La doctrina de la
gracia de Dios.
Entonces ¿Qué fruto llevamos para con Dios, habiendo muerto a
la ley? el fruto del Espíritu Santo, “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo,
paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales
cosas no hay ley.”, Gálatas 5:22-23.
Nuestro ayudador, El Espíritu Santo, nos lleva día a día a no
estar bajo la ley para que podamos dar fruto, entonces este fruto es activado
en nuestra vida diaria cuando andamos por el Espíritu: “Pero si sois guiados
por el Espíritu, no estáis bajo la ley.”, (Gálatas 5:18)
Concluimos que estar bajo la gracia de Dios y no bajo la ley,
activa el fruto del Espíritu Santo en nosotros. (Romanos 7:4-5) y esto es un
andar diario en el Espíritu ( Gálatas 5:18) pues no se trata del triunfo de
ayer, ni el de mañana, sino tomar hoy de la provisión que necesitamos para
reinar sobre el pecado recibiendo su abundante gracia y el don de justicia de
Cristo Jesús .(Romanos 5:17) Oración.
«Padre te alabo, porque por la gracia de Cristo he recibido
tu Espíritu Santo para vivir andando en obediencia a tus principios cumpliendo
la ley de Cristo que es el amor. Gracias por esta libertad que ahora tengo de
vivir en el régimen del Espíritu para llevar mucho fruto y sea Cristo en mí
reflejado plenamente para gloria de tu nombre, amén.