lunes, 29 de enero de 2024

¿Quiénes somos los hombres?

 


¿Quiénes somos los hombres?

“Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites?” Salmo 8:4

Este salmo es una solemne meditación sobre la gloria y la grandeza de Dios, pero también sobre la absoluta pobreza espiritual del hombre y su necesidad de salvación y perdón por medio de Jesucristo. Para entender ¿quién es el hombre? David empieza este salmo recurriendo al único referente válido, estable y verdadero: Dios a través de su gloria, David dice “¡Oh Jehová, Señor nuestro, ¡cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra! Has puesto tu gloria sobre los cielos; De la boca de los niños y de los que maman, fundaste la fortaleza, a causa de tus enemigos, para hacer callar al enemigo y al vengativo. Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste, digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites” (Salmo 8:1-4)

Cuando el hombre destruye el concepto de Dios, destruye su verdadera imagen, destruye su verdadero propósito (su honra), por lo tanto David reconoce por medio de la creación quién es Dios, le agradece y se goza en su relación con Él. David sabe quién es él, porque sabe quién es Dios, tiene un referente válido. El mundo actual ha perdido el referente de Dios, por eso no sabe para dónde va ni cuál es su propósito.

David continúa, después de reconocer la grandeza de Dios y la bajeza del hombre, nos habla proféticamente de la única puerta que a pesar de la divergencia existente, conecta el camino de Dios con el del hombre: Jesucristo. “Le has hecho poco menor que los ángeles, y lo coronaste de gloria y de honra. Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; todo lo pusiste debajo de sus pies: Ovejas y bueyes, todo ello, y asimismo las bestias del campo, Las aves de los cielos y los peces del mar; Todo cuanto pasa por los senderos del mar.” Salmo 8: 5-8. Jesús fue coronado de la gloria de Dios porque era Dios mismo, y de la honra del hombre porque se hizo como nosotros para enseñarnos el camino al Padre.

Reconocer la grandeza de Dios y nuestra bajeza, nos pone en el lugar correcto para reconocer nuestra necesidad de salvación y perdón por medio de Jesucristo. Los que hemos experimentado su amor y conocemos a nuestro Creador, como David podemos proclamar “!Oh Jehová, Señor nuestro, Cuán grande es tu nombre en toda la tierra!” (Salmo 8:9). ¡Somos quien Dios dice que somos!    Oración.

«Padre de la gloria, Jesucristo es mi única verdad, permíteme conocer íntimamente a tu Hijo, porque solo así sabré quién soy realmente. Amén.