jueves, 13 de octubre de 2022

El justo por los injustos

 


El justo por los injustos

“Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu”. 1 Pedro 3:18

“Y el pueblo estaba mirando; y aun los gobernantes se burlaban de él, diciendo: A otros salvó; sálvese a sí mismo, si éste es el Cristo, el escogido de Dios. Los soldados también le escarnecían, acercándose y presentándole vinagre, y diciendo: Si tú eres el Rey de los judíos, sálvate a ti mismo. Había también sobre él un título escrito con letras griegas, latinas y hebreas: ESTE ES EL REY DE LOS JUDÍOS. Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros”. Lucas 23:35-39

Jesús era totalmente inocente y a pesar de eso fue crucificado injustamente. Era “justo”, sin embargo, murió por los “injustos”. La justicia de Jesús se pone en contraste con todas las personas que estaban mirando su ejecución, es un pasaje bastante irónico; los gobernantes se burlaban de Él, los soldados también se mofaban diciéndole que si era el rey de los judíos se salvara a sí mismo y, uno de los ladrones que estaba junto con Él en la crucifixión, le recriminaba que se salvara a sí mismo y a ellos.

De hecho, Jesús estaba muriendo para salvarlos a ellos y a nosotros, pero para hacerlo tenía que morir, no podía salvarse a sí mismo; todo con el fin de llevarnos al Padre. La cortina del templo se rasgó por la mitad, simbolizando el acceso a la presencia de Dios, que se hizo posible para todos por medio de su muerte (Lucas 23:45).

Si lo vemos de esta forma, no somos nada diferentes a estas personas que estaban presentes allí, porque antes de aceptar a Cristo éramos tan injustos como ellos, quizá nos burlábamos, nos mofábamos o le recriminábamos al no conocer su amor; sin embargo, Lucas nos muestra la decisión que todos debemos tomar frente a Cristo en algún momento de nuestra vida.

Podemos rechazar a Cristo, como lo hizo uno de los malhechores, o podemos poner nuestra fe en Él, como lo hizo el otro ladrón cuando se volvió a Jesús y le dijo: “Jesús acuérdate de mí” (Lucas 23: 42). Todo se trata de una decisión movida por la fe. Juan 3:18 dice: “El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios”.

Así como le prometió al criminal que se volvió, que estaría con Él ese día en el paraíso, también estaremos a su lado en el cielo disfrutando de la eternidad, si tomamos la decisión de volvernos a Él y pedirle que sea nuestro Señor y Salvador.

Jesús murió por todos para que fuéramos hechos justos delante del Padre, Dios hace justos a todos los que creen, sin distinción. Romanos 3:22 nos lo recuerda: “la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia”.

Hoy podemos tomar la decisión, si todavía no lo hemos hecho, para vivir en la relación correcta con Dios y con los demás. Todo depende de nosotros.   Oración.

«Cuando te miro a ti Señor Jesús y veo tu justicia, solo me inclino ante ti reconociendo lo pecador que soy. No dudaste en morir por mí en esa cruz y derramar tu preciosa sangre, para hacerme justo delante del Padre. Cómo no agradecerte por lo que hiciste por mí. Ahora tengo una relación directa con mi Padre celestial. Por eso ¡eres el único digno de todo honor y gloria por los siglos de los siglos! Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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