sábado, 31 de julio de 2021

Mi vida controlada por Cristo

 

Mi vida controlada por Cristo


“Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.” Filipenses 4:13

Existen en nosotros diferentes vicios o malas costumbres que hemos practicado desde muy temprana edad pero que no le agradan a Dios, ya que no están de acuerdo con su voluntad; y son cosas que por más que tratemos de dejarlas o cambiarlas con nuestra buena voluntad no lo logramos; nos resulta muy difícil hacerlo en nuestras fuerzas, porque la tentación y la naturaleza pecaminosa siempre nos terminan venciendo.

Precisamente cuando recibimos al Señor Jesús en nuestra vida eso debe cambiar, pues ya no estamos solos y ya no es en nuestras fuerzas, nuestra fortaleza es Cristo. Él, ahora habita en nosotros a través del Espíritu Santo, para que ya no vivamos según la carne, sino según el Espíritu (Romanos 8:9). Entonces, todo aquello que en el pasado decíamos, no puedo dejarlo o no puedo vencerlo, ahora, confiadamente creamos lo que nos dice el versículo de hoy “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.”

Debemos ver ahora nuestra vida como una vida de intercambio, donde como dice la escritura “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.” (Gálatas 2:20). Ese viejo hombre con todos sus vicios y pecados ya ha sido crucificado y ahora, en cambio, es Cristo quien vive en nosotros.

Esta nueva vida, debe sin duda, reflejar el carácter manso y humilde de Cristo en nosotros; nuestro interés y propósito debe ser el mismo de nuestro Señor, es decir, debemos mantenernos llenos del Espíritu Santo, compartiendo a otros de Jesús, orando continuamente, meditando en la Palabra de Dios para aumentar la fe y, sobre todo, obedeciendo. Si así lo hacemos, nuestro testimonio será que, a cambio de las obras de la carne, reflejaremos el fruto del Espíritu Santo: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza (Gálatas 5:22-23).   Oración.

«Padre, era esclavo del pecado, pero Tú me has rescatado, me liberaste y me diste nueva vida en Cristo; te pido que no me permitas retroceder a lo que me tenía atado y en derrota. Gracias te doy por enviar a tu Santo Espíritu para guiarme y ayudarme, permíteme ser sensible y obediente a su voz; quiero que te glorifiques en mí para mostrar a los demás que eres fiel y real, en el nombre de Jesús, Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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viernes, 30 de julio de 2021

Un corazón cercano a Dios

 

Un corazón cercano a Dios


“Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado;” Isaías 29:13

En muchos momentos de nuestra vida, al igual que le sucedió al pueblo de Dios, pasamos por tiempos de hipocresía, donde nos acercamos a Él solo con nuestra boca y nuestra honra es únicamente de labios, somos como metal que resuena o campana que hace ruido, porque le cantamos y le alabamos, pero con nuestro corazón lejos de Él. También somos hipócritas cuando nuestro temor a Dios es simplemente un mandamiento de hombres que nos ha sido enseñado, pues nos hace falta acercarnos a Él con un corazón lleno de amor, agradecimiento, respeto, reverencia y devoción; por lo que es importante que nos preguntemos el día de hoy: ¿cómo está nuestra relación con Dios?, ¿qué tan cerca está nuestro corazón de Él?

Dios quiere que sus hijos le honremos como el Padre Santo y bueno que es, con un corazón sincero y no con un corazón hipócrita.

Para poder tener un correcto temor de Dios y una verdadera honra donde nuestra boca y nuestro corazón estén en unanimidad, es necesario que leamos su Palabra, la escudriñemos, meditemos en lo que Dios es y en lo que Él quiere, que entendamos cuál es su voluntad, también permitir que esa espada de doble filo traspase hasta partir nuestra alma y espíritu y deje al descubierto todo aquello que hay en nosotros que no le agrada a Dios, como ese pecado y esa perversidad que no permiten que nuestro corazón esté cercano a Él, y que solo Dios puede quitar, limpiar y transformar.

Adicional, es supremamente importante y necesario tomarnos un momento para pedirle perdón a Dios, que reconozcamos delante de Él cuán lejos estábamos y cuán hipócritas habíamos sido; Dios anhela que nos acerquemos con un corazón contrito y humillado que acepte su pecado y que esté dispuesto a dejarse moldear y enseñar por Él, porque “Bueno y recto es Jehová; por tanto, él enseñará a los pecadores el camino. Encaminará a los humildes por el juicio, y enseñará a los mansos su carrera. Todas las sendas de Jehová son misericordia y verdad, para los que guardan su pacto y sus testimonios.” (Salmo 25:8-10).

Tendremos un corazón cercano a Dios, cuando nuestra boca hable de la abundancia que hay en él y no solo sean palabras vacías, aprendidas y repetidas.

Así pues, la invitación es a que nos acerquemos a Dios con un corazón sincero, humilde, lleno de amor y de agradecimiento por el perdón recibido y por todo lo que Dios ha hecho en nuestras vidas, pues Él ha sido bondadoso y misericordioso.   Oración.

«Padre Santo, escudriña mi corazón y ve si hay en mí camino de perversidad y guíame por el camino eterno; es mi anhelo adorarte con corazón sincero, que te agrades en los dichos de mi boca y en la meditación de mi corazón cuando estoy delante de ti, oh Dios. Borra mis rebeliones, límpiame de pecado, crea en mí, Señor, un corazón limpio y renuévame con un espíritu recto, en el nombre de Jesús. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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jueves, 29 de julio de 2021

Es por gracia, parte 3

 

Es por gracia, parte 3


“¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?” Romanos 6:1-2

¿Es la gracia permiso para pecar?

Sabemos que por el puro afecto de la voluntad de Dios, por su eterno e incomparable amor, aun cuando nosotros éramos sus enemigos, Él envió a su Hijo a morir en una cruz por nuestros pecados, por gracia nos salvó por medio de la fe, nos rescató de la esclavitud de Satanás; sin merecerlo, sin haber realizado ni una obra que pudiera satisfacer la justicia de Dios y sin ser dignos de tan grande amor, el Señor nos lavó, nos santificó, nos justificó, su gracia sobreabundó; nosotros lo único que hicimos fue creer que su Hijo murió en la cruz llevando en su cuerpo todos nuestros pecados. (1 Pedro 2:24)

Entonces, es una idea errónea y falta de conocimiento, pensar que como no importó cuánto pecado o cuánta maldad yo tenía cuando fui salvo, ahora ya con Cristo en mí y siendo hijo de Dios, menos importará si sigo pecando, justificando que de eso se trata la gracia de Dios, de recibirla cuando no la merezco o cuando no soy digno de ella. En realidad, la verdad es esta “¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?” (hebreos 10:29). De Dios no nos podemos burlar, Él es justo y conoce nuestros corazones; pecar deliberadamente no es un fruto de recibir la gracia de Dios, sino lo contrario, de estar sesgado y llevado por la carnalidad y por pensamientos mundanos.

La realidad y lo que debemos aprender, es a identificarnos con Cristo; la Escritura dice que si nosotros creemos en Jesús nos debemos identificar con Él, entonces, así como Jesús murió en la cruz por nuestros pecados, nosotros debemos considerarnos muertos al pecado, y así como Él resucitó para la gloria de Dios, nosotros también resucitamos para vivir en vida nueva, que le agrade y que sea para su gloria (Romanos 6:4,11).

Si hemos sido rescatados de la esclavitud del pecado, ¿por qué seguiremos en Él? Ya somos libres para vivir para Dios en una vida santa guiada por el Espíritu Santo y no por las obras de la carne; “porque si vivís conforme a la carne, moriréis; más si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.” (Romanos 8:13).  Oración.

