Creo, luego existo
“De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree
al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de
muerte a vida” Juan 5:24.
El que no cree es condenado, porque no creyó en aquel que
envió Dios para salvarle y darle vida eterna, por esto le espera un juicio: “Y
el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de
fuego” (Apocalipsis 20:15).
Lastimosamente hay muchos que no han creído y viven muertos
en vida, esto lo confirma el Señor Jesús cuando dice “De cierto, de cierto os
digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no
vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida” (Juan 5:24).
Así que, el que no cree vive una vida sin propósito e
incertidumbre, no tiene vida eterna en Cristo, mas el que cree tiene una
existencia eterna como hijo de Dios. Pues lo que cree determina la existencia
misma del ser, su eternidad y su trascendencia, gracias a la maravillosa obra
de Cristo: su muerte y su resurrección.
Si has creído en Jesús, puedes tener la certeza y la
convicción de que tienes vida eterna. Oración.
«Padre, soy lo que soy gracias a que tú enviaste a Cristo
para darme vida eterna cuando estaba muerto en mis delitos y pecados, me has
dado en abundancia, me has salvado por gracia por medio de la fe y soy tu hijo,
te doy toda la gloria y alabanza, en el nombre de Jesús. Amén.