lunes, 22 de enero de 2024

Nos tiene en sus manos

 


Nos tiene en sus manos

“Palabra de Jehová que vino a Jeremías, diciendo: Levántate y vete a casa del alfarero, y allí te haré oír mis palabras. Y descendí a casa del alfarero, y he aquí que él trabajaba sobre la rueda. Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; y volvió y la hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla. Entonces vino a mí palabra de Jehová, diciendo: ¿No podré yo hacer de vosotros como este alfarero, oh casa de Israel? dice Jehová. He aquí que como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel.” Jeremías 18:1-7

El profeta Jeremías fue enviado a casa del alfarero con la misión de observar cómo trabajaba con el barro, probablemente esperando encontrar las vasijas perfectas que usualmente estaba acostumbrado a ver en las tiendas de aquel entonces, sin embargo se encontró con una realidad diferente: cuando el puñado de barro que había resuelto formar el alfarero resultaba demasiado duro, o era demasiado pequeño o tenía alguna piedra y se echaba a perder en su mano, volvía a tomar otro puñado y a hacer otra vasija, según le parecía mejor hacerla. Entonces vino palabra de Dios diciendo: ¿No podré yo hacer de vosotros como este alfarero, oh casa de Israel?. La respuesta es: claro que sí, Todos nosotros como creyentes somos como el barro en las manos del alfarero, lo cual es una maravillosa y esperanzadora noticia en varios sentidos:

1. Dios tiene completo control y autoridad sobre nuestras vidas.

2. Dios es nuestro perfecto creador, por lo tanto, nos conoce y sabe lo que nos conviene o necesitamos.

3. Nadie en las manos de Dios se echa a perder, de ser necesario Dios hará todas las cosas nuevas.

4. Dios es un Dios de nuevas oportunidades.

5. Dios nos ama y tiene un buen plan para nuestra vida.

El proceso de ser una buena y hermosa vasija de barro puede ser largo y a veces hasta doloroso, sin embargo, las promesas de Dios y su provisión para nuestras vidas en momentos de dificultad son permanentes y están disponibles en el momento que lo necesitemos. “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis. Entonces me invocaréis, y vendréis y orareis a mí, y yo os oiré” (Jeremías 29:11-12)   Oración.

«Padre celestial soy como barro en tus manos, fórmame o transfórmame en la persona que tú quieres que yo sea. En ti confío. Amén