sábado, 11 de enero de 2025

Comienza a moverte por fe

 


Comienza a moverte por fe

“Entonces Josué respondió a la casa de José, a Efraín y a Manasés, diciendo: Tú eres gran pueblo, y tienes grande poder; no tendrás una sola parte, sino que aquel monte será tuyo; pues, aunque es bosque, tú lo desmontarás y lo poseerás hasta sus límites más lejanos; porque tú arrojarás al cananeo, aunque tenga carros herrados, y aunque sea fuerte. Josué 17:17-18

“Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia”. 2 Pedro 1:3-4

Por el liderazgo de Josué Israel había conquistado la tierra de Canaán desde el norte hasta el sur. Josué les dijo a las tribus de Manasés y Efraín, que, ya que eran tan numerosos y fuertes, se les daría más tierra y que los bosques de la zona montañosa eran de ellos, y les mandó a expulsar a los cananeos de los valles, aunque estos eran fuertes y tenían carros de guerra y que tomaran posesión hasta los extremos más lejanos. Sin embargo, algunas tribus no obedecieron las palabras de Josué y fueron negligentes en ir a poseer la tierra que Dios les había prometido y tampoco expulsaron a los cananeos de allí, esto fue el comienzo de muchos problemas para el futuro de Israel.

La realidad era que tenían miedo y no querían trabajar. Había mucho territorio disponible, pero necesitaban esforzarse y tomar posesión de él. Esto es lo mismo que nos sucede a nosotros: ¿Cuántas veces Dios nos ha dado tremendas promesas, pero retrasamos su cumplimiento porque no hacemos la parte que nos toca? tenemos tantas promesas disponibles de parte de Dios, pero no hacemos nada para disfrutarlas, no actuamos en fe, nos quedamos quietos. El Señor debe recordarnos en primer lugar que somos el pueblo de Dios y que Él va delante de nosotros para que venzamos cualquier dificultad. Ya el Señor nos ha asegurado la tierra prometida, la eternidad por medio de su sangre. Y nos motiva a actuar con valor y determinación. No importa cuán fuerte sea el enemigo, el pueblo de Dios es más fuerte. Como dice Romanos 8:37 “Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó”.

¿Qué nos está deteniendo para no avanzar? la pereza o el conformismo, o la intimidación del enemigo, que nos hace sentir que no somos capaces. Estamos olvidando lo que el Señor ya nos ha dicho: “Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo”. Si Dios nos ha hablado, comencemos a movernos por fe.

Recordemos lo que somos en Cristo y aunque sea difícil nuestro caminar en fe en esta tierra, Dios nos dará sabiduría y las fuerzas para hacerlo, porque su promesa más grande ya está cumplida en nosotros, la presencia viva y poderosa del Espíritu Santo, que es nuestro ayudador.   Oración.

«Señor, quiero levantarme y conquistar lo que me has prometido, por eso ayúdame a poner mis ojos en ti Jesús, autor y consumador de mi fe. Gracias por entender que ya soy heredero de todas las promesas al hacerme tu hijo, y que tengo acceso a toda bendición espiritual en los lugares celestiales, gracias porque me has dado vida eterna, en el nombre de Jesús, amén.