Bendecido y prosperado
“Bienaventurado
el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores,
Ni en silla de escarnecedores se ha sentado; Sino que en la ley de Jehová está
su delicia, Y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado
junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y
todo lo que hace, prosperará.” Salmos 1:1-3
La Palabra
de Dios (la Biblia) es el libro que Dios milagrosa y extraordinariamente ha
escrito y preservado a lo largo de miles de años; y esto debe llamar nuestra
atención, porque ¿qué habrá ahí tan importante para ser causa de semejante
prodigio?
Pues bien, a
grandes rasgos podemos decir que este libro es, el medio que Dios eligió para
exponer su esencia y su voluntad, dando así a toda persona la oportunidad de
tener el conocimiento necesario y suficiente para vivir una vida próspera y
bendecida, puesto que dice: “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley,
sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a
todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y
todo te saldrá bien.” Josué 1:8.
Sin embargo,
es necesario entender que, a partir del momento en que se empezó a escribir y
hasta que se terminó, fue por inspiración del Espíritu Santo en cada persona
que Dios usó (2 Timoteo 3:16), y desde luego para su comprensión,
interpretación y aplicación es indispensable la revelación y obra del Espíritu
de Dios (1 Corintios 2:14, Romanos 8:8-9). Hecho que solo es posible cuando
creemos en Jesucristo como nuestro Señor y Salvador, y por medio de Él nos
acercamos a Dios, pues es solo gracias a Jesús que dio su vida para nuestra
salvación, que podemos ser hechos hijos de Dios y herederos de toda bendición
(Juan 1:12, Romanos 8:17).
Y entonces,
teniendo nuestra nueva identidad como hijos de Dios, es cuestión de que
escuchemos la voz del Padre y seamos obedientes a su Palabra, pues su promesa
es que todo aquel que se deleita y medita en su ley cada día, será bendecido,
prosperado, sostenido y afirmado. Oración.
«Bendito
Dios, gracias por el amor que puedo conocer cuando te busco a través de tu
Palabra, gracias por tu esencia ahí declarada y porque por tu Espíritu y
gracia, me permites comprenderla y experimentarla en mi vida. Toda la gloria y
honra para ti en Cristo Jesús, amén.