miércoles, 19 de agosto de 2020

¡No temerás!

 

¡No temerás!

“así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié” Isaías 55:11

“Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento.” Salmos 23:4

El que teme al Señor, no tiene nada porque temer, ni a las circunstancias difíciles de un mundo caído, ni a las amenazas del hombre, menos a las enfermedades ni por supuesto a la muerte. Porque el que cuida de nosotros es el Señor de la vida, el que venció a la muerte misma y se levantó para darnos vida en abundancia. (Juan 10:10). Esta vida abundante no se trata de riquezas, lujos o excesos, no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. (Romanos 14:17).

Recordemos que estamos en este mundo para anunciar las virtudes de aquel que nos amó y se entregó por nosotros, esa es nuestra misión, si partimos del mundo será ganancia, pues estaremos en su presencia, si nos quedamos que sea para vivir para Cristo. Así que, no debemos intimidarnos, por las cosas que ocurren en el mundo o por las que hacen aquellos que se oponen a la verdad del evangelio, estemos firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe de la Palabra de Dios (Filipenses 1:21-30).

Tengamos toda seguridad que El Señor de Señores, está con nosotros siempre, hasta el último día, hasta el fin de los tiempos (Mateo 28:20). En todo lugar, Él nos infunde aliento, renueva nuestra fuerza y como buen pastor con sus ovejas, con su vara direcciona nuestra vida, y con su cayado nos protege de todo mal, por lo tanto, no tiene ningún sentido guardar temor alguno. Oración.

«Padre, no temeré lo que me pueda hacer el hombre, o ante las noticias de desesperanza del mundo, guardo en ti mi confianza y mi refugio está en lo que tú dices, no en lo que otros dicen. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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martes, 18 de agosto de 2020

VERDADERAMENTE LIBRES

 

VERDADERAMENTE LIBRES

“y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”, Juan 8:32

“Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres”, Juan 8:36

Libertad según el diccionario se define como la capacidad del ser humano de actuar según sus valores, criterios, razón y voluntad. Pero hoy en día hay carencia de buenos valores, de criterios honorables, de pensamientos puros y finalmente el ser humano ha caído en las prisiones del pecado, que son más crueles que las rejas físicas de una cárcel. Muchos están tras las rejas del alcoholismo, la drogadicción, las pasiones deshonestas, adulterio, fornicación, iras, odio, rencores, violencia, orgullo, vanidad, envidia, pereza, mentira, etc. La Biblia nos dice: “Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados” (Gálatas 5:13). Es lamentable que los creyentes no gocemos de la verdadera libertad que nos da Cristo, a la cual fuimos llamados, y busquemos justificaciones a nuestra propia prisión, pues comúnmente culpamos a los demás de todo cuanto hacemos o de todo cuanto nos sucede.

Es cierto que tenemos una naturaleza pecaminosa, dada a los placeres del mundo y por dondequiera que vamos nos encontramos con tentaciones e inmoralidad vergonzosa, pero la Biblia nos dice que debemos huir de ello, y si es Cristo quien nos da la verdadera libertad, acerquémonos a Él y recibamoslo como nuestro único Salvador y si ya lo recibimos vivamos en intimidad con Él, pues sólo en su presencia podemos ser llenos del Espíritu de Dios y ser vasos de honra, santificados, y útiles a Dios: “Así que, si alguno se limpia de estas cosas, será instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra” (2 Timoteo 2:21)

Hermano, Cristo nos compró con un altísimo precio para darnos la libertad, y vivir una vida abundante, sólo permanezcamos constantes, su Palabra dice: “Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud” (Gálatas 5:1). Recuerda que tus pecados han sido lavados con la sangre derramada en la cruz para que vivas verdaderamente libre, separado del mal en el mundo y del pecado.         Oración.

"Señor Jesucristo, gracias por liberarme de las prisiones del pecado, lavarme de tanta iniquidad y darme la libertad que mi alma necesitaba para vivir una vida en plenitud y santidad. Ahora puedo glorificar y exaltar tu glorioso nombre con un corazón limpio. Gracias Señor, sólo en ti soy verdaderamente libre, Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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lunes, 17 de agosto de 2020

En esto consiste el verdadero amor

 

En esto consiste el verdadero amor

“Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad.” 1 Juan 3:18

“En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.” 1 Juan 4:10

Si nos preguntamos cuánto amor tenemos por Dios, seguramente nos daremos cuenta de que nuestro propio amor es limitado, es imperfecto y fallamos muchas veces. Recordemos la entrevista del joven rico con Jesús, el joven había cumplido todos los mandamientos referidos a su trato con los demás, pero al interrogar a Jesús preguntando ¿qué más me falta?, el Señor Jesús lo lleva al límite, respondiendo: “Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme.” (Mateo 19:16-26).

