Testigos del Amor
«Pero levántate, y ponte sobre tus pies; porque para esto he
aparecido a ti, para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto,
y de aquellas en que me apareceré a ti» Hechos 26:16
Un testigo es una persona que presencia o adquiere directo y
verdadero conocimiento de algo, el apóstol Pablo se llegó a convertir en un
testigo fiel de Jesucristo, pues tuvo un encuentro personal con Cristo
resucitado, y fue enseñado por Él, de tal manera que la revelación dada por el
Señor quedó registrada en las cartas que Pablo escribió a las iglesias del
primer siglo.
Cuando leemos las cartas de Pablo, podemos darnos cuenta de
la enorme huella que dejó en su vida el Amor de Cristo, tan grande fue su
impacto que inspirado por el Espíritu Santo escribe en Efesios 3:17b-19 “A fin
de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender
con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la
altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para
que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.”
Ese amor que pudo conquistar un corazón como el de Saulo de
Tarso es el que hoy sigue llamando a hombres y mujeres para que también puedan
convertirse en sus testigos, testigos de ese amor que es capaz de transformar
aun al más empedernido pecador.
¿Qué hacer entonces para ser testigos del Amor de Cristo? La
respuesta está en el mismo llamado que le hizo Jesucristo a Pablo, “Pero
levántate, y ponte sobre tus pies”, lo cual significa obediencia, pero esta
obediencia no debe ser el resultado de un esfuerzo individual, más bien debe
ser el resultado de una comunión con Dios que nos impulsa y capacita a
obedecer, y que nos lleva a reconocer que el que nos convierte en testigos es
Jesucristo pues Él es quien declara “porque para esto he aparecido a ti, para
ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto, y de aquellas en que
me apareceré a ti” Oración.
«Señor Jesucristo, que al igual como el apóstol Pablo fue
impactado por tu amor, a tal punto de cambiar por completo el rumbo de su vida,
también tu amor me impacte tan profundamente, que me lleve a rendirme a ti,
para convertirme en tu testigo; y que tal como Tú se lo declaraste aquel día de
ese encuentro maravilloso en Damasco, también a mí me declares que quieres que
yo sea tu testigo, testigo de tu Eterno Amor Amén.