Fe para vencer
“Sed sobrios, y velad;
porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor
buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los
mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo.”
1 Pedro 5:8-9
Cuando vienen las tentaciones y somos atacados por nuestro
enemigo, es justo los momentos donde en mayor debilidad nos encontramos, pues
son situaciones que nos ponen a prueba y más exactamente ponen a prueba nuestra
fe, como dice Santiago 1:2-3 “Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os
halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce
paciencia.” En estas pruebas, tenemos la tentación de actuar según nos persuada
nuestra propia sabiduría e inteligencia y no según lo que Dios en su sabiduría
dice, somos tentados también a actuar en nuestro tiempo y en nuestras fuerzas,
diferente al tiempo de Dios y en la fuerza del Espíritu Santo que es como
deberíamos hacer.
Sin embargo, querido hermano, el Señor hoy nos está
recordando y exhortando a que ganemos esa batalla contra nuestro principal
enemigo que es Satanás, estando firmes en la fe, creyendo y poniendo por obra
lo que Dios nos ha enseñado o nos está revelando. Generalmente y debido a que
vivimos en sociedad, pasamos por diversas pruebas en la convivencia con nuestro
prójimo, diferencias o desacuerdos con nuestra pareja, desobediencia o rebeldía
de nuestros hijos, comentarios o actos incómodos o inadecuados de nuestros
hermanos o compañeros, y tantas dificultades o inconvenientes que se nos pueden
presentar en nuestro día a día, y por donde fácilmente le podemos abrir la
puerta o ceder el paso a nuestro adversario.
Pero nosotros no hemos sido llamados a dejarnos devorar,
sino, por el contrario, a vencer por medio de la fe, Santiago 4:7 dice
“Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. Oración.
«Amado Padre, gracias Señor por cada padecimiento en el que
me permites estar, gracias porque permaneciendo firme en la fe he podido ver
cómo finalmente eso obra para mi bendición, pues me permites crecer en fe, en
carácter y en mi comunión contigo, te alabo y te bendigo en nombre de tu Hijo
Jesucristo y con la unción y poder de tu Santo Espíritu, amén.