Al pedirle Jesús que se despojara de todo y lo siguiera, el joven se dio cuenta que amaba más las riquezas que a Dios, que su amor por Dios no era con todo su corazón, alma y mente (Mateo 22:37).

Si nos preguntamos, ahora, cuánto amor tiene el Señor por nosotros, nos daremos cuenta que su amor es inagotable, es incondicional y es perfecto, tanto, que dio a su hijo por nuestro rescate, y lo más importante de todo, o lo que Dios quiere, es que recibamos y disfrutemos de ese amor, que lo coloquemos en acción, amando a los demás. Si nos fijamos en cuánto amor tiene Dios por nosotros y lo recibimos, no nos frustraremos, no nos parecerá imposible amar a Dios verdaderamente, porque no se trata de mi amor por Él, sino de su amor por mí.  Oración.

«Padre, este amor derramado en mi corazón, gracias a la fe en Cristo, me llena de gracia y verdad, me da la fuerza para caminar en el camino de la excelencia por amor de tu nombre. Ilumina mi entendimiento, para ser consciente de cuánto amor me has dado y colocarlo en acción hacia mi prójimo. Amén. .  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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domingo, 16 de agosto de 2020

Sus promesas son un sí en Cristo

 

Sus promesas son un sí en Cristo

” porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios.” 2 Corintios 1:20

Las promesas de Dios son la garantía de su gran amor. Esto lo vemos en Jesús, cuando prometió a sus discípulos que no estarían solos, que enviaría otro consolador para que estuviera con ellos para siempre (Juan 14:16, Juan 15:26); el mismo Cristo que estuvo con ellos, prometió que estaría “en” ellos (Juan 14:17) y en todo aquel que creyera en el mensaje que predicaban sus apóstoles. Esto lo confirma la escritura, cuando dice: “En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa,” (Efesios 1:13)

Ahora nosotros, los creyentes en Cristo, somos la evidencia del cumplimiento de la promesa más maravillosa y trascendental del Espíritu Santo viviendo en nosotros, porque es la promesa de nuestra salvación.

Ahora, el Señor ha dejado en su Palabra más de 3000 promesas, para que accedemos a ellas, las tomemos para nosotros, participemos de la naturaleza divina y dependamos sólo de Dios, no de la corrupción que el mundo nos ofrece (2 Pedro 1:4). Así que, es momento de ir a ellas, usarlas en cada circunstancia y en toda área de nuestra vida, dependiendo y esperando en lo que Dios dice, pues es seguro, verdadero y se cumple, es un sí en Cristo.  Oración.

«Gracias Señor, porque por medio de Jesús, tú me has dado preciosas promesas para que pueda tener confianza y participar de tus bendiciones, además de la nueva naturaleza que tengo en Cristo como ciudadano del cielo. Te doy gracias por el derecho que me otorgaste de ser tu hijo por la fe en Jesús y del deber que ahora tengo de dar testimonio de tu gran amor. Amen.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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sábado, 15 de agosto de 2020

CARA A CARA

 

CARA A CARA

“Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos. Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren”, Juan 4: 21-24

El libro más publicado y leído en toda la historia es la Biblia y habla de la relación del Creador con nosotros, desde el Génesis hasta el Apocalipsis. Muestra la intimidad que teníamos en un principio, cómo la perdimos y cómo la volvimos a tener. En el Edén, Adán y Eva tenían una relación cara a cara con Dios, caminaban juntos, hablaban y tenían una intimidad profunda. No se avergonzaban de estar en su presencia, pero cuando pecaron llegó su vergüenza, sintieron miedo y se escondieron de Él. El nivel más puro de comunión e intimidad había sido arruinado por el pecado.

Después de esto lo más cerca que podían llegar los seres humanos a Dios era a través de ritos y ceremonias en lugares que Dios destinó para ese propósito, siguiendo la ley de Moisés, primero en el tabernáculo y luego en el templo que construyó Salomón. Pero nadie lo podía ver cara a cara, la imperfección de la humanidad no podía estar delante de la santidad de Dios.

Sólo el sacrificio perfecto de Jesús en la cruz, hizo que el velo del templo se rasgara en dos, simbolizando que él restauraba nuevamente nuestra intimidad con nuestro Dios Padre. Ahora podemos adorarlo en cualquier tiempo y lugar, como nos dice Juan 4. Sin embargo, aún no lo podemos ver cara a cara, tal como sí pudieron Adán y Eva antes de la caída.