«Dios poderoso, ¡cuánto nos has amado en Cristo! Es inexplicable y a la vez comprometedor, pues diste a tu Hijo por mí, para adoptarme como tu hijo, por eso, ahora es así como debo vivir, no como un esclavo del pecado reinando en el mundo, sino como un hijo del reino de los cielos, por lo que te pido Padre, que tu gracia que sobreabundó no me sea excusa para pecar, sino el poder para llevar una vida santa que te agrade y que te glorifique. En Cristo Jesús. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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miércoles, 28 de julio de 2021

Es por gracia, parte 2

 


Es por gracia, parte 2

“Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo.” 1 Corintios 15:10

Cuando nosotros observamos grandes héroes de la fe como en su tiempo lo fueron algunos personajes Bíblicos, y otros que podemos ver hoy en día peleando esa buena batalla de la fe, por ejemplo, el predicador o pastor que nos guía, el cantante que nos gusta escuchar, la pareja creyente de la cual tomamos consejo para nuestras relaciones y todas esas personas que vemos cómo influencian de manera positiva a la sociedad, generalmente nos quedamos sorprendidos por tan excelente sabiduría e inteligencia, admiramos sus talentos y capacidades y nos asombra saber que cuentan con algunos dones, decimos, ¿cómo habrán hecho para ser y hacer todo eso? Deben ser muy juiciosos, obedientes, disciplinados y persistentes.

Y si bien es necesario que de su parte haya disposición, lo que en realidad se necesita para servir y obedecer a Dios, es una característica muy especial que es recibida y no ganada, es algo que se da no por méritos sino como un don, y es la gracia de Dios, esa misma que veíamos en el devocional anterior cuando leíamos que por gracia hemos sido salvados (Efesios 2:8-9), la gracia que nos ha salvado de la esclavitud del pecado es la misma que se necesita para ser instrumentos de Dios, lo leíamos en el versículo de hoy cuando el apóstol Pablo escribió que por la gracia de Dios era lo que él era, había trabajado más que otros creyentes pero no por sus capacidades, su diligencia, sus talentos o cualidades, sino por la gracia de Dios que estaba con Él.

Y es lo único que también necesitamos tu y yo para obedecer a Dios y cumplir el propósito que Él tiene para nuestras vidas, no importan nuestras virtudes y defectos, qué tan poco o mucho estudio tengamos, qué tan débiles o fuertes nos sintamos, cual sea nuestra edad, cuántos recursos poseamos o en qué lugar nos encontremos; nuestro Señor es experto, claro y contundente diciéndonos, bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad (2 Corintios 12:9). Es el poder del Señor Jesús reposando sobre cada uno de nosotros el que nos capacita para su obra. Así que, no tienes motivos para gloriarte y tampoco para negarte, porque no eres tú, es Jesucristo, es la gracia de Dios en ti.   Oración.

«Padre Santo, por mucho tiempo he pensado no estar preparado o capacitado para servirte, muchas veces hasta pienso que no puedo obedecerte, pero ese ha sido mi gran error, observarme a mí mismo, lo que yo tengo o lo que a mí me falta, cuando la verdad es que no soy yo, eres tú, es tu gracia lo que me salva y me sostiene, es tu poder el que se perfecciona en mi debilidad, permíteme comprender que con tu gracia basta, gracias porque no me la niegas y porque no es por obras que yo la gano, es tu regalo, tu bondad inagotable y suficiente en Cristo. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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martes, 27 de julio de 2021

Es por gracia, parte 1

 


Es por gracia, parte 1

“También dijo: Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes. No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente. Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle. Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos. Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba. Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros. Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó. Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo. Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies. Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse.” Lucas 15:11-24

El hijo pródigo es la parábola que relata acerca de un hijo que por sus deseos egoístas y su rebeldía le pidió la herencia a su padre y se fue lejos a malgastarla y a vivir su vida de la manera que él quería, en su propia inteligencia, autosuficiencia y voluntad, pero que después de un tiempo y dada sus circunstancias, vuelve a la casa de su padre, sucio, maltratado, dolorido y vacío.

Su padre en lugar de darle el justo pago que merecía por su pecado, decidió verlo con ojos de misericordia, gozarse por su regreso, salir corriendo a su encuentro, besarlo, vestirlo y hacer fiesta porque su hijo que estaba muerto, había revivido, estaba perdido y fue hallado. Si nosotros reflexionamos en la reacción que tuvo el padre, una vez miró que su hijo había vuelto, podemos decir sin ninguna duda, que eso es gracia, esa bondad inmerecida, ese favor del cual no se es digno; pues su hijo no era digno ni siquiera de llamarse su hijo, pero lo que hizo su padre es algo inexplicable de forma racional o lógica, se queda corto para el entendimiento humano y solo lo podemos relacionar con la divinidad y su gracia.

Pues, justamente así mismo, estábamos nosotros, muertos en nuestros delitos y pecados, cuando nuestro Padre Dios que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, nos dio vida con Cristo; es decir, nos salvó, perdonó todas nuestras iniquidades y nos rescató de la esclavitud del pecado; por gracia hemos sido salvados, dice la Palabra de Dios “porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.” (Efesios 2:8-9). No han sido nuestras obras las que nos han hecho aceptos ante nuestro Padre Dios, ha sido por recibir su gracia, poniendo nuestra fe en Cristo Jesús, quien fue la persona que recibió el castigo por nuestros pecados, cuando murió en aquella cruz.   Oración.

«Padre, conocerte y descubrir cuán grande, bueno, poderoso y misericordioso eres tú, es asombroso. Hemos perdido tanto tiempo tan lejos del verdadero amor que cuando lo encontramos parece increíble, pero nos has llenado tanto el corazón que no hay lugar para la duda. Yo te alabo Señor y reposo en tu seno, quiero más y más de tu gracia, esa bondad que no merezco, pero de la que tú me has inundado en Jesucristo, gracias Dios. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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lunes, 26 de julio de 2021

Promesas

 

Promesas


“Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón.” Salmo 37:4

“Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho.” Juan 15:7

Dios nos da de acuerdo a su voluntad, sus promesas y a nuestra fe, pero hay un problema y es que cuando lo buscamos es solo para peticiones, quejas y reclamos.

Nuestro Padre Dios es justo y fiel, pues nos enseña que debemos permanecer en Él y en su Palabra para que nos conceda todas nuestras peticiones. Si nosotros permanecemos en constante comunión con Él, cada día lo conoceremos más y así pediremos conforme a su voluntad; por el contrario, si hacemos de nuestra comunicación con Él un sacrificio, un rito o algo que hacemos solo cuando asistimos a la iglesia, se cumplirá lo que dice su Palabra en Santiago 4:3 “Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.”

Nuestro Padre Dios quiere enseñarnos hoy, que estar en su Presencia, buscarlo cada día, al levantarnos y al acostarnos, debe ser para nosotros un deleite, un gozo, un descanso; son muchas las promesas que nos hace si lo reconocemos en nuestra vida, si lo ponemos en primer lugar, si nos humillamos delante de Él, si aceptamos su voluntad; su Palabra afirma “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará.” Salmo 1: 1-3

Cuando nosotros ponemos todo en manos de Dios y a través de la oración le pedimos que intervenga en cada aspecto y momento de nuestra vida, y si buscamos aprender, corregirnos, edificarnos, guiarnos y afirmarnos en su ley, sin duda alguna sus promesas serán cumplidas y nuestras peticiones concedidas.   Oración.

