martes, 12 de diciembre de 2023

La verdadera fe produce esperanza

 


La verdadera fe produce esperanza

“Y él se apartó de ellos a distancia como de un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró, diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.” Lucas 22:41-42

“Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.” Hebreos 12:2

Como vimos en el devocional de ayer, la fe verdadera le sirve al creyente como un ancla para permanecer firme en sus convicciones y no ceder ante las tentaciones o las dificultades que en el mundo se pueden encontrar; pero la verdadera fe también nos ayuda a tener esperanza, pues al llevarnos a Jesús, nos conduce directamente a Dios, la persona más confiable.

Esto lo tuvo muy claro Jesucristo en su caminar por este mundo, pues en la prueba más difícil que le tocó soportar, ir a la cruz, su confianza en Dios fue la que le permitió permanecer firme. En su humanidad le oró al Padre que si era posible pasara esa copa, pero también le dijo que se hiciera la voluntad de Dios y no la suya.

Es maravilloso darnos cuenta que cuando nos acercamos a Dios depositando nuestra fe en Él, Él mismo nos ayuda y fortalece, así su respuesta no sea la que nosotros esperamos. Su propio Hijo Jesucristo, tuvo que soportar beber esa copa que él pedía no se le diera, pero su Padre no se quedó cruzado de brazos, en medio de esa situación angustiante, le envió un ángel para fortalecerlo (Lucas 22:43).

Jesús tenía una esperanza muy grande pues confiaba en su Padre, por eso dice Hebreos 12:2b: “el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.” Ese gozo era producido por la esperanza de que gracias a la fe en Él la humanidad podría obtener salvación.

Si depositamos nuestra fe en Dios, podemos estar seguros que al igual que el Padre hizo con Jesús hará con nosotros, es decir, nos fortalecerá y nos dará esperanza, pues la escritura dice: “porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén.” 2 Corintios 1: 20a.  Oración.

«Padre Fiel, gracias porque en ti puedo confiar, pues en ti no hay ni siquiera sombra de variación, siempre eres el mismo y lo que dices lo cumples, gracias por tus promesas que traen a mi vida esperanza, que tu Santo Espíritu me recuerde siempre tu verdad, Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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