miércoles, 1 de junio de 2022

CONTROLANDO MIS EMOCIONES

 

CONTROLANDO MIS EMOCIONES A TRAVÉS DE LA ORACIÓN


“Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo.” Mateo 26:38.

“Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra.” Lucas 22:44.

Jesús, siendo 100% Dios, pero también siendo 100% hombre (Filipenses 2:6-7), nos muestra cómo en su parte humana padeció al igual que cada uno de nosotros angustia, agonía y una gran tristeza que la describe como “Mi alma está muy triste, hasta la muerte”; en su caso, dada la situación que en instantes tendría que experimentar al beber la copa de justicia de su Padre. Este beber implicaría separarse por un momento de esa relación tan perfecta que nuestro Señor Jesús tenía con el Creador, ya que cargaría en sí mismo nuestros pecados, aun sin Él ser pecador (2 Corintios 5:21).

Es entonces, en los evangelios de Mateo y Lucas, en donde Jesús nos muestra su humanidad con el fin de que, nosotros, nos identifiquemos con Él y aprendamos con su ejemplo cuál es la clave que debemos utilizar para no dejarnos dominar por nuestras emociones; y la clave es ¡La oración!

La oración es un arma poderosa que nos ha dado Dios, gracias a nuestro Señor Jesús, para que a través de ella tengamos una comunicación directa con el Padre, en la cual podemos derramar nuestro corazón delante de Dios, humillarnos ante su presencia y ser sinceros al reconocer nuestras angustias, tristezas, necesidades y demás, tal como Jesús lo hizo.

Si observamos la vida de Cristo, nos daremos cuenta que en todo momento se comunicaba con su Padre a través de la oración, pues el orar era para Él una necesidad vital, como lo es el respirar. Es por esto que podemos ver a Jesús orando en diversos momentos: cuando debía tomar decisiones, como la elección de sus discípulos; cuando iba a realizar una sanidad, pues el poder provenía del Padre; y aun le vemos horas antes de su crucifixión orando para que no se hiciera su propia voluntad, sino la de su Padre. En conclusión, observamos cómo el Señor dirigía su vida no conforme a lo que sus emociones dijeran, sino de acuerdo a la voluntad buena, agradable y perfecta de Dios. De la misma manera, para nosotros la oración debe ser una práctica diaria, una gran necesidad, pues sin la guía y dirección de Dios nada podemos hacer.

Sin duda alguna cuando oramos experimentamos lo que dice Efesios 3:16, nuestro hombre interior es fortalecido con poder por el Espíritu Santo de Dios, pero también se cumple lo que nos dice Filipenses 4:7 “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.”

El orar trae a nuestro corazón no solo consuelo, sino también fortaleza; poder que nos da Dios por su Espíritu Santo para tomar nuestros pensamientos, emociones y voluntad, y así sujetarlos bajo la autoridad del Padre, tal como lo hizo nuestro Señor, a quien podemos ver, momentos posteriores a su oración, enfrentar la muerte con todo valor y autoridad para así salir vencedor.

Así que, hermano, hoy te invito para que alabemos a Dios y demos gracias a Jesús por habernos enseñado la importancia de la oración.   Oración.

«Padre, hay momentos en mi vida en que me embarga la tristeza y llegan a mi mente pensamientos de temor; sin embargo, cuando veo ese gran ejemplo que me has dado, a tu Hijo Jesús, puedo ver que Él, al igual que yo, experimentó diversas emociones, pero nunca se dejó dominar por ninguna. Llévame a imitarle, a seguir su ejemplo y a aprender a descansar en ti, así como Cristo lo hizo. Ayúdame a buscarte en todo momento, en oración, para que mi hombre interior sea fortalecido con poder por tu Santo Espíritu. En el nombre de Jesús, amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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