lunes, 13 de enero de 2020

La gracia de Dios manifiesta


La gracia de Dios manifiesta

“Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo”, Tito 2:11-13
Muchas personas creen que la gracia de Dios es únicamente el perdón de los pecados y por tanto los confiesan y, reciben una penitencia, para luego seguir pecando deliberadamente, no hay un genuino arrepentimiento y viven unas vidas legalistas, carentes del poder divino. Dice la Biblia: pues son “hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo” (Judas 1:4b)
Para algunos, el concepto de la gracia es difícil de entender, porque piensan que tienen que hacer algo más que creer para obtener la salvación. Cuando no se entiende el verdadero concepto, el hombre en su mente humana siempre tratará de ayudarse por medio de obras. El espíritu legalista sigue vivo en algunos grupos de creyentes, la religiosidad les atrae, se piensa que si no hay procesiones, ritos, ir de puerta en puerta y obras distintas, no es posible que haya salvación o relación con Dios. El apóstol Pablo nos habla en contra de dejar la gracia y volvernos a los débiles y pobres rudimentos que esclavizan.
Es verdad que vivimos en tiempos de gracia, pero como dijo Pablo: ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? En ninguna manera. La gracia de Dios más allá del perdón, significa “La influencia divina sobre el corazón, y su reflejo en la vida” [1]. Por tanto, la gracia de Dios se refiere específicamente al poder que Dios nos da para dejar de practicar el pecado y vivir una vida santa, día tras día.
Hermano, vivamos a plenitud la gracia de Dios dada a través de Jesucristo, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, esto tiene grandes bendiciones y promesas. Dios nos advierte en términos inequívocos: “no recibáis en vano la gracia de Dios” (2 Corintios 6.1b). Oración.
Padre Eterno, cuán abundante es tu gracia, es don divino, pues por gracia soy salvo por la fe en Jesucristo el Salvador. Ayúdame a vivir una vida en sobriedad, en justicia y compasivamente, esperando el glorioso regreso de Jesucristo. Te amo Señor. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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