«Poderoso Dios, tu Palabra es fiel, a través de ella nos has dado preciosas y grandísimas promesas a las cuales hacemos bien en acudir, te doy gracias porque me las has revelado, has permitido que las crea y así se han hecho realidad en mi vida. Gracias Señor, por tu misericordia que llega hasta los cielos y por tu fidelidad que alcanza hasta las nubes. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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domingo, 25 de julio de 2021

¿Qué o quién ocupa el trono de tu corazón?

 


¿Qué o quién ocupa el trono de tu corazón?

“Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría;” Colosenses 3:5

Hemos pensado por mucho tiempo, que la idolatría es solo hacer imágenes y adorarlas, pero si le prestamos atención al pasaje de hoy, vemos cómo a diferentes obras pecaminosas también se les llama idolatría, entre ellas está la avaricia, y nos preguntaremos ¿por qué?

Para iniciar, recordemos el primer mandamiento; dice Éxodo 20:3 “No tendrás dioses ajenos delante de mí.”

Sucede que un ídolo es un falso dios, o algo o alguien, diferente de Dios, al cual se le puede adorar de diferentes maneras, entre ellas está rendirle culto, o simplemente hacer que eso ocupe el centro de nuestro corazón, es decir, vivir para eso y quitarle el primer lugar a Dios.

Entonces, cuando decimos que la avaricia es idolatría, es porque nuestra vida gira en torno a solo conseguir dinero, sacrificamos el tiempo en la iglesia, con nuestra familia e incluso el tiempo de descanso, por estar, en todo momento, pensando en obtener más y más dinero.

Lo mismo sucede con la fornicación o las pasiones desordenadas, cuando a toda hora pensamos en querer tener placer sexual es porque hemos puesto un ídolo de lujuria en el trono de nuestro corazón.

Solo basta con que miremos nuestro corazón y descubramos cuál es su inclinación, quizás encontremos que su propósito sea querer tener las medidas exactas de belleza, comprar a cualquier precio la mejor marca de ropa, consumir películas, series o novelas sin medir el tiempo, escuchar música que solo incita a pasiones desordenadas. Todo esto es idolatría. También puede suceder que convirtamos algo bueno en un ídolo, ¿cuántos de nosotros vivimos o hacemos las cosas con el objetivo de complacer a un hijo, un esposo o una novia, antes que a Dios? ¿Cuántos incluso hacemos de nuestro trabajo, ministerio o un talento, la prioridad de nuestra vida?; somos conscientes que Dios nos lo ha dado, pero terminamos dando el trono de nuestro corazón a la bendición, y no a Dios que nos ha dado la bendición.

Por lo general, nuestra intención con estos ídolos es encontrar satisfacción, plenitud, felicidad, sentirnos realizados, pero al final vemos cómo nada de esto puede llenar completamente nuestro corazón y terminamos por volvernos esclavos de aquello que pensamos que dominamos o simplemente que es un buen propósito.

Todo lo que compita con Dios por tener el trono de nuestro corazón es idolatría.

El único que lo llena todo, en todos, es el Hijo de Dios, Jesucristo nuestro salvador, por lo tanto, es quien debe ocupar el primer lugar en todo (Colosenses 3:11, Colosenses 1:18).   Oración.

«Señor, perdóname si he hecho de tu bendición un ídolo en mi vida, quiero que quites de mi corazón todo aquello que te quita el primer lugar, límpiame de todo acto que haya en mí de idolatría. Te pido que seas tú ocupando el trono de mi corazón y permitiéndome darte el primer lugar en todo, pues solo tú me das verdadera plenitud. Te alabo y te bendigo a ti que eres el único digno de toda honra, honor y alabanza, por los siglos de los siglos. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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sábado, 24 de julio de 2021

Éxtasis

 

Éxtasis

“Y me acont


eció, vuelto a Jerusalén, que orando en el templo me sobrevino un éxtasis. Y le vi que me decía: Daté prisa, y sal prontamente de Jerusalén; porque no recibirán tu testimonio acerca de mí.” Hechos 22:17-18

Cuando hablamos de éxtasis, estamos básicamente refiriéndonos a un estado de asombro muy agradable, en el cual nos sumergimos de tal manera que no hay espacio ni tiempo para pensar en otra cosa.

El mundo tiene su manera de ofrecer este éxtasis a través de diferentes recursos, los principales son el sexo fuera del matrimonio incitado por la pornografía, el alcohol y las drogas alucinógenas. Productos o sustancias altamente nocivas para la salud y que se pueden convertir en una adicción, hasta el punto de llevar a la persona a que no le preocupe su integridad física y emocional, pues dice Proverbios 23:35 poniendo como ejemplo el exceso de vino “Y dirás: Me hirieron, mas no me dolió; me azotaron, mas no lo sentí; cuando despertare, aún lo volveré a buscar.” Es evidentemente un perjuicio para nuestra vida.

Por otro lado, la Biblia también describe un tipo de éxtasis, lo podemos llamar como el éxtasis cristiano, pues tiene que ver con el pleno deleite que podemos encontrar en la presencia de Dios, ese momento donde estamos a solas con nuestro Padre y no hay espacio ni tiempo para nada más, pues es un momento tan especial y único que no queremos que nadie lo interrumpa. La diferencia entre este éxtasis y el que ofrece el mundo, es el resultado o las consecuencias de llegar hasta este punto. En el éxtasis cristiano lo que obtenemos es alimento para nuestra alma y espíritu, un conjunto de virtudes que dan sentido, propósito y estabilidad a nuestra vida y que cuidan, preservan y mejoran nuestra integridad física, emocional y espiritual. La comunión íntima con Dios nos llena del fruto de su Espíritu, amor, gozo, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fe, mansedumbre y dominio propio (Gálatas 5: 22-23).

En el caso del apóstol Pablo, como leíamos en la lectura bíblica de hoy, su resultado fue recibir una instrucción clara para que no fuera a cierto lugar y su vida no se pusiera en riesgo. En otro pasaje del libro de Hechos se relata el momento en el que el apóstol Pedro se encontraba orando y le sobrevino una visión para indicarle una misión que el Señor Jesús le estaba encomendando con un centurión llamado Cornelio (Hechos 10:9:20).

En muchas ocasiones, a nosotros también nos pueden sobrevenir éxtasis que nos indiquen o nos den respuesta a alguna petición que le hayamos hecho a Dios; por lo general, en momentos de lectura bíblica, oración, adoración y deleite en la presencia de Dios, Él a través de su Santo Espíritu nos indica el tema que quiere enseñar en la iglesia, la reflexión, predicación o mensaje que quiere dar a sus hijos; también, decisiones de nuestra vida cotidiana, por ejemplo si debemos ir o no a un lugar, aceptar o no una propuesta, relacionarnos o no con otras personas, y todas aquellas actividades en las que le pidamos ayuda, dirección, sabiduría y revelación.   Oración.

«Papito Dios, un momento en tu presencia no se compara con ningún placer que me ofrezca el mundo; te doy gracias por enviar a tu Espíritu a morar en mí y hablarme a través de Él, enseñarme, guiarme y ayudarme día a día en cada aspecto de mi vida. Te pido que cada vez sean más los momentos en que tu Espíritu se una con el mío y así seas glorificado a través de mí. En Cristo Jesús. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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viernes, 23 de julio de 2021

Mi gozo está en el Señor

 


Mi gozo está en el Señor

“Me alegraré y me regocijaré en ti; cantaré a tu nombre, oh Altísimo.” Salmo 9:2

Nuestro gozo debe estar en el Señor y no en las circunstancias. Estamos contentos, pero no porque tengamos a determinada persona a nuestro lado, o porque podamos salir, viajar, o porque tengamos todo lo que queremos materialmente o por cualquier otra cosa externa y pasajera; la verdad es que, si no tenemos a Dios en nuestro corazón, si no tenemos esa comunión íntima con Él, no hay verdadero gozo, y lo que en realidad experimentamos es un profundo e inexplicable vacío que se ve reflejado en tristeza, desánimo o amargura.