La promesa de que todas las cosas van a ser como al principio, se cumplirá con el regreso de Cristo y podremos verlo. Lo podremos adorar, podremos hablarle y caminar nuevamente a su lado. Como dice Apocalipsis 21:3 “Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios”.

Que esta promesa nos impulse a permanecer en su presencia, esperando el glorioso día de su regreso.  Oración.

"Señor llena mi vida con esta promesa, un día podré verte cara a cara y disfrutar de tu majestad y santidad. Jesús abrió el camino para llegar a la presencia del Padre y ahora tengo la confianza para acercarme a tu trono de gracia y hablarte sin temor. Gracias Jesús, ahora puedo entrar con valentía en el lugar santísimo del cielo por tu sacrificio perfecto. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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viernes, 14 de agosto de 2020

La sangre de Cristo nos limpia de todo pecado. Parte 1

 

La sangre de Cristo nos limpia de todo pecado. Parte 1

“Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin

derramamiento de sangre no se hace remisión.”, hebreos 9:22

“De éste dan testimonio todos los profetas, que todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre.”, Hechos 10:43

En el antiguo testamento se nos explica lo que había de venir (Cristo mismo), que el hombre sólo se podía acercar a Dios por medio de la sangre. En el libro de Levítico (Levítico 1:5) se detalla cómo se rociaba la sangre de un cordero para cubrir los pecados del pueblo y todo aquello que estuviera impuro.

La razón de estos sacrificios es porque la vida del cuerpo está en la sangre, se rociaba por lo tanto sobre el altar con el fin de purificar al pueblo, para hacerlo justo ante el Señor (Expiación), puesto que es la sangre, dada a cambio de una vida, la que hace posible la purificación (Levítico 17:11).

Esta sangre satisface la justicia de Dios, y se usa la palabra “propiciación” la cual se refiere a un sacrificio que apacigua la ira de Dios al satisfacer su justicia. (Levítico 16:16-19)

Entonces, cuando llegó el tiempo señalado, Cristo, el hijo de Dios, fue el cordero de Dios inmolado (sacrificado) una sola vez y para siempre, no entrando en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios (Hebreos 9:24), para remisión de nuestros pecados, y este perdón se recibe mediante la fe, como nos enseña su Palabra y el testimonio de sus apóstoles: “para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados” (Hechos 26:18b).

Podemos, por lo tanto, estar seguros que su sangre preciosa nos limpia de toda maldad, así que vayamos a su luz. Hoy mismo Cristo, por medio de tu fe, te puede perdonar y serás limpio de toda maldad, liberado de la esclavitud del pecado y del dominio del mal.  Oración.

«Gracias Señor Jesús porque perdonas toda mi maldad, por el sacrificio hecho en la cruz del calvario, por esa sangre preciosa que clamó por mí, que me hizo justo ante los ojos de Dios; ahora soy libre para entrar libremente a tu presencia y adorarte. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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jueves, 13 de agosto de 2020

 

Dios renueva mis fuerzas

“Pero los que esperan en el SEÑOR renovarán sus fuerzas; levantarán las alas como águilas. Correrán y no se cansarán; caminarán y no se fatigarán.”, Isaías 40:31

“El que sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila.”, Salmos 103:5

Esperar en el Señor significa confiar en Él, en su provisión, intervención y protección. En este pasaje, se utiliza la Palabra hebrea “kóakj” y se refiere a la capacidad de hacer algo, al vigor que nos da Dios, no para huir de las dificultades, sino para enfrentarlas con valentía, con la fuerza y capacidad que Él puede darnos, si confiamos en su intervención.

Si confío en el Señor, Él me da nuevas fuerzas, si confío en mis propias fuerzas o capacidades, estas se desgastan o se acaban, o son insuficientes, están por debajo de la dificultad. Pero la fuerza del Dios poderoso, está por encima de cualquier mal, problema o circunstancia, porque por naturaleza la fuerza de Dios es ilimitada. Por esto, cuando confiamos en Dios, la fuerza que Él nos suministra se compara con un águila que toma vuelo, donde las circunstancias complicadas se miran desde la perspectiva correcta, desde la perspectiva celestial.

Si confiar en Dios, me da nuevas fuerzas para enfrentar cualquier dificultad y me da la visión correcta para que estas no estén por encima de mi, sino por debajo, entonces, “Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.” (Efesios 6:10), ya sea en abundancia o escasez podemos declarar que “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13)   Oración.

