División vs. Comunión
“Y sucedía que cuando alzaba Moisés su mano, Israel
prevalecía; mas cuando él bajaba su mano, prevalecía Amalec. Y las manos de
Moisés se cansaban; por lo que tomaron una piedra, y la pusieron debajo de él,
y se sentó sobre ella; y Aarón y Hur sostenían sus manos, el uno de un lado y
el otro de otro; así hubo en sus manos firmeza hasta que se puso el sol.” Éxodo
17:11-12
Otra de las estrategias que utiliza Satanás, para tratar de
derribar esos muros de protección que Dios ha levantado en nuestra mente y que
son conforme a Su Voluntad, es la división; y es que el enemigo no sólo quiere
cansarnos, sino que también desea que vivamos apartados, esparcidos, divididos.
Lo primero que debemos entender es que el hombre no fue
creado para estar solo o apartado (Génesis 2:18), ni tampoco fue creado para
estar en división, pues tenemos de manera innata necesidad de socializar o
estar en comunidad, por eso la Biblia en Hechos 2:42 nos habla de comunión o
koinonía (κοινωνία). Y ¿Por qué es tan importante la comunión? El libro de
Éxodo nos lo muestra de manera sencilla, necesitamos estar en comunión unos con
otros, en todo momento, porque necesitamos quien nos sostenga o nos ayude a levantarnos
cuando al parecer, bajo nuestra propia perspectiva, no podamos continuar o
salir vencedores de una batalla.
Para nadie es un secreto que la división ha sido una de las
armas más poderosas que el enemigo, desde tiempo atrás, ha venido utilizando,
pues recordemos que eso mismo fue lo que hizo con los discípulos del Señor:
esparcirlos, “Entonces Jesús les dijo: Todos vosotros os escandalizaréis de mí
esta noche; porque escrito está: Heriré al pastor, y las ovejas del rebaño
serán dispersadas.” (Mateo 26:31). Cuando el enemigo logra que un hogar, una
comunidad, un país o una Iglesia sean divididos, es porque ya una o más
personas, han permitido que se abran brechas en esos muros de protección que
están rodeando nuestra mente.
Hermanos, la solución para la división está en la comunión,
por ello es tan importante el no dejar de congregarnos, pues cuando
permanecemos en comunión unos con otros por medio de la congregación, somos
como esos carbones que sólo cuando están juntos permanecen encendidos. La
comunión nos permite alentarnos, discipularnos, exhortarnos, ayudarnos,
incluso, sostenernos las manos cuando estamos cansados y sentimos que no
podemos más. Las Escrituras son muy claras cuando nos dicen que debemos estar
unidos en comunión: “Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su
trabajo. Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del solo!
que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante. También si dos durmieren
juntos, se calentarán mutuamente; mas ¿cómo se calentará uno solo? Y si alguno
prevaleciere contra uno, dos le resistirán;” (Eclesiastés 4:9-12a)
Hermanos, ¿Qué estamos haciendo para no permitir que en
nuestras familias, Iglesias, nación y demás, se vea reflejada la división? Si
no estamos haciendo algo al respecto es tiempo de comenzar fomentando la
comunión. Oración.
«Padre, gracias te doy porque cuando mis manos han estado
cansadas ha habido alguien a mi lado para levantarlas, pues entiendo que sola
no habría podido avanzar. Gracias porque sé que has usado a mis hermanos en la
fe como instrumento para sentir Tu compañía y escuchar Tu Palabra. Amén.