sábado, 30 de octubre de 2021

Ser los pies del paralítico, parte 2

 


Ser los pies del paralítico, parte 2

“¿Qué es más fácil, decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados, o decirle: ¿Levántate, toma tu lecho y anda? Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa.” Marcos 2:9-11

Tenemos una misión muy importante y hermosa que nos ha sido dada por Dios para que la cumplamos en la tierra, y es la de salvar vidas; rescatar de la muerte espiritual a todas aquellas personas que aún están bajo la autoridad de satanás y que por ende son paralíticos espirituales, incapaces de ir hasta Jesús, quien es el que los puede levantar y sanar.

No debemos dudar, la única solución efectiva y definitiva a cualquier dificultad en la vida de una persona es conocer a Jesucristo. Nuestro Dios tiene la capacidad de restaurar, perdonar, salvar, sanar, cambiar, proveer, animar y mucho más. No importa si es la persona más adinerada, si no tiene a Jesús en su vida está pobre; no interesa que sea el que más capacidad intelectual tenga, si no conoce a Jesús no es verdaderamente sabio. Tampoco nos debemos fijar si es el que menos recursos tiene, con que tenga a Jesús en su corazón lo tiene todo y el Señor se encargará de proveerle para lo demás.

Lo que sí podemos variar, según cada persona y situación, son las estrategias para llevar a cabo nuestra misión; para esto, es igual de importante que le pidamos la dirección y revelación a Dios. Hay algunas generales y básicas que podemos aplicar, la primera es el amor, que todo lo que hagamos sea con amor porque, aun si vendiéramos todo lo que tenemos y lo diéramos a los pobres, si no lo hacemos con amor de nada sirve (1 Corintios 16:14, 1 Corintios 13:3); orar es otra manera poderosa de llevar a alguien hasta Jesucristo, pues estamos intercediendo por ella delante de Dios y el Señor hará conforme a su buena voluntad (Santiago 5:16); también podemos invitar a estas personas a la congregación, donde con la ayuda de nuestros hermanos les predicaremos el evangelio de salvación, oraremos por ellas y les mostraremos el gran amor de Dios en la comunión del Espíritu Santo (Hechos 2:42).

Ser los pies de los paralíticos es necesario y posible en el amor de Dios, el poder del Espíritu y la comunión con nuestros hermanos.   Oración.

«Padre, que el amor que ha sido derramado en mi corazón, por medio de tu Santo Espíritu, pueda ponerlo en acción en las personas que aún no te conocen; te pido sabiduría, inteligencia y dirección para saber cómo, cuándo y a qué persona quieres atraer a ti a través de mí, que todo sea en el poder de tu Espíritu y de acuerdo a tu voluntad, gracias. En el nombre de Jesús, Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.