«Padre, tú me elevas como el águila, los problemas no me ahogan cuando confío en ti, sino que toda obra para mi bien y bendición, tu intervención mi Señor es lo que necesito en mi vida, renueva mi fuerza y mi entendimiento. Amén.    Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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miércoles, 12 de agosto de 2020

ÁRBOL QUE DA BUEN FRUTO

 

ÁRBOL QUE DA BUEN FRUTO

“No puede el buen árbol dar malos frutos, ni e

l árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis.”, S. Mateo 7:18-20

Al final, no seremos conocidos por nuestras buenas intenciones, sino por nuestras acciones. Y ¿cómo queremos ser conocidos, por hacer lo que agrada a Dios o por hacer lo que la tendencia al pecado nos arrastra? De seguro, hacer la voluntad de Dios siempre será mejor. Entonces necesitamos un cambio interior si queremos que el resultado de nuestras acciones sea correctas, íntegras, con una meta diferente al egoísmo o a la ambición de las cosas temporales. Este cambio interior ocurre cuando nos acercamos por fe a Cristo, Él renueva nuestro interior colocando la disposición en nosotros, para hacer las cosas que agradan y dar fruto verdadero. Si creemos en Jesús, Él hace de nosotros un campo fértil donde puedan florecer obras buenas, cosecha abundante de buenos frutos.

Si queremos que el resultado o fruto de nuestro trabajo, estudio o lo que estemos haciendo sea verdadero, duradero y bueno, no queda otro camino que la obediencia a Cristo y a su Palabra. Todo aquel que quiera que la cosecha de su vida sea abundante, sin perdida y llena de paz, debe ajustar sus planes a la voluntad de Dios, entonces Él mismo tomando el control de lo que hacemos nos ayudará a que el resultado de nuestra determinación sea bueno, agradable y conforme al corazón de Dios. Oración.

"Señor, tú miras el corazón y conoces mis intenciones, límpiame mi Dios para ser un terreno fértil que da buenos frutos, que hace tu voluntad. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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martes, 11 de agosto de 2020

De perseguidor a perseguido. Parte 2

 

De perseguidor a perseguido. Parte 2

“Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. Él, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer.”, Hechos 9:3-7

Pablo, camino a Damasco, con el objetivo de perseguir a los que seguían la fe, tuvo un encuentro personal con el Señor Jesucristo, quien le dijo “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?”. El Señor lo derribó de su religiosidad y orgullo, para que comenzara a servirle, y pasó de ser perseguidor a perseguido por causa de aquello que al principio perseguía (Colosenses 1:13).

Nosotros necesitamos también caer de nuestra autosuficiencia, nuestro orgullo, nuestra prepotencia, que nos hace perseguidores de Cristo, cambiar el rumbo que estamos llevando en nuestra vida y caminar en la voluntad de Dios; diligentemente vamos camino a conseguir nuestras metas personales y profesionales, damos prioridad a los afanes de la vida, pero, ¿qué de las metas espirituales?

Pablo pasó de ser un diligente y esforzado perseguidor de Cristo (Filipenses 3:5-6), a uno de los más diligentes y productivos siervos de Jesús, por la gracia de Dios, que actuaba en él (1 Corintios 15:10), llevando el mensaje de salvación por todo el mundo de esa época; ahora en este tiempo, nosotros estamos llamados a levantarnos y entrar en todas las ciudades del mundo, que el mismo Jesús resucitado nos dirá lo que debemos hacer.  Oración.

«Señor, indícame el camino que debo seguir, te entrego a ti todas mis metas para que sean ajustadas de acuerdo a tu propósito, cambia la dirección de mi vida, rumbo a ti y a hacer tu voluntad. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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lunes, 10 de agosto de 2020

