miércoles, 25 de junio de 2025

Coherencia de Amor

 


Coherencia de Amor

Entonces habló Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo: En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos. Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen.” Mateo 23:1-3

“El que es el mayor de vosotros, sea vuestro siervo. Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.” Mateo 23:11-12

En el capítulo 23 del evangelio de Mateo vemos una dura reprimenda que Jesús hace a los líderes religiosos de su época; si bien Jesús les dice a sus oyentes y a sus discípulos que lo que ellos les enseñan deben guardarlo, es decir aprenderlo, y también deben hacerlo, es decir obedecerlo, tengan cuidado en seguir el ejemplo que estos líderes daban, pues decían pero no hacían.

Hoy en día tenemos el mismo problema que se tenía con las personas de liderazgo e influencia del pueblo Judío; pues en diferentes ámbitos como en el liderazgo político, en el liderazgo laboral, en el liderazgo espiritual y aun en el liderazgo familiar, una gran mayoría predica pero no aplica.

El gran problema lo podemos identificar en lo que les ocurrió a aquellos escribas y fariseos que el Señor llamó hipócritas, pues el orgullo que ellos tenían les impidió llevar a cabo la función por la cual habían sido colocados en aquellos puestos de liderazgo, que era precisamente enseñar al pueblo a acercarse a Dios, así que su orgullo fue el gran problema, pues les impedía ver la corrupción que tenían por dentro.

Hermanos, pidamos a Dios que nos muestre si tenemos orgullo, pues este es el principal obstáculo para poder ser coherentes en nuestras vidas cristianas, pues el orgullo enceguece, nos hace vivir en legalismo, engañándonos y llevándonos a pensar que nuestras obras son más importantes que nuestra relación con Dios, y nos lleva a vivir vidas en derrota, pues podemos llegar a convertirnos como eran esos fariseos o escribas que por cumplir mandamientos externos se habían olvidado de la esencia de la ley: el amor. Así que también pidamos humildad, para reconocer que es la obra de Cristo en nosotros la que permitirá que seamos ejemplo de vida, y al igual que Jesús, poder ser siervos que practicamos lo que predicamos.  Oración.

«Padre Dios perdóname por el orgullo que aún tengo en mi vida, que tu amor transforme ese orgullo en humildad, quiero seguir el ejemplo de Jesús y servir en amor, teniendo una vida coherente, llevando mi creencia a una vivencia de amor. Amen.