Catarsis espiritual. Parte 2
“Purifícame con hisopo, y seré limpio; Lávame, y seré más
blanco que la nieve” “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un
espíritu recto dentro de mí.” “Vuélveme el gozo de tu salvación, Y espíritu
noble me sustente.”, Salmos 51:7, 10 y 12
La catarsis espiritual experimentada por el rey David es
guiada por el Espíritu de Dios, que no se quedó solo en mostrarle su pecado
sino que lo lleva a la cruz, pues cuando el rey David dice “Purifícame con
hisopo, y seré limpio; Lávame, y seré más blanco que la nieve” (Salmos 51:7)
está haciendo una referencia directa al hisopo que se untaba en los dinteles de
las casas del pueblo de Israel con la sangre del cordero para que el ángel de
la muerte no pasara por ellas; un simbolismo y alusión directa a la sangre del
Cordero de Dios que sería rociada sobre nosotros para perdón de pecados (1
Pedro 1:2).
Esta catarsis espiritual debe culminar con el éxtasis
espiritual que produce la cruz, debemos morir al pecado para resucitar
juntamente con Cristo. Una verdadera transformación espiritual que continúa en
el corazón, llevándonos a una vida de obediencia guiada por el poder
transformador del Espíritu de Dios. Es decir, la catarsis espiritual bíblica,
no se trata de una emoción pasajera que sólo permanece mientras dura un hecho
que nos conmovió, sino que es un cambio interior profundo que dura toda nuestra
vida y va transformando cada área de nuestro ser.
Por esta razón David, guiado por el Espíritu, pide en oración
mantenerse constante y pide vivir coherentemente, para no dar mal testimonio
del Señor y además clamar por ser sostenido por el amor de Dios cuando dice:
“Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de
mí.” (Salmo 51:10), anhela una limpieza y renovación, pero sobre todo, que el
Señor lo lleve a la obediencia, sostenido y renovado en el Espíritu Santo. Para
lograr mantenerse en la posición que Dios le dio finalmente David pide
“Vuélveme el gozo de tu salvación, Y espíritu noble me sustente.” (Salmo
51:12). Todos estamos llamados a esta catarsis espiritual, a un cambio y
renovación que transforme el rumbo de nuestra vida, pero no un evento pasajero
por las consecuencias del pecado sino una obediencia perfecta como la que solo
Cristo nos puede dar por medio de la fe en él.
Oración.
«Sin ti Jesús no podría cambiar mi vida, solo en ti puedo
nacer de nuevo y obedecer al Padre como tú lo hiciste, pues lo que es imposible
para el hombre es posible para Dios, que tu Espíritu, habitando en mi corazón,
me guíe y todos los que me conocen vean a alguien diferente porque he sido
transformado de dentro hacia afuera para reflejar tu amor. Amén.