Ungidos con el Espíritu Santo
“El Espíritu del Señor
está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me
ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los
cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; A predicar
el año agradable del Señor.” Lucas 4:18-19
“cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de
Nazaret, y cómo este anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por
el diablo, porque Dios estaba con él.” Hechos 10:38
El Espíritu Santo además de ser nuestro ayudador (como lo
vimos en el devocional anterior), también es nuestra unción.
Unción, que por su definición en griego significa el
otorgamiento del Espíritu Santo, es lo que Dios ha hecho en cada persona que
profesa su fe en Jesús. Cada creyente ha sido ungido por Dios con el Espíritu
Santo (1 Juan 2:20,27). Ahora bien, esta unción, aparte de todos los beneficios
que conlleva, ha sido hecha de manera especial para un propósito particular,
propósito que podemos ver claramente de la vida de Jesús, pues es justo Él
quien habla y a quien se menciona en las citas bíblicas de hoy respectivamente.
Dar buenas nuevas a los pobres, que en otras palabras es,
predicar el evangelio del Señor al pobre de espíritu; sanar a los quebrantados
de corazón; poner en libertad al esclavo del pecado y de Satanás y dar vista al
ciego físico y espiritual, son apenas algunas de las obras que debemos y
podemos llevar a cabo gracias a la unción que de Dios hemos recibido. Jesús
dijo lo siguiente en Juan 14:10,12 “¿No crees que yo soy en el Padre, y el
Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta,
sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras… De cierto, de cierto os
digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun
mayores hará, porque yo voy al Padre.”
Hermanos, que la revelación de esta profunda y poderosa
verdad, acreciente nuestra fe, de manera que podamos ver la gloria de Dios
obrando en nosotros y a través de nosotros por su Espíritu. Oración.
«Bendito Dios, cuán maravilloso y misericordioso eres Señor.
No solo me has salvado, sino que además de adoptarme como tu hijo en Cristo, me
has hecho partícipe del reino de los cielos y en tus negocios me permites
estar. Gracias por ungirme con tu Santo Espíritu, ahora comprendo que Tú estás
en mí y que puedo permitir que obres a través de mí, amén.