sábado, 23 de julio de 2022

Guardemos la Palabra de Dios en nuestro corazón

 


Guardemos la Palabra de Dios en nuestro corazón

«Hijo mío, está atento a mis palabras; inclina tu oído a mis razones. No se aparten de tus ojos; Guárdalas en medio de tu corazón; porque son vida a los que las hallan, y medicina a todo su cuerpo. Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida», Proverbios 4:20-23.

El Señor nos pide guardar el corazón. El secreto está en dos palabras: oír y hacer. El corazón es el intermedio entre el alma y el espíritu, debe estar limpio y debe ser el primero en ser sanado para que produzca buenos frutos y por encima de cualquier cosa debe ser guardado y cuidado. Porque el corazón es el depósito de toda sabiduría y la fuente de todo lo que afecta la vida y el carácter del ser humano, por eso el Señor nos dice: “El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo…”, (Lucas 6: 45a).

Lo que sale de Dios, trae vida al hombre y medicina a su cuerpo. Esta vida pasa a través del corazón, por eso en este pasaje, la exhortación divina va enfocada al corazón que debe estar atento a las palabras de Dios, mostrando genuino interés en ellas, que las palabras no se aparten de los oídos, es decir, que deseemos escuchar sus razones y que las palabras no se aparten de los ojos, pues esto significa firmeza en nuestra decisión. Además dice que hay que guardarlas en medio del corazón, o sea hacerlas parte de uno mismo. El corazón no está diseñado para ser el que dicta las órdenes, sino, el que las acata voluntariamente. Cuando el Señor dice que nos ha dado un corazón nuevo, no es porque Dios nos dé una nueva voluntad, sino porque por primera vez va a funcionar conforme al diseño para el que fue formado.   Oración.

«Señor, toma todo el control de nuestra vida y cambia nuestro corazón, que lo podamos someter a tu voluntad. Sabemos que un corazón nuevo no es algo ya completamente hecho, sino que cada día hay que renovarlo, hasta que sea conforme a ti; apártanos del pecado que lo puede dañar y enséñanos a vivir por obediencia y fe. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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