viernes, 2 de abril de 2021

Lo que pasa y lo que permanece

 

Lo que pasa y lo que permanece


“Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí”. Juan 15:4

“Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”. 1 Juan 2:17

En un mundo tan cambiante y competitivo como el nuestro, la idea de permanecer parece obsoleta, el hombre constantemente busca nuevas motivaciones para encontrarle sentido a su vida, pero sabemos que no hallaremos nuestra verdadera realización sino en Dios.

El pueblo de Israel tenía un ideal esperado y era establecerse en el lugar que Dios les había prometido, pero por su desobediencia a Él, vivieron mucho tiempo vagando en el desierto y muchos no lograron alcanzar sus sueños. Con esto, Dios quiere decirnos que la realización personal no es permanecer en un lugar y obtener cosas en este mundo, la verdadera manera de vivir a plenitud, es permanecer en su presencia, en su Palabra y amor, para producir frutos para la vida eterna.

En la Palabra de Dios hay muchas cosas permanentes, empezando por Dios mismo, como dice Daniel 6:26 “porque él es el Dios viviente y permanece por todos los siglos, y su reino no será jamás destruido, y su dominio perdurará hasta el fin”. O como dice hebreos 13:8 “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos”. También permanecen su Palabra, su consejo y su amor.

Para los justos permanecer es encontrar nuestro destino eterno en Cristo. Hemos sido lavados con su sangre y nos ha prometido un futuro junto a Él. En 1 Juan 4:16 dice: “Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él”.

Como el mundo y sus deseos pasan, como el ser humano que se marchita y muere, la tierra también pasará, pues los cielos se conmoverán. Hebreos 12:27,28: “Y esta frase: aún una vez, indica la remoción de las cosas movibles, como cosas hechas, para que queden las inconmovibles. Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia”. Jesús es nuestro destino permanente y el fruto es la marca de los que permanecen en el Señor.   Oración.

«Señor Jesucristo ayúdame a permanecer en ti. El mundo me ofrece a diario muchas cosas con la idea de que me harán feliz, pero en verdad sólo tú puedes darme lo mejor para vivir una vida plena. No permitas que mis ojos se desvíen de ti, para colocarlos en los deseos y vanaglorias de este mundo pasajero. Jesús, tú eres mi eterno destino. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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