De perseguidor a perseguido. Parte 1



De perseguidor a perseguido. Parte 1

“y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios. Entonces ellos, dando grandes voces, se taparon los oídos, y arremetieron a una contra él. Y echándole fuera de la ciudad, le apedrearon; y los testigos pusieron sus ropas a los pies de un joven que se llamaba Saulo.”, Hechos 7:56-58
Pablo, antes de su conversión, desde su juventud, persiguió desmedidamente y con gran violencia a los seguidores de Cristo. Los encerraba en cárceles, habiendo recibido poderes de los principales sacerdotes; dio su voto en contra de ellos cuando los condenaban a muerte (Hechos 26:10-11).
Muchos, así mismo, desde nuestra juventud, hemos perseguido al Señor, porque el que no está con Él, está en su contra (Mateo 12:30); no hay un bando intermedio, ya que nuestros pecados nos han causado daño a nosotros mismos y a aquellos por quien también el Señor dio su vida en la cruz.
Perseguimos al Señor, por ignorar la verdad, pero también cuando somos piedra de tropiezo para que otros conozcan la buena noticia de salvación por medio de la fe en Cristo, ya que dejamos de hacer la tarea que se nos encomendó; de una manera pasiva o activa, perjudicamos la vida de otros, cometiendo pecado de omisión.
Teniendo las riquezas de su gloria y amor, no las compartimos, ni vivimos conforme a la gracia depositada en nosotros y al llamado que nos hace Cristo.
Así que, pidamos en oración a Dios, que por las inagotables riquezas de su gloria, seamos fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu, para que Cristo se manifieste en nosotros y comprendamos cuán ancho, largo, alto y cuán profundo es su amor, y empecemos a compartir de lo que recibimos, para pasar de perseguidores a perseguidos por causa de manifestar la verdad de Dios. (Efesios 3:16-18).  Oración.
«Padre, cuán alejado estaba de ti, pero tú abriste el camino por medio de Cristo, para que mi vida fuera rescatada y para tener una relación real e íntima contigo.
Fortaléceme Señor para que cada día pueda crecer en el amor y conocimiento de Cristo y llevar con toda diligencia tu mensaje a otros. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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domingo, 9 de agosto de 2020

Alaba a Dios. Parte 1


Alaba a Dios. Parte 1
“Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias; el que rescata del hoyo tu vida, el que te corona de favores y misericordias; el que sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila”, Salmo 103:1-5
En el antiguo testamento, los términos usados para alabanza son ‘halal’ significado parafraseado de hacer ruido, ‘yada’, relacionado con acciones y gestos corporales que acompañan la alabanza, y ‘zamar’ término relacionado con la música y el canto. En el Nuevo Testamento el término usado es ‘eujaristein’, que literalmente significa dar gracias y ‘eulogein’ que significa bendecir, ambos sugieren una relación íntima con la persona que es objeto de la alabanza.
En la Biblia entera se hallan muchos casos de alabanza que surgen espontáneamente de un corazón agradecido por los favores realizados por Dios. En Salmos 104:31 se declara que la gloria es para Dios y Él se deleita y complace en sus obras, y toda la creación expresa su gozo en alabanza (Job 38:7).
Nosotros fuimos creados para alegrarnos en la obra de Dios (Salmo 90:14-16), y para expresarle a Él todo nuestro gozo por los favores recibidos, incluyendo su perdón por nuestros pecados, porque cuando el reino de Dios llega a nuestro corazón (Es decir Cristo mora en nosotros), es restaurada en nosotros la alegría, la plenitud y a pesar de la dificultades que puedan existir, es quitada la angustia y esto produce un gozo inefable, que deriva en alabanza a Dios (Isaías 9:1-2).
Poder realizar la acción de gracias hacia Dios, expresada en alabanza, aun en medio de los sufrimientos de la vida diaria, santifica todos los aspectos de nuestra vida (1 Corintios 10:30-31) y es muestra de una ofrenda real y verdadera a Dios (Filipenses 2:17), así que empecemos nuestro día alabando a Dios con todo agradecimiento. Oración.
Señor, gracias por la vida eterna que me diste en Cristo, aun en medio de aflicciones te alabaré, tú eres la mayor alegría y en tu Palabra encuentro regocijo. Te alabo oh, mi Dios, por las grandes cosas que haces en mi vida y por lo que harás poderosamente en mí, para tu gloria y honra. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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sábado, 8 de agosto de 2020

La culpa nos enferma, Cristo nos libera


La culpa nos enferma, Cristo nos libera

“¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?”, hebreos 9:14
Dios nos ha quitado todo pecado mediante la fe en su hijo Jesucristo, nos ha perdonado, “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones” (Salmos 103:12), es una realidad que debemos aceptar. Sin embargo, muchas veces lidiamos con sentimientos de culpa, traídos por nuestros recuerdos de pecados pasados y por ataques del maligno, que es el acusador (Apocalipsis 12:10), que no dudará en recordarnos al viejo hombre.
Es cierto, que debemos confesar el pecado y apartarnos de él, confiando en que Cristo nos limpia de todo pecado y por su fidelidad y justicia nos perdonará y nos limpiará de toda maldad (1 Juan 1:7-9, Salmos 51:2 ), pero es vital reconocer que la pasada manera de vivir ya fue muerta en la cruz y debemos identificarnos con esa realidad, conociendo y aceptando lo que dice la escritura acerca de nuestra condición actual: “Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.” (1 Corintios 6:11).
La verdad libera y la verdad es Cristo, Él nos ha liberado de la culpa también; no nos quedemos en silencio atrapados en pensamientos y sentimientos de culpa que nos llevan a enfermar emocionalmente y como consecuencia físicamente (Salmos 32:3-5). Sin dudar confiemos en su perdón y don de justicia que nos colocó en Cristo, para que no perdamos el gozo de su salvación y podamos ser productivos, mostrando el fruto del amor de Dios en nuestra vida.  Oración.
«Gracias Padre Santo, examíname en lo más profundo, ve si hay camino de maldad y guíame en el camino eterno del bien que abrió tu hijo Jesucristo. Con su sangre preciosa has borrado todos mis pecados y los echaste al fondo del mar, ahora puedo adorarte con libertad y vivir lleno de tu gracia, para que el pecado no more más en mi vida. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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viernes, 7 de agosto de 2020

