Somos Luz, somos Sal
“Vosotros
sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada?
No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres.”
Mateo 5:13
“Vosotros
sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede
esconder.” Mateo 5:14
Hoy en día
se habla de “toxicidad” o “personas tóxicas” y se dice que son aquellas
personas que no le aportan nada positivo a tu vida y que mas bien son como
parásitos que te debilitan, te desaniman, roban tu paz, tu alegría y tu
esperanza; pues ellas viven así y de alguna forma persuaden a los demás para
que también vivan en ese desánimo y en ese mundo triste y oscuro; pero, ¿nos
hemos tomado un momento para pensar por qué estas personas viven y quieren que
los demás vivan así? o ¿solamente las miramos como personas que debemos sacar
de nuestra vida, ignorar, señalar o criticar?
La palabra
de Dios dice que nosotros somos luz en medio de tanta oscuridad, nos dice que
somos sal, aquellos que le damos sabor no solo a nuestras vidas sino a la de
las personas que nos rodean. Por esto, la mención de hoy sobre aquellas
“personas tóxicas” no es precisamente para criticar, juzgar o señalar; todo lo
contrario, es un llamado a la empatía, a ponernos en los zapatos de los demás e
importarnos su situación, es un alto para dejar de pensar en mí y por un
momento pensar en el otro, en cómo lo puedo ayudar y ser lo que Dios dice que
debo ser en los demás, dejar a un lado la defensiva y poner en lo alto esa luz
que hay en nosotros para que pueda alumbrar la vida del otro.
Nosotros
tenemos a Cristo en nuestro corazón y su Santo Espíritu habitando en nosotros,
tenemos todo para irradiar no solo luz sino amor, gozo, paz, esperanza y todo
ese sabor característico al ser la sal de la tierra. Así que nuestro deber no
es precisamente rechazar a aquel que no le halla sentido a su vida; por el
contrario, es compadecernos de aquella persona y ayudarle a encontrar el
sentido a su vida, presentándole a aquel que le da sentido a la nuestra, a
Cristo Jesús, nuestra luz (Juan 8:12)
Oración.
«Padre, me
amas y me has dado todo para vivir una vida en victoria, amor y esperanza.
Gracias por tu palabra que es donde encuentro la verdad que derrumba toda
mentira. Ayúdame Señor a creer lo que Tú dices de mí y no lo que los demás
dicen; bendice mi vida y permíteme ser bendición para las personas que me
rodean, Amén. Difundiendo el mensaje de
Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.