sábado, 18 de enero de 2025

soporta pacientemente”

 


soporta pacientemente”

“Escribe al ángel de la iglesia en Filadelfia: Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre: Yo conozco tus obras; he aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar; porque, aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre. He aquí, yo entrego de la sinagoga de Satanás a los que se dicen ser judíos y no lo son, sino que mienten; he aquí, yo haré que vengan y se postren a tus pies, y reconozcan que yo te he amado. Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra”. Apocalipsis 3:7-10

Jesús es Santo y Verdadero, es un Dios digno de entera confianza. Él tiene la llave para abrir la puerta que nadie puede cerrar; y cerrar la puerta que nadie puede abrir. Esta llave es sin duda un símbolo de autoridad. Nadie puede interferir en lo que decide o hace. Cristo ha abierto el camino a la salvación y nadie podrá cerrarlo. Pero también es quien, cuando las personas rechazan su Palabra, cierra la puerta de la salvación y nadie podrá abrirla. En las palabras a su iglesia de Filadelfia, el Señor usa esta llave para cerrar la puerta de la persecución contra ellos y les abre nuevas oportunidades.

Como recompensa por el fiel servicio que la iglesia había llevado a cabo a pesar de sus pocas fuerzas y recursos, sería bendecida con la posibilidad de un servicio mayor. Por supuesto, el diablo intentaría cerrar esa puerta, pero como ya hemos visto, la llave la tiene el mismo Señor Jesucristo, y nada ni nadie podría oponerse a lo que Él hace.

En este punto hemos de notar que la forma de progresar en la vida espiritual es siendo fieles en las pequeñas cosas que el Señor pone en nuestras manos. «Porque, aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre»

Parece que la iglesia de Filadelfia era pequeña, y sus miembros eran gente sencilla. Reconocer la falta de recursos propios y confiar en el Señor y en su poder, es el requisito fundamental para que Él abra la puerta de nuevas oportunidades. Era una iglesia que guardaba su Palabra, eran obedientes. Habían permanecido fieles al mensaje del evangelio, sin alterar su contenido ni abrazar enseñanzas heréticas. Esta iglesia se presenta como un ejemplo de pureza en este sentido, y no habían negado el nombre de Jesús.

Es cierto que la iglesia de Filadelfia tenía poca fuerza, carecía de grandes dones y grandes recursos económicos, pero osaron permanecer firmes en el nombre del Señor, y Él los protegió y les dio nuevas oportunidades para seguir adelante. Los judíos se convertirían al cristianismo y la iglesia crecería con algunos de sus más declarados y encarnizados adversarios: «He aquí, yo haré que vengan y se postren a tus pies, y reconozcan que yo te he amado». Eran los gentiles quienes tenían que enseñar a los judíos el camino para acercarse a Dios. Los judíos consideraban que sólo ellos eran el pueblo de Dios y, por lo tanto, los únicos a quienes amaba. Pero ahora Cristo reivindica a los creyentes como pueblo suyo amado.

En el caso de esta iglesia, el guardar «la palabra de mi paciencia», ellos habían obedecido al mandato del Señor a ser pacientes y habían seguido el ejemplo de Cristo, quien fue paciente con los hombres pecadores durante todo su ministerio terrenal y aún lo es hoy día, cuando sigue esperando que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies. La iglesia de Filadelfia había perseverado fielmente a través de sus dificultades, por tanto, el Señor también los guardaría en medio de la prueba.

Cristo hoy nos exhorta a mantener firme lo que tenemos frente a las tentaciones y atracciones del mundo. En realidad, lo que Dios nos ha dado ahora, si lo conservamos con fidelidad, es lo que constituye nuestra corona en el futuro.   Oración.

«Señor Jesucristo, dame la firmeza necesaria para permanecer fiel, para guardar tu Palabra y para no negar tu Nombre, no permitas que las pruebas y tentaciones de este mundo me aparten de tu Presencia, por el contrario, quiero estar en ti y saber que cuento con tu respaldo. Dame las fuerzas para continuar con paciencia en medio de los problemas de la vida, en el nombre de Jesús, amén.