El fruto es de la vid
“Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede
llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si
no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en
mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis
hacer.” Juan 15:4-5
“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia,
benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.”
Gálatas 5:22-23
Nos preocupamos, intentamos y esforzamos mucho los cristianos
por cambiar nuestra manera de pensar, sentir y hacer, pues conocemos que muchos
de nuestros pensamientos, sentimientos y obras no son conforme a la voluntad de
Dios. Sin embargo, pasan las semanas, los meses e incluso los años y vemos que
en algunos aspectos seguimos siendo los mismos que éramos antes de conocer de
Cristo o quizás observamos que nuestro caminar está lleno de altibajos, por
algún tiempo parecemos cambiar, pero luego volvemos a nuestras antiguas
andanzas.
Es sin duda éste, un panorama frustrante, desalentador y
agotador, pero ¿por qué pasa esto? Tal vez es porque hasta ahora no hemos
tenido un verdadero conocimiento y entendimiento de las buenas noticias del
Señor y nos hemos pasado la vida intentando hacerlo a nuestra manera. Este mal
entendimiento de la Palabra de Dios básicamente está en que creemos que debemos
en nuestros propios esfuerzos parecernos a Cristo y llegar a ser como Él.
Hermanos, la reveladora verdad es que Cristo está en nosotros
y nosotros en Él, así como en una planta de uvas, que vemos que ella tiene
pámpanos y los pámpanos están en ella; ahora bien, los pámpanos que llevan
fruto no son aquellos que son cortados o que por alguna razón ya no están en la
vid, sino que, son aquellos que permanecen en la vid, preguntémonos ¿el fruto,
la uva, la produjo el pámpano?, o ¿es el pámpano simplemente el medio a través
del cual la vid produce su fruto?
¡Así es, queridos hermanos!, somos también nosotros
simplemente medios a través de los cuales el Señor se manifiesta evidenciando
Su fruto, por cuanto dice Gálatas 5:22 “El fruto del Espíritu es…”, de modo
que, no es nuestro fruto, es el fruto del Espíritu de Cristo y, es solo en
aquellos que permanecen con su confianza puesta en la Palabra de Cristo y por
ende en la obra que Él puede hacer a través de ellos, renunciando a cualquier
tipo de confianza en sí mismos y sus esfuerzos, en los que el fruto de Cristo
es producido. Oración.
«Padre, gracias por haberme puesto en Jesucristo, tu Palabra
dice que por la fe nos has injertado en el buen olivo, y ahora Cristo está en
mí y yo en Cristo; te alabo y te bendigo porque has dispuesto todo para que a
través de mí el abundante fruto del Espíritu de tu Hijo sea llevado y tú seas
glorificado, amén.