Muchas veces nos engañamos a nosotros mismos tratando de buscar y aceptar ese gozo en las cosas materiales o en otras personas, y la realidad es que es pasajero, superficial e insuficiente, son tan solo momentos de alegría o de risas, pero no es la verdadera felicidad.

En cambio, si tenemos a Dios presente en nuestras vidas, si lo reconocemos y lo aceptamos como nuestro Padre, se puede estar acabando el mundo, pero nosotros estaremos en paz y alegres, llenos de esperanza, de fe y de amor, porque es precisamente esto lo que nos da el Señor (Gálatas 5:22). En ningún otro lo podemos hallar, pues solo Dios llena todo y solo en Él está nuestro verdadero gozo.

Hermanos, aún si estamos pasando por días difíciles, recordemos que las aflicciones de este tiempo no son comparables con la gloria venidera que en nosotros se manifestará (Romanos 8:18), El Señor nos ha dado una esperanza cierta y Él es fiel, así que “Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo, y los labrados no den mantenimiento, y las ovejas sean quitadas de la majada, y no haya vacas en los corrales; con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación” (Habacuc 3:17-18).    Oración

Poderoso Dios, conoces mi corazón y sabes que en algunos momentos he perdido mi gozo, por no ver ni obtener aquello que deseo, te pido perdón y te ruego me recuerdes que mi gozo siempre debe estar en ti, en el Dios de paz, en el Dios de amor, en el Dios que me ha salvado. Amén.    Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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jueves, 22 de julio de 2021

¿Por qué dudamos?

 


¿Por qué dudamos?

“Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo. Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, ¡no temáis! Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?” Mateo 14:26-31

Para quienes creemos en Dios, muchas veces hemos sentido cómo el Señor Jesús camina sobre nuestro mar de dificultades, cómo se mueve poderosamente ante cualquier situación de nuestra vida, por difícil o imposible que parezca, el Señor siempre está por encima de ellas; somos testigos reales de su gran poder y misericordia, creemos fielmente en Él y diariamente vivimos sorprendidos y maravillados por su gran amor.

Pero, resulta que vienen las dificultades, esos momentos donde se pone a prueba nuestra fe, y generalmente iniciamos creyendo, teniendo fe en que nuestro Dios es poderoso y está con nosotros, que nada se sale de su control y que todo tiene un propósito, escuchamos su voz que nos dice “¡Tened ánimo; yo soy, ¡no temáis!” Y entonces empezamos a caminar sobre las aguas, le creemos a Jesús y con nuestra mirada puesta en Él vemos que lo imposible puede ser posible; pero a medida que van pasando los días y no vemos la solución tan pronta como nosotros la quisiéramos, nos empezamos a fijar en las circunstancias, quitamos nuestra mirada de Cristo para ponerla en lo grande del problema o en lo difícil de la situación, dejamos de creer para empezar a dudar, y es precisamente ahí donde nos sucede lo que al apóstol Pedro, nos comenzamos a hundir, aún con Cristo delante de nosotros, nos dejamos agobiar por las circunstancias, perdemos el ánimo y nos llenamos de temor.

La pregunta es ¿por qué dudamos? y la respuesta es, por desviar nuestra mirada. Cuando ponemos cualquier cosa por encima de Cristo, viene la derrota; escuchar y creer otras voces diferentes a la de Dios, produce en nosotros falta de fe. Por el contrario, si mantenemos nuestra mirada y nuestros oídos atentos a Jesús, Él nos dice, “Si puedes creer, al que cree todo le es posible.” (Marcos 9:23) “¿No te he dicho que, si crees, verás la gloria de Dios?” (Juan 11:40).

Creer y no dudar, es la clave para andar sobre el mar.   Oración.

«Papito Dios, perdón, perdón por dudar de ti, por no creerte y por compararte; tú eres bueno, poderoso y misericordioso, y en Cristo Jesús me has dado todo. Gracias Padre por tu fidelidad y por renovar tu misericordia cada mañana; te pido espíritu de sabiduría y de revelación en tu conocimiento y que aumentes mi fe. En el nombre de Jesús. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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miércoles, 21 de julio de 2021

Agua y pan de vida

 

Agua y pan de vida


“Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.” Juan 6:35

Trabajamos día a día fuerte y disciplinadamente por conseguir la comida que perece, pero ¿Qué tanto trabajamos por hallar el alimento que da vida eterna?

Jesús es el pan de vida y el agua viva que fluye para vida eterna.

Por lo general, nos pasamos la vida tratando de encontrar algo o alguien que nos complete o que nos haga sentir plenos, y es algo que nunca vamos a hallar en un ser humano, porque a nosotros lo que en realidad nos falta y nos llena es aquel que descendió del cielo, el pan de Dios que da vida al mundo y el agua viva que brota para vida eterna (Juan 6:33, Juan 4:14); en Su palabra Él nos promete que todo aquel que coma de este pan nunca tendrá hambre y el que beba de esta agua no tendrá sed jamás. Pero ¿Cómo comemos y cómo bebemos?

Ir a Jesús y creer en Él es la manera de comer del pan y beber del agua (Juan 6:35).

Muchos, quizás todos nosotros, ya nos hemos saciado, pero ¿nuestro prójimo, nuestro amigo y vecino? Será que ¿Estamos viendo su necesidad y no les hemos compartido? ¿los estamos dejando morir?

Nuestro deber, así como lo hizo la mujer samaritana que fue saciada, es invitar a conocer a Cristo a todo aquel que encontremos en el camino (Juan 4:28-30). Debemos entender que esto es de vida o muerte, pues el Señor claramente nos dice “Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron. Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él come, no muera.” (Juan 6:49-50).

Es momento de reflexionar si aquello por lo que tanto trabajamos es importante y permanece o simplemente es superficial y que perece (Juan 6:27).    Oración.

«Poderoso Dios, nos has dado pan del cielo y agua viva, comida que sacia para vida eterna, en tu Hijo Jesús, gracias Padre amado por ese don, por el privilegio de permitirnos conocerlo y recibirlo en nuestra vida, ahora permítenos saciar la vida de otros al compartirles tu provisión, úsanos como repartidores de tu gran don, en Cristo Jesús. Amén.    Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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martes, 20 de julio de 2021

Ora a tu Padre

 


Ora a tu Padre

“Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.” Mateo 6:6

Orar cuando todo está bien, es lo más sensato que podemos hacer, orar cuando todo lo veamos mal, es lo más sabio y seguro que podemos realizar.

La oración es en muchas ocasiones la manera más eficiente y poderosa con la que podemos intervenir en una situación, ayudar a otra persona, solucionar un problema o sencillamente controlar nuestros pensamientos y emociones.

Orar es hablar en secreto con Dios, es confiar en Él como si fuera nuestra mamá, papá o nuestro mejor amigo, de hecho, Él es nuestro Papito Celestial, es la persona a la que podemos acudir no solamente con la esperanza de que escuche nuestras intimidades, sino también de encontrar una pronta y sabia ayuda, respuesta, consejo y todo aquello de lo que tengamos necesidad. Él es el todopoderoso, quien todo lo sabe y el que puede estar en todas partes al mismo tiempo, no lo limita el tiempo o el espacio, muchas veces quienes lo limitamos somos nosotros, por nuestra falta de fe, porque orar con fe es la clave para ver el obrar de Dios; la fe es precisamente confiar en lo que aún no vemos y estar seguros de lo que esperamos (Hebreos 11:1); la fe en Dios, es esperar en su voluntad, dice su Palabra que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad podemos estar seguros de que tendremos aquello que hemos pedido (1 Juan 5:14-15).

