jueves, 23 de junio de 2022

Hipocresía religiosa

 


Hipocresía religiosa

“Entonces habló Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo: En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos. Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen” Mateo 23:1-3

¿Por qué Jesús enseñaba que ni sus discípulos ni la gente en general debían imitar el comportamiento de los escribas y fariseos?, porque al examinarlos no encontraba congruencia entre lo que enseñaban y lo que hacían, pues por fuera los fariseos aparentaban tener justicia e integridad, pero por dentro solo estaban llenos de robo, hipocresía e iniquidad.

¿Qué es lo que origina que, tanto en los fariseos como en cualquier otra persona, se comience a vivir bajo la hipocresía religiosa, esa que no nos conduce a andar en integridad?, el orgullo, más conocido como soberbia, altivez o arrogancia; pues este es el que nos impulsa a que cuando escuchamos la palabra de Dios no la queramos practicar, ya que quita de nosotros la humildad, aquella que es la que nos conducirá a admitir ante Dios que estamos actuando mal, que le necesitamos para corregir nuestra manera de pensar, hablar y actuar, a fin de andar en integridad.

Hermanos, reflexionemos ¿estamos viviendo bajo la hipocresía religiosa? ¿Diría el Señor de nosotros “escuchen lo que enseñan, mas no hagan conforme ellos, pues no tienen congruencia a la hora de actuar”? Debemos recordar que nosotros no somos como los fariseos, considerados como sepulcros blanqueados, pues por la fe en Cristo y en su palabra hemos sido limpiados y lo que ahora nos corresponde hacer es permanecer en Él (Juan 15:3-4), para que la obra de Jesús sea la que se refleje en nuestro exterior y entonces ser conocidos como personas con autoridad e integridad, al igual que nuestro Señor, pero ¿cómo se hace esto?, encuentra la respuesta en el siguiente devocional.   Oración.

«Padre, quiero que en mí haya congruencia en todo tiempo, pues no quiero ser como aquellos fariseos que por fuera lucían hermosos, pero en su interior eran como sepulcros; quiero aprender de tu Hijo, quien en todo momento practicaba lo que enseñaba. Te lo pido en el nombre de Jesús, amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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