He peleado la buena batalla de la fe


He peleado la buena batalla de la fe

“He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.”, 2 Timoteo 4:7-8
Al final de sus días, Pablo escribe esta declaración, luego de soportar azotes, desvelos, persecución, hambre, sed, ser apedreado y cuantas cosas más por llevar el mensaje de la gracia y verdad de Jesucristo. (2 Corintios 11:24-29); consiguiendo por supuesto, anunciar y enseñar a muchos la buena noticia de la salvación. Pablo sufrió por causa de Cristo, pero en la gracia de Dios llegó a la meta, al propósito del supremo llamamiento por el cual el Señor lo había llamado, como se había propuesto antes “al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.” (Filipenses 3:13-14).
De esto debemos aprender, pues la misma gracia de Dios que actuó en Pablo, ahora actúa en nosotros (1 Corintios 15:10), para hacernos aptos para pelear la buena batalla. Pero necesitamos preparación, colocarnos el propósito de servirle y necesitamos mantenernos constantes a pesar de las circunstancias, creciendo en el conocimiento de Cristo (1 Corintios 15:58). Así que con firmeza y sin dudarlo más, peleemos la única batalla que vale la pena luchar, la buena batalla de la fe.  Oración.
«Gracias Señor Jesús por el llamado que me has hecho para servirte y para anunciar el evangelio a toda criatura y en todo lugar, lléname de tu Espíritu, revela a mi vida toda la riqueza de tu gracia que actúa ahora en mí. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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jueves, 6 de agosto de 2020

El poder de la Palabra de Dios. Parte 3


El poder de la Palabra de Dios. Parte 3

“Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia;” 2 Pedro 1:3-4
Dios nos ha dado todo lo que necesitamos para vivir una vida recta, y todas estas bendiciones las recibimos por el conocimiento de Cristo, por su gloria y excelencia también recibimos grandes y preciosas promesas. Estas promesas hacen posible que participemos de la naturaleza divina y escapemos de la corrupción del mundo, causada por los deseos humanos.
Es decir, a través de ellas Dios nos sostiene cuando somos tentados (1 Corintios 10:13), nos provee cuando tenemos necesidad (Filipenses 4:19), nos consuela en nuestras dificultades (Salmos 119:50, 107), nos sana cuando estemos enfermos (Isaías 53:5) y cuantas cosas más nos dará, si confiamos en él, si tomamos como nuestras sus promesas, pues “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?” (Romanos 8:32).
En su Palabra, siempre hay una promesa viva y eficaz, para cada situación de la vida, Dios está esperando que tomemos esa promesa, pero ¿conocemos realmente a Cristo, sus promesas y sus planes para nosotros? Iniciemos por lo tanto a conocerlas y alcanzarlas mediante la fe.  Oración.
«Señor, gracias por tus preciosas promesas, porque se cumplen en mi vida cuando las tomo para mí, cuando confío en ti por medio de ellas, y pruebo de la bendición y el don de tu amor en Cristo Jesús. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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miércoles, 5 de agosto de 2020

El poder de la Palabra de Dios. Parte 2


El poder de la Palabra de Dios. Parte 2

“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.” 2 Timoteo 3:16-17
La escritura es inspirada por Dios, esto quiere decir que no son conocimientos emergidos de pensamientos de hombres, sino que son las mismas palabras del creador, salidas de su corazón para salvación de todos los hombres. Y la prueba fundamental de este hecho, es el efecto que la Palabra de Dios puede hacer en nosotros, pero requiere que experimentemos mediante la fe, que probemos nosotros que es así, tal como está escrito.
Por ejemplo, Dios ha escrito en su Palabra, que: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17), entonces, significa que si hemos aceptado a Cristo en nuestro corazón, hemos sido liberados de la culpa y ya no tenemos porqué vivir en condenación, nuestros pecados han sido borrados. El efecto inmediato de confiar en esta verdad, es que mi vida es liberada del yugo de la culpa que me conduce a repetir los mismos errores y a vivir en bancarrota, porque la culpa me lleva a pensar, decidir y actuar para mi mal.
Así mismo, muchas verdades de la escritura se han registrado para que conociéndolas, no vivamos más en la esclavitud de nuestros sentidos y falsas percepciones, que nos llevan al dolor y al fracaso, como dice la escritura: “ Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre.”( Juan 20:31) y la vida que Cristo quiere darnos es vida en abundancia, gracias al poder de la Palabra de Dios.  Oración.
«Señor, me gozo en tu Palabra, porque transforma mi interior, me llena de paz aun en medio de las dificultades de la vida, me da una esperanza cierta, porque en ti no hay sombra de duda, tu Palabra es verdad, santifícame mi Dios por medio de ella. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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martes, 4 de agosto de 2020