La promesa de Dios para nuestra oración es que todo aquello que en secreto le confiemos, Él lo resolverá en público, entonces, si no sabemos qué decisión tomar, en algún asunto personal, familiar o laboral, pero se lo confiamos a Dios, Él nos guiará, nos dará sabiduría, nos abrirá el camino y nos llenará de su paz que sobrepasa cualquier duda, temor o inseguridad, para que así, todo lo que hagamos esté de acuerdo a su voluntad y sea para nuestro bienestar. Entonces, queridos hermanos en Cristo, oremos, oremos en todo tiempo (1 Tesalonicenses 5:17).  Oración.

«Papito Santo, estar en intimidad contigo es renovar mis fuerzas, encontrar paz, amor y dirección; gracias por revelarte como mi Padre, aquel en el que puedo confiar y esperar seguro; gracias por no ser un Dios lejano y porque a pesar de tu grandeza y tu gloria te fijas en mí, me amas y tienes cuidado de mis cosas, te alabo y te bendigo en el poderoso nombre de Cristo Jesús. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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lunes, 19 de julio de 2021

Adorar al gran Rey

 


Adorar al gran Rey

“Venid, aclamemos alegremente a Jehová; cantemos con júbilo a la roca de nuestra salvación. Lleguemos ante su presencia con alabanza; aclamémosle con cánticos. Porque Jehová es Dios grande, y Rey grande sobre todos los dioses.” Salmo 95:1-3

¿Quieres realizar un sacrificio agradable para Dios? Alábalo por medio de Jesucristo, confiesa y exalta su nombre (hebreos 13:15); nuestro Dios y Creador se siente honrado cuando lo alabamos (Salmo 50:23). A través de su Palabra Él nos invita a que lo aclamemos con alegría y le cantemos con júbilo. Es de gran regocijo para Dios y para nosotros que lleguemos ante Su presencia con alabanza, que entremos por sus puertas con acción de gracias y bendiciendo su nombre, porque para siempre es su misericordia y su verdad por todas las generaciones (Salmo 100:1-5).

Alabar a Dios es una manera de exaltarlo como Rey grande y digno de suprema alabanza, de agradecer al Señor por su infinita misericordia, por su salvación, su poder y sus maravillas; también es una manera de buscar su rostro y reconocerlo como nuestro Dios y Hacedor, que Él nos hizo y no nosotros a nosotros mismos y de aceptar que somos ovejas de su mano y pueblo de su prado. (Salmo 100:3).

Para alabar a nuestro Dios es necesario que lo hagamos con alegría, cantando salmos a su nombre con instrumentos, alzando nuestras voces, levantando nuestras manos y aplaudiendo para Él (Salmo 98:4-6).

Todo lo que respira debe alabar al Señor, toda su creación está llamada a glorificarlo, el mundo entero incluyendo los mares, los ríos y los montes (Salmo 98:7-9).

Y este es el día que ha hecho el Señor, así que gózate y alégrate en Él, dile: “Mi Dios eres tú, y te alabaré: Dios mío, te exaltaré” (Salmo 118:28).   Oración.

«Padre Santo, en este día te alabo y te reconozco como mi Dios y mi salvador, como el gran Rey y digno de suprema alabanza; mi corazón te alaba, mi boca te canta, mis manos te aplauden y mis instrumentos toco para ti. Bendecido, alabado y glorificado seas tú hoy y siempre, en el nombre de Jesús. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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domingo, 18 de julio de 2021

Jesús, nuestro buen pastor

 

Jesús, nuestro buen pastor


“El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas.” Juan 10:10-11

No estamos solos, no dependemos de nosotros mismos, no caminamos sin rumbo fijo. Somos ovejas y Jesús es nuestro pastor; así como toda oveja necesita y depende de su pastor, nosotros también. Pero resulta que muchas veces queremos ser como decimos comúnmente, la oveja negra, aquella diferente y rebelde que no obedece, nos creemos capaces de sostenernos, dirigirnos y hasta defendernos por nuestros propios medios, sin tener en cuenta cuánto peligro corremos sin el cuidado, sustento y protección de nuestro pastor, se nos olvida que el ladrón solo quiere matar, robar y destruir.

Nada ni nadie en el mundo y fuera del redil, podrá encontrar quien lo cuide y lo ame tanto como lo hace nuestro Pastor, su Palabra dice que dio su vida por nosotros, que nos ha dado vida eterna y que no permitirá que nos perdamos jamás (Juan 10:28).

Permaneciendo en su redil, oyendo y siguiendo su voz, Él promete que nada nos faltará, en delicados pastos nos hará descansar, junto a aguas de reposo nos pastoreará; animará y confortará nuestra alma, nos dará paz y nos guiará por caminos de justicia (Salmo 23:1-3).

Podemos, a lo largo de nuestra vida, pasar por momentos difíciles, enfrentar situaciones que nos generen incertidumbre, recibir noticias inesperadas y poco alentadoras, pero pequeña oveja, permanece en el redil y no temas porque tu Pastor está contigo, su vara y su cayado te infundirán aliento, y ciertamente el bien y la misericordia te seguirán todos los días de tu vida y en la casa del Señor habitarás por largos días (Salmo 23:4, 6).     Oración.

«Papito Dios, me escogiste y me colocaste en el mejor redil y bajo el cuidado del pastor mayor; qué amado me siento, pero tengo que reconocer que muchas veces no he escuchado tu voz y no te he seguido, me he dejado engañar, me he ido y me han herido, pero tú Señor Jesús, has venido a mi rescate y me has sanado, tu amor me ha restaurado y tu cuidado me ha levantado. Solo puedo decirte, gracias Dios. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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sábado, 17 de julio de 2021

El camino al lugar Santísimo

 


El camino al lugar Santísimo

“así dispuestas estas cosas, en la primera parte del tabernáculo entran los sacerdotes continuamente para cumplir los oficios del culto; pero en la segunda parte, sólo el sumo sacerdote una vez al año, no sin sangre, la cual ofrece por sí mismo y por los pecados de ignorancia del pueblo; dando el Espíritu Santo a entender con esto que aún no se había manifestado el camino al Lugar Santísimo, entre tanto que la primera parte del tabernáculo estuviese en pie.” Hebreos 9:7-8

En el Antiguo testamento, antes de la venida de nuestro Señor Jesucristo, existía un santuario terrenal llamado el Tabernáculo, que tenía dos partes principales; la primera, se llamaba el lugar Santo, donde los sacerdotes de la época realizaban continuamente los oficios del culto; y la segunda, que estaba posterior a la primera, se llamaba el Lugar Santísimo, en el cual únicamente el sumo sacerdote podía entrar una vez al año con sangre de machos cabríos o de becerros para ofrecer sacrificio por sus pecados y los pecados del pueblo; entonces, lo que esto significa es que mientras existiera esta primera parte del tabernáculo no había camino libre al lugar Santísimo, puesto que ahí se manifestaba la presencia santa de Dios y no cualquiera podía ingresar, sólo la persona que Dios designaba y de la forma que Él había ordenado.

Pero dice la Palabra de Dios, que Jesús, nuestro Sumo Sacerdote, entró en el santuario o tabernáculo, no hecho de mano, sino en el cielo mismo, para presentarse por nosotros ante Dios y por su propia sangre entró una vez y para siempre en el Lugar Santísimo, ofreciéndose a sí mismo como el sacrificio por nuestros pecados (Hebreos 9:12, 24, 26), obteniendo de esta manera nuestra eterna redención y santificación (Hebreos 10:10).

