sábado, 8 de enero de 2022

La obediencia trae recompensa

 

La obediencia trae recompensa


“Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.” Josué 1:8

Los mandamientos, estatutos y principios de Dios, que encontramos en su santa palabra, han sido ordenados y preservados por Él hasta nuestros días, con el propósito de que los conozcamos y los pongamos por obra, para que así seamos prosperados y en todo nos vaya bien, conforme nos dice la porción bíblica de hoy.

En la Biblia encontramos diversos pasajes que nos hacen esta exhortación:

En Santiago 1:25, Dios nos dice que no seamos oidores olvidadizos de su palabra, sino que seamos hacedores de ella, para que así seamos bienaventurados en todo lo que hagamos.

Nuestro Señor Jesús, en Mateo 7:24-27, nos advierte que aquel que oye sus palabras y las hace, viene a ser como un hombre que edifica su casa sobre la roca, la cual cuando vengan lluvias, ríos y vientos no será destruida.

En el Antiguo Testamento podemos encontrar, en el libro de Deuteronomio capítulo 28, que el Señor exhortaba al pueblo de Israel diciéndole que si oían atentamente su voz, para guardar y poner por obra todo lo que Él les mandaba, entonces los exaltaría trayendo sobre ellos bendiciones en todo lugar, momento y ámbito (Deuteronomio 28:1-14).

El primer Salmo, nos habla acerca de lo bienaventurada y prosperada que será la persona que encuentra su deleite en la palabra de Dios y medita en ella de día y de noche (Salmos 1:1-3).

Ahora bien, no debe haber sombra de duda acerca de la veracidad de la Biblia y de la fidelidad de Dios a ella, pues como nos dice la primera carta del apóstol Pedro en el Capítulo 1 versículos 19-21, tenemos la palabra profética más segura a la cual hacemos bien en estar atentos y que fue escrita por hombres de Dios inspirados por el Espíritu Santo; y como dijo nuestro Señor Jesús en Mateo 24:35 “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.” Así que, la decisión más sabia, segura y que traerá bendición y prosperidad en este nuevo año, es escuchar y obedecer prontamente la palabra de Dios.    Oración.

«Querido Dios, que mi corazón de piedra, terco y orgulloso, sea reemplazado por uno de carne, humilde y obediente, que escuche atentamente tu palabra y la ponga por obra. Te doy gracias por ese precioso regalo que es la Biblia, te pido que sea tu Santo Espíritu revelándola a mi vida y ayudándome a honrarte con una conducta que refleje tu carácter y tu amor, el cual ha sido derramado en mi corazón, en el nombre de Jesús, amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.