APRENDER, RECIBIR, ESCUCHAR Y HACER


APRENDER, RECIBIR, ESCUCHAR Y HACER

“Lo que aprendieron, recibieron, oyeron y vieron en mí, esto hagan; y el Dios de paz estará con ustedes.”, Filipenses 4:9
Aprendemos con el ejemplo, y el ejemplo más grande que tenemos es Jesús, por esto Pablo, luego de ser un hombre diferente gracias a la fe en Cristo, declara: “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo” (1 Corintios 11:1), y también se nos aconseja a ser imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia han alcanzado las promesas (hebreos 11:1).
Como niños que ven el ejemplo de sus Padres y que aprenden de sus maestros, debemos así mismo con los asuntos de Dios, ser diligentes en formarnos en la sabiduría que nos enseña Cristo; como todo proceso de educación, primero debemos aprender su Palabra, recibirla con toda expectativa y alegría escuchando atentamente lo que Dios dice, para luego ponerlo en práctica; otros así mismo verán que estamos creciendo y seremos dignos de imitar, conforme dice la Palabra: ¨Y vosotros vinisteis a ser imitadores de nosotros y del Señor, recibiendo la palabra en medio de gran tribulación, con gozo del Espíritu Santo,¨ (1 Tesalonicenses 1:6)
Si Cristo mora en nosotros y crece su amor al poner en práctica todas sus enseñanzas, notaremos que otras personas nos querrán imitar, entonces como creyentes ¿estamos dando ejemplo del amor de Cristo? ¿Estamos siendo formados en la sabiduría bíblica para luego ponerla en práctica?
Seguir los pasos de Cristo es la verdadera manera de dejar huella en esta tierra y en el corazón de muchas personas, por esto, debemos seguir estas instrucciones acerca de cómo nos conviene aprender, andar y agradar a Dios, para así seguir progresando cada vez más, siendo santificados y preparados para toda buena obra (1 Tesalonicenses 4:1-8.) Oración.
"Gracias Señor porque me has dado a Jesús para seguir su ejemplo y serlo para los demás; te ruego que mis pasos te sigan y te agraden para que otros puedan seguir mi huella que te refleja a ti. Ayúdame a qué yo me esfuerce hacer guiado por tu Espíritu, te lo pido en el nombre de Jesucristo tu Hijo Amen.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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lunes, 3 de agosto de 2020

La tumba está vacía


La tumba está vacía

“Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe.” “y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados.” 1 Corintios 15:14, 17
“por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos.” Hechos 17:31
La resurrección de Cristo es el hecho más extraordinario sucedido en la historia, y es la prueba de lo que Dios hizo por nosotros, la muerte había entrado por el pecado de un hombre, Adán, pero por un hombre, Jesucristo, la resurrección de los muertos. Como dice la escritura: “Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos.” (1 Corintios 15:21).
Esto quiere decir que ahora nosotros tenemos la promesa de vida eterna, “Porque, así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados.” (1 Corintios 15:22), entonces podemos identificarnos con este hecho: Así como Cristo murió, yo morí al pecado, y así como Cristo resucitó, yo resucité para vida eterna (Romanos 6:4).
Nuestra fe es completa y no hay sombra de duda en nuestra salvación, porque la tumba está vacía, como garantía de que así como Él fue levantado de entre los muertos, nosotros hemos sido resucitados espiritualmente y luego será también transformado nuestro cuerpo para estar juntamente con Él (1 Tesalonicenses 4:14-17).  Oración.
«Padre, gracias porque al levantar a Cristo me diste fe, la garantía y seguridad de que ya no vivo en mis pecados, porque fueron colocados sobre Él, y ya no vivo para mi sino para aquel que murió y resucitó por mí. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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domingo, 2 de agosto de 2020