Es decir, que el velo se rasgó, el camino se abrió y hoy nosotros los creyentes tenemos toda la libertad para entrar por medio de Jesucristo a la presencia de Dios, al Lugar Santísimo; ya no hay más sacrificios por los pecados, ni más intermediarios, porque en la casa de Dios está nuestro Sumo Sacerdote para interceder por nosotros (Hebreos 7:25). Así que, sin temor ni culpa, acerquémonos a Dios con total confianza, con corazón sincero, creyendo firmemente en su pacto y en la esperanza que nos ha dado, porque fiel es Él, quien nos prometió y ha dicho que nunca más se acordará de nuestros pecados ni transgresiones (hebreos 10:17).     Oración.

«Papito Dios, tu misericordia es infinita, tu amor traspasa todo; siendo aún pecador, Cristo murió por mí. Eres Dios de pactos, eres fiel, confío en tu Palabra y te doy gracias por tu Espíritu que me enseña cuán grandes cosas has hecho por mí. Te pido, Padre de la gloria, me permitas continuar disfrutando de tu Presencia, de tus bondades y tus promesas, en Cristo Jesús, Amén.     Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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viernes, 16 de julio de 2021

¿Únicamente Jesucristo?

 


¿Únicamente Jesucristo?

“Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo. Porque en Él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y vosotros estáis completos en Él, que es la cabeza de todo principado y potestad.” Colosenses 2:8-10

¿Será que sólo con creer y aceptar a Jesús en nuestra vida es suficiente para ser salvos y aceptados por Dios? La respuesta es, para Dios sí pero para el hombre no.

El ser humano por naturaleza es muy religioso, lo que quiere decir que le gusta estar buscando algo o alguien a quien adorar y hacer obras para sentirse digno de recibir recompensa de aquello que adora; y es gracias a esto, a las filosofías de personas engañadoras, a las tradiciones de los hombres y a los rudimentos del mundo, que vemos cómo hoy en día hay un dios para todo y para cada día, lo cual ha llevado a creer que se necesita de algo o alguien más aparte de Cristo para nuestra salvación y bendición.

Pero si nosotros leemos la Biblia, vemos cómo desde el inicio de los tiempos a Dios no le agrada que se le rinda culto a otros dioses, sino sólo a Él, el único y verdadero Dios; dice Éxodo 20:3-4 “No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.” y esto también incluye a todo su ejército celestial, pues Colosenses 2:18 dice “Nadie os prive de vuestro premio, afectando humildad y culto a los ángeles, entremetiéndose en lo que no ha visto, vanamente hinchado por su propia mente carnal.”

Y, adicional a esto, también encontramos cómo Dios quiso que a través de Jesucristo la humanidad tenga salvación (Juan 3:17), perdón de pecados (Colosenses 1:14), vida eterna (Hechos 4:12), aceptación ante Dios (Colosenses 1:21-22) y muchas bendiciones más; porque, como lo leíamos en la porción bíblica de hoy, en Cristo habita toda la plenitud de Dios y nosotros estamos completos en Él.

Dios es claro, a Él no le agrada que se adore a las cosas o seres creados, el único digno de honra, alabanza y gloria es el Creador; el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien envió a su Hijo a morir por nuestros pecados y ahora le ha exaltado hasta lo más alto, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor para la gloria de Dios Padre (Filipenses 2:9-11).   Oración.

«Padre Santo, por tu favor e infinita misericordia, te pido que me permitas entender y practicar tu buena voluntad; te pido perdones mi pecado a causa de mi falta de conocimiento y te ruego que me llenes de toda sabiduría e inteligencia espiritual, para vivir como es digno de ti, agradándote en todo y llevando fruto en toda buena obra, en el poderoso nombre de Cristo Jesús, Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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jueves, 15 de julio de 2021

Guerra espiritual, parte 3

 


Guerra espiritual, parte 3

“Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.” Efesios 6:11

Somos soldados, soldados de Cristo, y como a dignos guerreros se nos ha provisto de armadura, la armadura de Dios, y debemos vestirnos de ella para poder resistir en el día malo y estar firmes contra las asechanzas de nuestro enemigo, el diablo (Efesios 6:11, 13); así que, conozcamos de qué estamos dotados.

Para nuestra cabeza se nos dota con el yelmo o casco de la salvación, pues es necesario estar seguros de esto para que no nos dejemos aturdir por el enemigo con pensamientos de condenación y desesperanza, porque Dios no nos ha puesto para ira sino para alcanzar salvación por medio de Cristo Jesús (Efesios 6:17, 1 Tesalonicenses 5:9).

En el caso de nuestro pecho y espalda se nos ha dado la coraza de justicia, con la cual protegemos nuestro corazón de albergar sentimientos de culpa de pecado, pues conocemos que Cristo fue hecho pecado para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Cristo (Efesios 6:14b, 2 Corintios 5:21).

Para nuestros lomos o cintura se nos brinda el cinturón de la verdad. Meditar en la verdad de Dios nos permite estar bien ceñidos y preparados, para que cuando llegue el momento de actuar lo hagamos de manera eficaz y contundente (Efesios 6: 14a).

Como calzado tenemos el evangelio de la paz. Así como para un soldado ponerse las botas es estar preparado para la batalla, para un cristiano calzarse con el evangelio es estar dispuesto y preparado con el buen mensaje de la paz, el cual nos da una base firme para enfrentar a Satanás y no caer en temor, culpa o servidumbre espiritual (Efesios 6:15).

De escudo se nos ha dado la fe, con la cual podemos apagar toda flecha encendida del maligno, pues creerle a Dios es nuestra mejor arma defensiva ante cualquier tentación (Efesios 6:16).

Y como arma ofensiva tenemos la espada del Espíritu que es la Palabra de Dios, a través de la cual podemos responder a los ataques del enemigo, pues cuando nosotros pronunciamos y declaramos Palabra de Dios, esta tiene el poder del Espíritu para penetrar hasta partir nuestra alma, espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discernir los pensamientos y las intenciones del corazón (Efesios 6:17b, hebreos 4:12).

Por último, como arma universal de guerra tenemos la oración, pues esta debe ser ejercitada en todo tiempo; es el medio a través del cual nos comunicamos con el Padre por medio de su Espíritu y así permanecer fortalecidos (Efesios 6:10, 18).

Así que, valientes soldados de Cristo, no olvidemos quien es realmente nuestro enemigo, busquemos nuestra fuerza en el Señor y como dice su Palabra, vistámonos de toda esta armadura divina; así será como resistiremos, permaneceremos firmes y venceremos una guerra espiritual.   Oración.

«Padre de gloria, por tu poder y misericordia te pedimos que alumbres los ojos de nuestro entendimiento, para que podamos conocer cuál es la supereminente grandeza de tu poder que actúa en nosotros y así fortalecernos en ti, en tu potestad, y no valernos de nuestros propios esfuerzos, al enfrentar una guerra espiritual. Por Cristo Jesús, Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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miércoles, 14 de julio de 2021

Guerra espiritual, parte 2

 


Guerra espiritual, parte 2

“Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.” Efesios 6:12

La guerra no es contra hombre de carne y hueso sino contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, es lo que nos dice la Biblia que estamos enfrentando; es decir que, ¿el enemigo a vencer no es mi papá, mi hijo, mi esposo o mi hermano? por supuesto que No. Si hay algo que el Señor quiere que entendamos el día de hoy, es esto, que cuando se presenten diferencias, críticas, disgustos o problemas con nuestro prójimo, no es contra ellos que debemos batallar, sino contra esa mentira, engaño o malicia que el enemigo ha insertado en nosotros y en la otra persona. Y ¿cómo podemos hacer esto?

“derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo,” (2 Corintios 10:5). Presentar delante de Dios ese pensamiento o sentimiento que nos está llevando a deteriorar o romper una relación, es una de las claves para poder ganar esta batalla espiritual; cuando nosotros hacemos esto, estamos permitiendo que sea en el poder y con las armas de Dios que se enfrente esta guerra, porque es renunciar a mi orgullo y autosuficiencia de pensar, que aquello que estoy diciendo o sintiendo es la verdad y que solo yo tengo la razón, para mejor someterlo a Cristo en humildad, esperando que sea Él quien me revele si ese pensamiento o sentimiento está o no conforme a su voluntad, y así permitir que se derribe en caso de que esté en contra del conocimiento de Dios.

Finalmente, algo que podemos hacer muy poderoso y que garantizará que el enemigo no tome ventaja sobre nosotros es, “No te apresures en tu espíritu a enojarte; porque el enojo reposa en el seno de los necios.” (Eclesiastés 7:9). Cuando nosotros, a pesar del disgusto o desacuerdo con la otra persona, no buscamos el camino del enojo y no permitimos que esa situación nos lleve a pecar, estamos resistiendo firmemente los ataques del maligno; el no dar lugar a una ira pecaminosa es asegurar un paso más para ganar esta guerra espiritual. “Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo.” (Efesios 4:26-27).   Oración.

«Papito Dios, te ofendo una y otra vez, por no saber controlar mi enojo y airarme fácilmente, permíteme entender que la guerra no es contra la persona que me ofendió o con la que estoy en desacuerdo, sino contra el acusador que me quiere destruir y robar la paz que tù me regalas. Hazme cada día más humilde para someterme a tu voluntad y no obedecer al mal, gracias Dios. En el nombre de Jesús. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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martes, 13 de julio de 2021

Guerra espiritual, parte 1

 

Guerra espiritual, parte 1

“Sed sobrios, y velad; porque


vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar;” 1 Pedro 5:8

Cuando creemos en Jesús y su Palabra de verdad y lo aceptamos como Señor y Salvador de nuestra vida, somos hechos hijos de Dios (Juan 1:12), pasamos de estar muertos en nuestros delitos y pecados, a tener vida juntamente con Cristo y estar sentados en los lugares celestiales (Efesios 2:4-6), es algo real y completamente cierto, pero es algo que obtenemos por fe, es decir, por creer en lo que no vemos, pero que tenemos la certeza que así es y así será, pero sucede que mientras continuemos en este mundo y con este cuerpo corruptible viciado e incitado al pecado, existirá una guerra, una batalla espiritual entre mi viejo y nuevo yo, entre mi naturaleza pecaminosa o mi carne y el Espíritu Santo que ahora mora en mí, entre lo bueno y lo malo.

Pero, en muchas ocasiones caemos en el error de pensar que la lucha es contra nosotros mismos y que la podemos batallar en nuestras propias fuerzas, nos culpamos, acusamos y juzgamos porque hicimos o dejamos de hacer, nos damos golpes de pecho y hasta nos defraudamos de nosotros mismos, sin tener en cuenta que todo ello ha sido por una mala influencia, por una mentira maquinada de nuestro enemigo que permitimos que se insertara en nuestra mente, pues la Palabra de Dios es clara cuando describe a nuestro adversario como padre de mentira y cuando nos enseña que no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, potestades, gobernadores de las tinieblas de este siglo y contra huestes espirituales de maldad (Juan 8:44), (Efesios 6:12).

Y conocer esto, es precisamente una de las cosas más importantes que debemos saber para poder ganar una batalla, identificar a nuestro enemigo es parte fundamental de esta guerra. Hermano, la Palabra de Dios es clara en mostrarnos a nuestro adversario y advertirnos de sus claras y constantes maquinaciones en nuestra contra, pero también es contundente en señalarnos que no es en nuestra fuerza o fortaleza que podemos enfrentarlo, Efesios 6:10 nos dice “Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.” Y es precisamente ese el llamado que el Señor quiere hacernos hoy, que busquemos su rostro, estemos en su presencia y nos deleitemos en nuestra intimidad con Él, pues es la base para poder enfrentar esta guerra espiritual.   Oración.

«Señor, me has hecho tu hijo en Cristo y con Él me has dado todas las cosas, así mismo sé que por esta bendición de ser llamado tu hijo, tengo un astuto enemigo que como león rugiente anda buscando a quien devorar; tú eres mayor que él y que cualquier otro ser creado en la tierra o en el cielo, y mi confianza es que si tú estás conmigo no hay nadie contra mí. En Cristo Jesús. Amén.    Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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lunes, 12 de julio de 2021

Siempre gozosos

 

Siempre gozosos

“Amados, no os sorpren


dáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría.” 1 Pedro 4:12-13

Podemos encontrar en la Palabra de Dios una instrucción muy corta y precisa que dice “Estad siempre gozosos.” (1 Tesalonicenses 5:16). Y es importante preguntarnos si en realidad lo estamos practicando.

En nuestra vida y aún en nuestro día a día tenemos que afrontar una gran cantidad de situaciones que en muchas ocasiones pueden robar nuestro gozo, y es justamente en este punto donde nos debemos detener a reflexionar en qué es lo que está causando nuestra ausencia de alegría.

El Apóstol Pablo en su carta a los Filipenses, la cual escribió estando prisionero por causa de Cristo, dice: “¿Qué, pues? Que, no obstante, de todas maneras, o por pretexto o por verdad, Cristo es anunciado; y en esto me gozo, y me gozaré aún.” (Filipenses 1:18).

Quiere decir, querido hermano, que, si en este momento estás padeciendo por causa de Cristo, si a pesar de tu constante oración e intimidad con Dios estás pasando por un momento difícil en tu vida, es hora de que te goces, alégrate en el Señor y espera en Él, porque con toda seguridad, pronto se manifestará la grandeza de Cristo en tu vida (Filipenses 1:20).

Pero si has llegado a la conclusión de que no es por Cristo por quien estás sufriendo o soportando diversas pruebas, entonces, es momento de que reorganices tus prioridades y le des el primer lugar a quien es digno de ocuparlo, nuestro Señor y salvador Jesucristo. De esta manera puedes tener la plena certeza de que todo lo que acontezca en tu vida tendrá un propósito eterno, y no podemos tener mayor motivo de gozo que este.     Oración.

«Papito Santo, tú eres fiel, aún nuestros cabellos los tienes contados. Te pido que cada día aumentes mi fe para creerte y esperar gozoso en el propósito que tú tienes con cada situación de mi día a día, en el nombre de Jesús. Amén.    Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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domingo, 11 de julio de 2021

Paz entre nosotros

 


Paz entre nosotros

“Os rogamos, hermanos, que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros, y os presiden en el Señor, y os amonestan; y que los tengáis en mucha estima y amor por causa de su obra. Tened paz entre vosotros. También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos.” 1 Tesalonicenses 5:12-14

Algo que nosotros hemos podido notar a lo largo de nuestra participación en alguna iglesia local, es la gran variedad de personalidades o temperamentos que podemos encontrar, y es precisamente por esto que el Apóstol Pablo en su primera carta a los Tesalonicenses, se ve en la necesidad de escribirnos algunas instrucciones muy prácticas y precisas para hacer con cada persona en algunos estados o actitudes que se puedan presentar.

