Nuestra convicción frente al futuro.
“Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros,
dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que
esperáis.”, Jeremías 29:11
“Por tanto, di a la casa de Israel: Así ha dicho Jehová el
Señor: No lo hago por vosotros, oh casa de Israel, sino por causa de mi santo
nombre, el cual profanasteis vosotros entre las naciones adonde habéis llegado.”
Ezequiel 36:22
Cada año que comienza quisiéramos saber cómo nos va a ir,
quisiéramos saber el futuro, para disminuir la incertidumbre y tener control de
nuestra vida, pero esta curiosidad por saber el futuro nos lleva realmente a
ser independientes y poner nuestra mirada en las circunstancias, cuando esto no
tiene propósito.
Se trata entonces de colocar la confianza de que pase lo que
pase Dios está con nosotros y Él tiene un plan mucho mejor del que pudiéramos
prever o controlar. Su voluntad es buena, agradable y perfecta, pero
experimentar esto, implica renovar nuestra manera de pensar. (Romanos 12:2)
Para que entendamos cuál debe ser nuestra manera de pensar,
nuestra actitud, nuestra fe correcta y por supuesto nuestro actuar frente a la
incertidumbre y el futuro, debemos aprender del caso de Israel. El pasaje de
Jeremías 29:11 es muy usado para referirse a los planes perfectos y fieles de
Dios para con nosotros, pero debemos entender el contexto para valorar de
manera más precisa y profunda lo que Dios quiere decirnos.
El contexto de este pasaje, es que Israel había sido llevada
cautiva a Babilonia, despojada totalmente de su riqueza y su templo; familias
divididas y desamparadas. Los que quedaron sufrieron hambre y muerte, los que
fueron arrancados de su tierra y llevados cautivos sufren de una terrible
desesperanza. Lo que sembraron cosecharon, pues desobedecieron al Señor y vino
juicio sobre ellos, como le fue revelado al profeta Ezequiel: “Hijo de hombre,
mientras la casa de Israel moraba en su tierra, la contaminó con sus caminos y
con sus obras; como inmundicia de menstruosa fue su camino delante de mí., Y
derramé mi ira sobre ellos por la sangre que derramaron sobre la tierra; porque
con sus ídolos la contaminaron. Les esparcí por las naciones, y fueron
dispersados por las tierras; conforme a sus caminos y conforme a sus obras les
juzgué.” (Ezequiel 36:17-19). Oración.
«Padre, sé que tienes mi vida en tus manos, mi presente y mi
futuro son impactados por mi fe en tus promesas, ayúdame mediante tu Espíritu a
renovar mi manera de pensar y a experimentar la vida de Jesús en mi vida, para
gloria de tu nombre, amén.