Un cambio de nombre, un cambio de propósito


Un cambio de nombre, un cambio de propósito

“Y le trajo a Jesús. Y mirándole Jesús, dijo: Tú eres Simón, hijo de Jonás; tú serás llamado Cefas (que quiere decir, Pedro).” Juan 1:42
“Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.” 1 Corintios 6:20
En las escrituras encontramos muchos ejemplos donde Dios a algunos de sus llamados a servirle, les realiza un cambio de nombre, de acuerdo al propósito que Dios ejecutará por medio de su vida.
Por ejemplo, Dios cambió el nombre de Jacob, que significa «suplantador» o “engañador”, por el de «Israel», que significa «tener poder con Dios» (Génesis 32:28). Así mismo, cambió el nombre de Abram, que significa «padre enaltecido», por el de «Abraham», que significa «padre de una multitud» o “padre de muchos” (Génesis 17:5)
También el Señor Jesús cambió el nombre de Simón, que significa «Dios ha escuchado», por el de «Pedro», que significa «piedra» cuando se refirió a él como «Pedro» y dijo que la declaración de Pedro era la base, o la «roca» sobre la cual él edificaría su iglesia (Mateo 16:17-18), es decir que todos los pertenecientes a su iglesia universal, serían aquellos que creyeran en el hijo de Dios (Hechos 16:31, Hechos 4:12).
Más que un cambio de nombre literal, lo que Dios está enfatizando es un cambio de vida y de propósito, por eso nosotros fuimos comprados de la misma forma con su sangre preciosa; antes éramos esclavos del pecado y ahora somos esclavos de Cristo, para vivir en su libertad por medio de la fe. (1 Corintios 7:22-23).
Y con el cambio de propósito que el Señor nos ha dado, ha establecido una nueva identidad como hijos de Dios, y por tanto al ser llamados así, vivamos como hijos obedientes de Dios. No tenemos por qué volver atrás, a nuestra vieja manera de vivir, con el fin de satisfacer nuestros propios deseos y estar nuevamente esclavos del pecado. Antes lo hacíamos por ignorancia, pero ahora, debido a nuestra nueva naturaleza como hijos de Dios, podemos y debemos ser santos en todo lo que hagamos, tal como Dios, quien nos eligió, es santo. (1 Pedro 1:14-15). Oración.
«Señor, gracias porque por tu muerte en la cruz y por tu resurrección me diste una nueva identidad, para vivir como hijo tuyo y andar en tus caminos, esclavo de Cristo soy, para ser libre del mundo y del pecado. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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sábado, 1 de agosto de 2020

TENIENDO LA MENTE DE CRISTO


TENIENDO LA MENTE DE CRISTO
“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, tod
o lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”, Filipenses 4:8
Es sorprendente la manera sutil y casi imperceptible como el mundo actual, con los medios de comunicación y las redes sociales, nos adoctrinan hacia una manera de pensar trivial y llena de impurezas, llevándonos a pensamientos, sentimientos y actitudes deshonrosas; como creyentes no podemos desenfocarnos del verdadero propósito para el cual Dios nos creó.
La Biblia muestra que nuestro corazón es engañoso y es malo, por tanto fácilmente podemos ser arrastrados a la corriente del mundo, si no ponemos un guardián en nuestro cerebro y nuestro corazón que deseche lo inmoral y deshonroso. Pablo se preocupa de que nuestros pensamientos deben estar enfocados de manera sana y segura, ya lo había expresado: renueven su mente, no se acomoden a la corriente de este mundo, pues para Dios es importante que sus hijos vivan en la plenitud de su voluntad agradable y perfecta, por eso Él nos dio el privilegio de una mente capaz de encaminar todo pensamiento hacia esta plenitud.
Pablo define en este verso la mente de Cristo, pues Cristo es la Verdad, la honestidad, el único Justo, puro, amable, misericordioso, compasivo y Él es aquel a quien debemos alabar y adorar. Ahora la Biblia nos dice: “Más nosotros tenemos la mente de Cristo” (1 Corintios 2:16b) es decir que todo aquel que ha confesado que Jesús es su Señor y Salvador poseen su mente, esto significa que deberíamos pensar como él piensa, amar como él ama, valorar como él lo hace y ser transformados a la manera de Jesús.
Por tanto “Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos” (Isaías 55:7), o sea nuestros pensamientos deben estar enfocados en aquello que aporta a una vida abundante; no podemos tener la mente de Cristo si no nos educamos en tener una mente pura y una vida de oración.  Oración.
"Amado Dios, ayúdame a renovar cada día mis pensamientos, para que mi mente se enfoque en todo lo verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre. Quiero hacer tu voluntad y glorificar tu nombre a la luz de tu Palabra. Te amo Señor. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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