Él Inicia primeramente dirigiéndose a todos nosotros, rogándonos de manera especial que tengamos en alta estima y amor a esas personas que Dios ha dispuesto para nuestra ayuda, es decir, aquellas personas que en el Señor son nuestra autoridad y siempre están listas a enseñarnos, aconsejarnos, alentarnos, corregirnos y hasta amonestarnos cuando así lo necesitemos; es importante que aprendamos a reconocer de cualquier manera su valioso trabajo entre nosotros, es nuestro deber también, manifestarles nuestro agradecimiento y amor por su diligencia y disposición en esa obra tan especial, pues no podemos llegar a ser ingratos o desagradecidos.

Luego, él nos continúa indicando la actitud que debemos tomar cuando, por cualquier motivo o circunstancia, algún hermano se encuentre ocioso, desanimado o débil; para estos primeros es necesario un regaño gentil y preciso, puesto que están desordenados y sin fruto, a los de poco ánimo nuestro deber es alentarlos o consolarlos, pues diariamente estamos enfrentando diferentes pruebas que nos pueden llevar al desánimo, y con los débiles estamos llamados a algo muy especial, a sostenerlos, lo que quiere decir que es a los que más nos debemos adherir y debemos estimar, ya que somos miembros de un mismo cuerpo y nos necesitamos mutuamente. Finalmente, la recomendación general es la paciencia, que aprendamos a soportar los defectos de los demás hasta que el Señor se perfeccione en todos.

Y todo esto es con un propósito muy hermoso, que de hecho fue una de las cosas que de manera especial nos dejó nuestro Señor Jesús, y es que siempre mantengamos la paz entre nosotros, que no haya divisiones, envidias, rencores, celos y demás obras que nos llevan a la desunión entre hermanos y a la infructuosidad en la obra del Señor. Así que, pongamos en práctica estas claras instrucciones dadas por Dios para que su paz se manifieste entre nosotros.  Oración inicial

«Padre Santo, eres un Dios que no haces acepción de personas, que no muestras favoritismo con nadie y que así mismo quieres que yo haga; reconozco que muchas veces no tengo la suficiente paciencia, tolerancia y empatía con mis hermanos, por lo que te pido Padre bueno, que seas tú corrigiendo todas aquellas actitudes que no están de acuerdo a tu voluntad y que me permitas cada día ser más agradecido por cada una de las personas que has puesto a mi alrededor, sé que no ha sido por casualidad o sin propósito, pues tú todo lo haces por mi bien y para tu gloria, en el nombre de Cristo Jesús. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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sábado, 10 de julio de 2021

Confesión

 


Confesión

“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.” 1 Juan 1:9

La confesión es una expresión de arrepentimiento, no se trata de un acto de penitencia o de vergüenza, sino mejor, de una acción de humildad donde nos ponemos de acuerdo con Dios en que aquello que hicimos estuvo en contra de su voluntad y es pecado, pero también de reconocer que nada diferente a nuestra fe en Cristo podemos hacer o tener para ser declarados justos delante de Él.

Cuando nosotros actuamos de esta manera, es decir, sin culparnos, sin excusarnos y sin estar huyendo de Dios, cada vez que sabemos que hemos pecado, es porque la verdad del perdón y de la justificación de Dios por medio de la fe en Cristo, se ha hecho realidad en nuestra vida. Y es precisamente a esto a lo que estamos llamados, a confesar que lo que hemos hecho es pecado, a aceptar el perdón de Dios y a confiar en Él cuando nos dice que somos justificados gratuitamente por la fe en la obra de Jesucristo (Romanos 3:24).

Pero si, por el contrario, lo que hacemos es alejarnos de Dios, ocultar nuestro pecado y culparnos todo el tiempo, es importante decir que entonces estamos escuchando y obedeciendo a la voz de satanás, quien nos dice que somos pecadores y que no hay justicia para nosotros, nos estamos dejando engañar por sus mentiras que nos quieren destruir y condenar, cuando la verdad de la Palabra es que en Dios tenemos perdón y salvación (Romanos 8:33-34).

Queridos hermanos, no importa las veces que le hayamos fallado a Dios, su Palabra dice que Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad, solamente debemos acercarnos confiados a Él con un corazón contrito y humillado para confesarle nuestro pecado, esa será nuestra mejor expresión de arrepentimiento; como hijos amados debemos apropiarnos de lo que nuestro Padre nos ha dado gracias a nuestra fe en su Hijo, el cual fue entregado por nuestras transgresiones y resucitado para nuestra justificación (Romanos 4:25).   Oración.

«Padre Santo y Justo, vengo a ti confiadamente porque tengo certeza de que me amas, no por mis obras sino por mi fe en Cristo; también sé que en ti encuentro perdón y justificación y no castigo o condenación, por eso reconozco que he pecado y que te he ofendido, gracias Padre de amor porque sé que eres fiel y justo para perdonar mis pecados y limpiarme de toda maldad, en el nombre de Jesús. Amén.    Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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viernes, 9 de julio de 2021

Los últimos tiempos

 

Los últimos tiempos


“Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre.” Mateo 24:37-39

Como en el inicio así también será en el final de los tiempos.

Además de la serie de acontecimientos que habrá en el mundo antes de la venida de nuestro Señor Jesucristo (Mateo 24:6-7), también se harán notorias otras conductas abominables en el actuar de las personas. Nos dice la Palabra de Dios hoy, que será como en los días de Noé, es decir, que los hombres estarán llenos de maldad y que los pensamientos de su corazón serán siempre hacia el mal (Génesis 6:5).

Vemos cómo hoy en día, cada ley y cada petición del ser humano, son totalmente contrarias a los principios de Dios. No hay temor de Dios, las personas solo quieren satisfacer sus deseos de cualquier manera, no les importa el inocente, no se rigen por virtudes como la verdad, la justicia y la bondad, sino que son respaldados por blasfemias, crueldad, calumnias, avaricia y emociones completamente desbordadas (2 Timoteo 3:1-5); dicen que el Señor no regresará porque ven que las cosas permanecen como desde el inicio de la creación, pero ignoran que los cielos y la tierra fueron hechos por la Palabra de Dios (2 Pedro 3:3-6). Y dice la Palabra de Dios, que el regreso del Señor será inesperadamente; que cuando digan paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina (1 Tesalonicenses 5:2-3).

Pero, hermanos, lo más impactante de esto es que muchas de estas personas se presentarán como seguidores de Cristo, teniendo apariencia de piedad, pero negándola con su actuar, porque se apartarán de la fe y de la doctrina de Dios para seguir y escuchar a espíritus engañadores y doctrinas de demonios (1 Timoteo 4:1-2).

Así que, como nos exhorta el Señor en el pasaje de Mateo 24, mientras todo esto esté ocurriendo y a pesar de lo extendido de la maldad, nosotros, los verdaderos cristianos, debemos estar ocupados en la verdad, haciendo la voluntad de Dios y perseverando hasta el fin en la predicación del evangelio por todo el mundo para que sea de testimonio a todas las naciones; dice su palabra que bienaventurado todo aquel que cuando el Señor regrese lo halle haciendo así. (Mateo 24:45-47).    Oración.

«Papito Dios, en muchas ocasiones te fallamos por no obedecer tu voz, nos dejamos distraer por los afanes del mundo y nuestra propia voluntad, hoy te pedimos que nos perdones y nos levantes, tú eres el único que nos puede restaurar y hacer volver por el camino de la eternidad; gracias Señor porque nos prometes eterno amor, sabemos que, si nos humillamos delante de ti, tú nos exaltarás a tu tiempo, cumplirás tu propósito en nosotros y nos usarás conforme a tu voluntad. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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