Ser uno con Cristo
“Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que
han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú,
oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que
el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para
que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que
sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que
los has amado a ellos como también a mí me has amado.”, Juan 17:20-23
Nuestra relación ha pasado de iniciar caminando con Dios para
ya no caminar en nuestro propio camino; luego, en ser amigos de Dios por medio
de Cristo, quien nos ha reconciliado y por su gracia somos de la familia de
Dios.
Pero el nivel superior al que debemos llegar es ser uno con
Cristo. Es decir, que Cristo refleje toda su gloria, amor y favor a través de
nuestras vidas. Claro que sí, es una amistad con Cristo, pero mucho más íntima
y personal; cuando pasamos más tiempo con él y lo conocemos más, empezamos a
parecernos cada día más a él pero también pasamos a ser parte activa del
propósito y de la misión que tiene él para cada uno de nosotros.
Se trata entonces de consolidar en mi experiencia diaria los
atributos de Cristo que Dios ya me ha dado por la fe, su humildad, paciencia,
su carácter santo, su obediencia y en si todo el fruto de su Espíritu, deben
empezar a ser evidentes en mi, cuando soy uno con Cristo.
Por esto ora Jesús al Padre fervientemente para que todos
seamos uno en el Padre y en el Hijo, es decir, si la Triunidad divina es una
relación de amor eterna en perfecta comunión, cuando creemos en Cristo somos
unidos a él y por lo tanto entramos a ser parte de la familia de Dios; esto
tiene un propósito que revela el Señor: “para que el mundo conozca que tú me
enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.”, el
mundo conoce que somos de Cristo, cuando podemos amar de la manera que Cristo
nos amó primero y cuando llegamos a ser perfectos en unidad con otros hermanos
en la fe, para alcanzar a muchos. Él es el primero entre muchos, porque la
gloria que le dio el Padre nos la dio a nosotros y todo esto por medio de la
fe; por eso dice: “Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que
han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú,
oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que
el mundo crea que tú me enviaste” (Juan 17:20-21). Oración.
«Padre, por la fe me has insertado en Cristo para llevar
mucho fruto. Él vive a través de mi, siendo mi vida el reflejo de tu gloria,
permíteme entender este misterio de unión con Cristo y cada dia ser más y más
parecido a él a medida que soy transformado a su gloriosa imagen. En el
precioso nombre de Jesús, amén.